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Althuser, Rojo Violento


Enviado por   •  11 de Octubre de 2012  •  2.397 Palabras (10 Páginas)  •  443 Visitas

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ALTHUSER

ROJO VIOLENTO

Vivió la defensa apasionada de una causa perdida, el marxismo leninismo radical

Sus tensiones personales y políticas le llevaron a la locura y al crimen

Louis Althusser nace el 16 de octubre de 1918 en Birmandreis (Argelia), y muere en Paris en 1990. Pertenece a una familia alsaciana emigrada a Argelia. Hace sus estudios primarios en Argel y el bachillerato en Marsella. En 1936 se instala en Lyon como alumno del Lycée du Parc, para preparar su ingreso en la École Normale Supérieure de París. Lo consigue en 1939, despues de renunciar a convertirse en monje trapense. Porque durante su primera juventud, Althuser ha sido un miembro idealista de la Acción Católica que nunca logrará resolver la contradicción entre el materialismo dialéctico y el cristianismo romántico. No pudo ser un ateo consecuente como los verdaderos comunistas.

La Segunda Guerra Mundial interrumpe sus estudios. Le movilizan. Los alemanes le capturan en Vannes y le acusan de ser miembro de la Resistencia francesa: pasa cinco años en el campo de prisioneros de Schleswig, hasta su liberación en mayo de 1945. Durante su cautiverio entra en contacto con militantes comunistas, a los que admira por el coraje de sus convicciones; y muestra los primeros síntomas del desequilibrio mental que sufrirá hasta la muerte. Esos cinco años le marcan de por vida. Siempre fue un chico de largas melancolías pero el infierno de Schleswig devasta su alma sensible. Allí cristalizan sus monstruos interiores.

En 1947 sufre su primera crisis, una psicosis maniaco-depresiva.
No sólo tiene una personalidad compleja, tambien una desgarrada posición vital. Durante el resto de su vida será internado en psiquiátricos mas de veinte veces. Freudiano convencido, el profesor Diatkine le psicoanaliza, pero nadie puede eliminar sus hondas depresiones y sus neuras feroces. En 1948 se diploma en la École Normale, convirtiéndose en profesor agregado de Filosofía. Dedica su tesis al Idealismo alemán del siglo XIX, conducido por Maurice de Gandillac. Será siempre un profesor muy apreciado, y durante los tiempos negros sus alumnos recordarán el empeño que puso en su formación y su disponibilidad total. Algunos llegan a ser intelectuales notables: Jacques Derrida, Michel Foucault, Etienne Balibar, Alain Badiou, Marta Harnecker, Jacques Rancière, Pierre Macherey, Saul Karsz, Bruno Sandstede…

Por esa época se casa con una fervorosa militante comunista que le lleva al huerto en todos los aspectos: Hélène Rythman, ocho años mayor que él. Ella le descubre el sexo y le convence para que ingrese en el partido comunista francés. Pero en el PCF no encuentra la paz. A finales de los 70 se ha enfrentado tanto con sus directivos que acaba por dejar la acción política. Se concentra en sus escritos y en su docencia. En 1976 es nombrado secretario de la Ècole Normale, a la que será siempre fiel.

La juventud de Althuser ha sido dura, pero qué vejez le espera. Una vejez espeluznante. En noviembre de 1980, tras un largo período lejos del primer plano político y social, su nombre estalla en los periódicos: Louis Althuser, el eminente pensador, ha dado muerte a su esposa Helene, con la que llevaba conviviendo mas de treinta años. Al parecer ha sido durante un brote sicótico, en el dormitorio conyugal de su casa de funcionario de La Ècole. Espantan los detalles de los forenses: el filósofo, protegiendo sus manos con una sábana, ha fracturado los huesos tiroideos y la laringe de esa mujer de setenta años. Un caso claro de estrangulamiento. Las sales de litio con que el profesor Diatkine le trata desde hace años no han podido detenerle.

Tres expertos afirman que el filósofo ha actuado en pleno delirio, y el juez hace que lo internen en el Hospital Sainte Anne de París. Si Althusser no fuera quien es, la prensa no habría armado tanto ruido, pero su nombre es un imán. Francia contempla atónita a uno de los creadores del posmarxismo convertido en homicida enajenado. El clamor social estalla, porque la derecha acusa a la izquierda de manipular la situación para que el mas rojo de todos los filósofos no sea juzgado como asesino. Pero aquí no hay política que valga, los desequilibrios mentales de Althuser estan muy claros y en el juicio es declarado irresponsable. Se le recluye una vez mas. Pasará sus últimos años en un clamoroso silencio intelectual, visitado por pocos amigos como Focault y Derrida.

Nueve años despues de la muerte de Helene, el 9 de noviembre de 1989, el sueño socialista se derrumba con el Muro de Berlín. Meses mas tarde, la URSS se desploma sin guerra nuclear, pena ni gloria. ¡Un estado tan poderoso y temido, el vencedor del nazismo, se ha deshecho como una pompa de jabón!. Un simple decreto y dieciocho millones de comunistas cierran las sedes del partido y se van a casa, renegando del pasado.

