BALÚN CANÁN
tontalinda18 de Diciembre de 2012
855 Palabras (4 Páginas)520 Visitas
BALÚN CANÁN.doc
Autor: Rosario Castellanos, poetisa, novelista y diplomática; 1925-1974.
Otras obras: Oficio de tinieblas (novela); Ciudad real, Los convidados de agosto, Álbum de familia (cuentos); El eterno femenino (teatro); ensayos, y poemas.
Género y corriente: Novela indigenista.
Estructura: Está dividida en tres partes, con 24, 18 y 24 capítulos, respectivamente.
Sinopsis: En un lugar apartado de México, Nueve estrellas (en maya BalúnCanán, nombre antiguo de Comitán, Chiapas), una niña de siete años, hija de los Argüello, inaugura su mirada y sus palabras para contarnos las leyendas, las creencias y las realidades de los blancos y de los tzeltzales Con su lenguaje sencillo e imaginativo, nos describe directamente toda la herencia espiritual de un tiempo de crisis, donde dos fuerzas opuestas, los indígenas y los blancos, comparten un estado de ánimo único, aunque lleno de contradicciones hasta el momento en que deben enfrentarse.
La niña tiene una nana indígena que la inicia en el saber ancestral. También un hermanito, Mario, el último retoño de los Argüello, débil y delicado.
César, el padre de ambos niños, es un personaje enérgico y distante, pero en diversas ocasiones demostrativo y afectuoso. La madre, Zoraida, es impaciente, difícil, poco afecta a manifestar sus afectos y bastante propensa a la histeria y la superstición.
Un día, César recibe a los indios de Chactajal, propiedad de los Argüello, con quienes conversa de los asuntos de la finca.
Aquellos indios, dice la niña, "trajeron malas noticias, como las mariposas negras".
Es tiempo de lluvias en BalúnCanán y los augurios de otros males siguen llegando. César se entera, por su amigo Jaime Rovelo, de que el gobierno de Lázaro Cárdenas ha promulgado una ley según la cual "los dueños de fincas con más de cinco familias de indios a su servicio, tienen la obligación de proporcionarles medios de enseñanza, estableciendo una escuela y pagando de su peculio a un maestro rural". César, simplemente; improvisa a Ernesto, su sobrino bastardo, como maestro, atendiendo sólo a su conveniencia.
La declinación de los Argüello se anuncia cuando viajan a la finca familiar de Chactajal. Durante el trayecto, sufren incomodidades por el mal tiempo, algunos obstáculos en el camino suenan como avisos de tragedia, y la impertinencia de Ernesto al matar a un ciervo demuestra el poco respeto del blanco hacia las creencias ancestrales de los indígenas.
En la segunda parte de la novela, un narrador externo, ajeno a los personajes, describe a la sumisa población indígena, empujada al límite de sus fuerzas por la exigencia de sus amos, y la revancha que luego tornan, originada en ideas nuevas y extrañas para su espíritu, pero que finalmente inspiran la rebelión. Este narrador, en tercera persona, nos habla del eco del pasado mítico que con mayor o menor fuerza resuena siempre en toda la novela de Rosario Castellanos, del enfrentamiento de prejuicios, y de las consecuencias de la débil reforma política introducida en Chactajal. También nos cuenta la llegada de César Argüello y su familia a Chactajal para vigilar la molienda de la caña de azúcar y las yerras, actividad campesina que consiste en marcar con hierro al ganado.
Todo parece ir bien al principio de su arribo a aquel lugar de enormes contrastes, pero un día los indios dejan de trabajar porque el maestro improvisado no sabe enseñar y, ebrio, golpeó a uno de los niños.
Inmediatamente, César obliga a los indios a regresar al trabajo, pero poco después, el patrón, dominante y a la vez represor, cosechará lo que ha sembrado: violencia y odio. "El fuego anuncia su presencia con el alarido de la fiera salvaje [...] Las indias temblaban en el interior de los jacales. Arrodilladas imploraban perdón, clemencia. Porque alguien,
...