ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

BIOGRAFIA DE HUDSON TAYLOR Y LOS SECRETOS ESPIRITUALES


Enviado por   •  21 de Julio de 2014  •  1.982 Palabras (8 Páginas)  •  775 Visitas

Página 1 de 8

BIOGRAFIA DE HUDSON TAYLOR Y LOS SECRETOS ESPIRITUALES

James Hudson Taylor (1832 -1905) nació en Yorkshire, Inglaterra, y a la edad de diecisiete años tuvo una sincera conversión a Cristo. Pronto sintió un fuerte llamamiento por parte de Dios para ir al casi encerrado imperio de la china. En 1854 desembarcó en Shanghái como agente de la Chínese Evangelization Society (Sociedad Evangelizadora China), organización que tuvo una corta existencia. Algunos problemas con la sede de la misión lo hicieron depender de su fe y sus oraciones para sustento, y una serie de hechos providenciales lo llevaron a cortar nexos con esta sociedad. Hizo varias correrías evangelistas en el interior del país y adoptó la forma de vestir china. En 1858 contrajo matrimonio con María Dyer, a pesar de la oposición de otros misioneros por quienes eran considerado como “un pobre y desconectado don nadie.”

Regresó a Inglaterra inválido en 1860, pero conservaba su interés y pasión por la china y por los millones de chinos que no conocían a Cristo. Cuando el imperio se abrió a los occidentales, no pudo encontrar una misión dispuesta a apoyarlo, entonces en 1865 fundó la organización interdenominacional que llamó China Inland Mission (CIM – Misión del interior de la China), y el pidió a Dios que enviara “Veinticuatro obreros dispuestos y capacitados” , dos por cada provincia sin alcanzar. Zarparon en 1866. Cuatro años después, su esposa María murió.

A pesar de la persecución, la oposición de los misioneros, y las dificultades por la cultura y el idioma, la CIM se estableció como las “Tropas de asalto” del avance protestante en el país. La pasión de Taylor era llevar el evangelio a toda criatura y para 1985 era el líder de 641 misioneros, más o menos la mitad de toda la fuerza protestante en la China. Pocos hombres han sido un instrumento de tal magnitud en las manos de Dios para proclamar el evangelio a tan vasta población, y para crear tantas iglesias cristianas. Sus grandes cualidades cristianas, el calibre de la CIM, junto con sus escritos y sus viajes internacionales le dieron una influencia que trascendió las fronteras chinas y condujo al establecimiento de misiones de fe similares. Taylor murió en Changsha, en el corazón del interior de la china, coronando de esta manera una vida de devoción a Cristo y de intrépido testimonio para el que no se encuentran en el mundo muchos paralelos.

Nace la Misión al Interior de China

Muy pronto la casa de los Taylor en Inglaterra comenzó a llenarse de candidatos. La publicación del libro «La necesidad espiritual y las demandas de China» ayudó a despertar el interés por la obra de Dios en ese país. Sin embargo, las peculiaridades de la nueva Misión (denominada «Misión al Interior de China») alejaba a muchos, porque ella no solicitaba dinero, ni aseguraba un sueldo a sus misioneros. Pese a esto fue tal la respuesta, que hubo que avisar que cesaran las donaciones, porque las necesidades estaban cubiertas.

El 26 de mayo de 1866 Hudson Taylor salió con el primer grupo de 16 colaboradores rumbo a China. Este primer viaje no estuvo exento de peripecias, pues estuvieron a punto de naufragar en más de una oportunidad. Pero, gracias a Dios, llegaron sanos y salvos, y se establecieron en Hang-chow. Al año siguiente la familia Taylor vivió una profunda tristeza por la partida de su hija Gracie, de ocho años; sin embargo, la obra se extendía rápidamente por el Gran Canal hacia el interior.

Hudson Taylor enfrentó por ese tiempo otras pruebas muy fuertes. Una fue el motín de Yangchow, en que estuvo a punto de perder la vida, y otro, el descrédito que sufrió a manos de algunos miembros de su propio equipo, quienes regresaron a Inglaterra y lograron desanimar a algunos colaboradores. Debido a esto hubieron de enfrentar algunas estrecheces económicas, pero fue entonces que se manifestó la fidelidad de un conocido hombre de Dios: George Müller. Su nombre se había hecho conocido, pues sostenía por la sola fe y la oración, sin aportes fijos ni solicitar fondos, un orfanato de unos dos mil niños y niñas. Müller no sólo tenía carga por los huérfanos de Inglaterra, sino también por la evangelización en China, y así lo hizo notar en muchas ocasiones. Con sus oraciones, sus cartas y sus aportes, muchas veces infundió ánimo a los misioneros a la distancia. Las contribuciones de Müller durante los años siguientes alcanzaron la no despreciable suma de casi diez mil dólares anuales, ¡pese a que necesitaba mirar al Cielo diariamente por el sustento de sus propios huerfanitos!

La gran experiencia espiritual

En septiembre de 1869 Hudson Taylor entró en una experiencia espiritual que marcó su vida, y de la cual habría de compartir a muchos durante sus años siguientes. Él la llamó de la «vida canjeada». Poco antes había estado muy desanimado, por la falta de comunión con su Señor, y por la escasez de frutos, y no sabía cómo podría mejorar. Pero la llegada de una carta de su amigo Juan McCarthy en que le contaba su propia experiencia, gatilló en él la solución tan anhelada. ¿En qué consistió? En ver, a partir de Juan capítulo 15, cómo permanecer en Cristo, y recibir de él la fuerza necesaria para una vida victoriosa. Después de esto, Hudson Taylor fue otro hombre. ¡Aquella fue una experiencia que sería capaz de resistir todos los embates del tiempo! (Ver artículo «El secreto espiritual de Hudson Taylor», pág. 74).

Pruebas y expansión

Pronto se acercaban, sin embargo, algunas experiencias familiares aún más dolorosas que las ya vividas. En medio de una época muy agitada en la vida de China –la matanza de Tientsin– el matrimonio Taylor tuvo que separarse del resto de sus hijos para enviarlos a Inglaterra para su educación. Y poco después, en julio de 1870, muere un hijo recién nacido y, a los pocos días, María Dyer, quien contaba apenas con treinta y tres años. En estas circunstancias, Hudson Taylor tuvo que echar mano más que nunca el consuelo procedente de sus experiencias espirituales.

«¡Cuánta falta me hacía mi querida esposa y las voces de los niños tan lejos allá en Inglaterra! Fue entonces que comprendí por qué el Señor me había dado ese pasaje de las Escrituras con tanta claridad: ‘Cualquiera que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás’. Veinte veces al día, tal

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (11.7 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com