Althuser no simpatiza con los soviéticos, pero este derrumbe, que él había previsto, es la gota que rebosa su cáliz, su segunda e inmensa decepción política: la primera fue la muerte de Mao y el herético rumbo emprendido por China. Después de pasar años en psiquiátricos, ahora vive derrotado en su apartamento de la calle Leuwen. La vida ya no es nada para él. Le rodean libros y papeles inútiles, testigos de muchos años de inactividad mental. Todo esta lleno de polvo. El filósofo se muestra callado, ausente. Sabe que esta sólo, pero en sus momentos de desvarío cree escuchar a Helene, alla adentro, haciendo la cama, limpiando, ordenando. Luego vuelve a la realidad y acepta que ella no volverá. No tiene televisión, siempre la odió. Pasa horas escuchando música clásica, que tiene la virtud de inspirarle ideas que no desarrollará. ¿Para qué?. Le falta el amor tan necesario en la vejez. Y el sistema social en el que creía se ha venido abajo, partiéndole el corazón.

A la muerte de Althuser, Olivier Corpet encontrará en la "habitación de Hélène", un documento que produce escalofríos: L' avenir dure longtemps (El porvenir dura mucho). No es una autobiografía, pero casi. En él, Althusser alude a la muerte de Helene aunque no expresa arrepentimiento sino reivindicación: prefiere ser declarado culpable del crimen, no quiere estar loco. Filósofo hasta el final, cree que la irresponsabilidad es lo peor que puede pasarle a un hombre, porque le priva de la condición de sujeto y le aliena sin posibilidad de redención. Pero sus razonamientos no llegan a nadie. Muere en París, el 22 de octubre de 1990, víctima de una embolia cerebral. Para todos menos para sí mismo, es un irresponsable.

LOUIS Y HELENE

En 2011, el editor Olivier Corpet publicó las cartas que Louis Althuser escribió a su mujer de 1947 a 1980: Lettres à Hélène, Cartas a Helene. El volumen, de más de 700 páginas, incluye todo lo que él le dice a ella. Lo que ella le dice a él, queda de momento inédito por problemas de derechos de autor. Esas cartas cuentan a Helene el peregrinaje de Althusser por las clínicas mentales, sus electrochoques, sus curas de sueño, sus lecturas, su trabajo, sus viajes y sus vacaciones. Le habla también de sus amantes ("Con Franca, la cosa marcha; Pimpa y yo nos adoramos; con Nonna, bah..."), aunque siempre tiene una frase tierna para esta mujer que le ha seguido durante 35 años, "mi pequeña camarada".

Las cartas muestran también su compleja relación: “Te amo tal como eres, a pesar de nuestras disputas y nuestras heridas, a pesar de esos combates en que nos desfiguramos en todos los sentidos”; "Tengo la convicción de que las cosas se van a arreglar entre nosotros, de que voy a ser capaz de no provocarte más…”

¿Cómo era Helene Rytmann? Una socióloga, militante del PCF y la CGT, con un carácter fuerte y absorbente. Althuser la conoció a los 30 años, en una estación del metro de París, cuando aún no había besado a ninguna chica. Ella era de familia judía, la única de su sangre en sobrevivir al holocausto. Aquel joven alto, de ojos azules amables, pelo rubio y fino y una cabeza enorme, la cautivó.

En ese momento, Helene era una firme comunista; Louis un católico atormentado. Ambos mantendrán una relación simbiótica: él dócil y ella dominante. ¿Por qué se rompió el equilibrio? Quien sabe. Althuser mata a la mujer que para él es esposa, compañera, amiga, enfermera, secretaria y hasta madre. Y al hacerlo, se transforma en víctima de sí mismo.

¿Cual era su estado de ánimo en la madrugada del crimen? Negro total. Althusser tenía desde hace tiempo una sensación, que comparte con Helene: la humanidad avanza hacia una locura destructiva. Ambos estan enfermos de misticismo y de miedo. El filósofo alucinado ha renunciado a su cátedra, ya no da clases. Escribe: “La realidad es terrorífica, no puedo leer ni trabajar”. Deprimido y misógino, el monstruo que lleva dentro empieza a dominar sus pensamientos. Cree que la solidaridad esta perdiendo la batalla en el mundo entero y pretende implicar en su salvación a sus dos principales paladines, el comunismo y el cristianismo. Por eso quiere entrevistarse con el Papa y comunicarle sus presentimientos. Pero la entrevista no se celebra porque, tres semanas antes, Althuser habrá matado a Helene.

¿Qué le ha ocurrido al filósofo entregado, al profesor generoso? Algunos creen que el monstruo estaba en su interior desde la infancia. Circula una historia: su madre Laurentine estuvo muy enamorada de Louis Althusser, que murió. Y tuvo que casarse con un hermano del difunto, que sería el padre del filósofo. Cuando tuvieron un hijo, ella le llamó Louis y con el nombre le dió una especie de misión: ser su amor reencarnado. Althusser escribió: “Yo debía dedicarme en cuerpo y alma a ella…salvarla de su marido y su martirio, restableciendo la relación con el amado más allá de su muerte…”. La madre no le permitió relacionarse con otros niños, le secuestró para no perderle. Y él renunció a su identidad: “Al no tener existencia propia dudaba de mí, hasta el punto de creerme invisible, insensible, incapaz de mantener relaciones afectivas con nadie…No podía amar.” Cada vez que sus padres discutían, el padre se esfumaba, pero antes le decía al niño “¡Hazla feliz!”... ¿Es eso suficiente para engendrar un monstruo? …

UN FILOSOFO EN LLAMAS

Althusser fue el filósofo marxista/estructuralista más influyente de su tiempo, el gran resistente a la disciplina ideológica del PCF. Leninista radical, creía que el marxismo francés había perdido las esencias. Cimentó su fama de heterodoxo en la obra “Montesquieu, la política y la historia”. Quince años más tarde, en 1965, vería la luz su libro más polémico, “Por Marx”, una recopilación de ensayos publicados entre 1960 y 1964 casi todos en la revista La Pensée.

En este libro, Althusser acusó al PCF de errores ideológicos y planteó un relanzamiento del marxismo desde una nueva lectura de las obras de madurez de Marx, rechazando las primeras. A quienes le argumentaban que el pensamiento de Marx es un todo compacto, les respondía que la fuerza del marxismo se pierde si se revuelve al Marx adulto con el juvenil; y que se produjo una ruptura epistemológica cuando un Marx ya maduro se concentró en la economía. Esa ruptura convirtió al marxismo en una ciencia. En la obra colectiva “Para leer El Capital" (Lire le Capital, 1965), escrita con Balibar, Rancière y Macheray, completó su teoría: el análisis estructural de “El Capital”, que ve en la producción capitalista un sistema totalizador de relaciones, demuestra que el verdadero marxismo es una autentica ciencia que abarca todas las facetas del devenir. Althuser siguió defendiendo esta teoría hasta en sus últimas obras importantes: “Lenin y la filosofía” (1969), “Respuesta a John Lewis” (1973) y “Elementos de autocrítica (1974). Y en todas ellas fue partidario del leninismo mas radical.

Nunca devolvió el carnet del PCF, siempre fue comunista, Pero atacó sin miramientos a la clase dirigente, sobre todo a su secretario general, Roger Garaudy. Le acusó de malinterpretar a Marx para establecer un diálogo con ciertos sectores intelectuales del catolicismo y protestantismo. Estas ideas le crearon enemigos en el PCF y admiradores en la Universidad: los jóvenes revolucionarios de la década de 1960 eran antirrevisionistas y renegaban de la coexistencia pacífica entre el capitalismo y el comunismo. Uno de sus discípulos mas aventajados era el camboyano Saloth Sar, llamado después Pol Pot, primer ministro de Camboya de 1976 a 1979, y responsable de la muerte de cientos de miles de personas durante la Revolución de los Jemeres Rojos.

A fines de los años setenta, la pérdida de tensión de la Guerra Fría rebajó mucho la influencia de Althusser. Pero él no cambió nunca de opinión. En su última obra, “Lo que no puede durar en el PCF” (1978), seguía denunciando la grave crisis de identidad tanto del PCF como del PCI (Partido Comunista de Italia), uno de los más influyentes de Europa.

En filosofía, Althuser mantenía esta tesis: la historia es un proceso sin sujeto ni fines cuyo motor son las fuerzas productivas y la lucha de clases determinada por ellas. La historia no tiene sentido. Todos somos sujetos, marionetas de la historia, pero a la historia no la mueve nadie: bailamos al son de algo sin sentido.

Una segunda tesis: la filosofía viene después de la ciencia, no antes, No es la madre de todas las ciencias, sino su hija. Lo cual significa que no es una ciencia, sino una reacción: la matemática de Tales produjo la filosofía de Platón; la física de Galileo, la filosofía de Descartes; la ciencia de la historia de Marx, la filosofía marxista. Y ésta defiende a las ciencias de forma correcta ya que permite el conocimiento científico de la producción filosófica e ideológica. Esa es "la inmensa revolución teórica de Marx".

PALABRA DE ALTHUSER

“La filosofía me interesaba: trataba de ser un buen filósofo.
La política me apasionaba: trataba de ser un buen militante.
Lo que me atraía de la filosofía era el conocimiento científico, la crítica racional y rigurosa contra las mistificaciones ideológicas.
Y lo que me atraía de la política eran el instinto, la inteligencia, el coraje y el heroísmo de la clase obrera en su lucha por el socialismo."

(Entrevista para el periódico comunista italiano "L´Unità")

“Si tuviera que resumir en pocas palabras la tesis esencial de mis ensayos filosóficos, diría: Marx fundó una ciencia nueva, la ciencia de la Historia. Y añadiría: este descubrimiento científico es un acontecimiento teórico y político sin precedentes en la historia humana. Y precisaría: este acontecimiento es irreversible”.

(De su libro “Por Marx”)

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