ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Cap 7 Augusto Comte


Enviado por   •  19 de Agosto de 2015  •  Resúmenes  •  1.490 Palabras (6 Páginas)  •  261 Visitas

Página 1 de 6

Augusto Comte (1798-1857). Aunque negara haberlo hecho, se apropio prácticamente de todas las ideas de SS. Llamo sociología a la fisiología social de SS y sistematizo sus ideas. Conservador: quiere mantener la sociedad de clase media que estaba emergiendo; reaccionaba contra la modernidad y el capitalismo, el conservadurismo se basa en la tradición, valora a la comunidad histórica. Es anti-iluminista, defiende la religión y también critica a la revolución francesa. Su ‘filosofía positiva’ (positivismo) era afirmativo y constructivo y pretendía combatir la ‘filosofía negativa’ del iluminismo y de la revolución. Este positivismo consideraba que todos los fenómenos estaban sujetos a leyes naturales (y por tanto invariables), que debían ser descubiertas. Consideraba que cada etapa del desarrollo evolutivo de la sociedad era perfecta y necesaria. Admiraba a los conservadores y de ello derivó su apreciación por la Edad Media: el medievalismo es el modelo real de su utopía sociológica en sistema de política positiva. Aunque él infundio en sus venas la sangre del positivismo en reemplazo del catolicismo, es indudable su admiración por la estructura de la sociedad medieval y sus deseos de restaurar, mediante la ciencia, sus características esenciales. Consiste en considerar a todos los fenómenos como sujetos a leyes naturales, cuyo descubrimiento es el objetivo de su disciplina. A través de las leyes naturales se encuentra la ley fundamental para el progreso de la humanidad. El gran problema que él veía era que el orden y el progreso sean considerados contradictorios y como consecuencia se producía el conflicto de clases, el desorden y la anarquía. Orden (principio derivado del estado católico, feudal o teológico de la filosofía social, sin conflictos ni contradicciones, armonía que prevalece entre las diversas condiciones de la existencia) y progreso (principio derivado del legado iluminista, y da cuenta de etapas de progreso evolutivo pero en un desarrollo que está orientado en relación con leyes) son los aspectos estáticos y dinámicos de una sociedad, que deben superar su antagonismo y complementarse. Deben unirse y lograr una síntesis de idea, porque solo mediante la unión y la armonía puede restaurarse la unión social. Su nueva ciencia llamada “física social” (más tarde sociología), se ocupaba de encontrar esas leyes en los fenómenos sociales. Adoptar una actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción. Sería una disciplina que iba a encontrar el orden dentro del caos. Siguiendo el modelo sansimoniano, para Comte, la etapa metafísica (Iluminismo) fue necesaria pero provisional, porque resquebrajó el viejo sistema y preparó el camino para la etapa positiva, que pondría fin al período revolucionario. Según él, la crisis social se iba a mantener mientras las dos doctrinas antagónicas (teología y metafísica) prevalecieran. El espíritu metafísico era indispensable para dirigir la lucha y organizar el máximo de energía con el propósito de demoler el gran sistema antiguo. Pero también él había sobrevivido a su utilidad convirtiéndose en un impedimento. La libertad de conciencia es un dogma que tuvo valor como arma contra el dogmatismo teológico, pero ya no es útil, porque nunca puede ser un principio orgánico positivo, esto es, la base para la reorganización de la sociedad. Las diversas exigencias de libertad son principios estrictamente “negativos”. Así como los astrónomos, los físicos y los químicos no tolerarían que los legos cuestionaran sus operaciones o interfirieran en ellas, del mismo modo, en la física social (el término “sociología” todavía no había aparecido en esta etapa de su análisis), los científicos idóneos no deben ceder ante los incompetentes. La reorganización social exige reorganización intelectual, y esto es imposible mientras los individuos tengan el derecho de indagar temas que están por encima de sus facultades. Comte despreciaba la anarquía intelectual y la consideraba como la causa más importante de la desunión moral. Sentía desdén por aquellos legos que se expresaban acerca de complejos problemas políticos y sociales como si estos pudieran tratarse sin educación y disciplina. El quid es no entremeterse en las instituciones existentes o cambiarlas, sino realizar una reorganización moral, eufemismo para indicar la aceptación por parte de las clases inferiores de su condición social. No habrá orden ni progreso mientras los hombres no reconozcan que su sufrimiento es “de naturaleza moral”, no física. La ciencia verdadera no tiene otro propósito que el establecimiento del orden intelectual, que es la base de todo otro orden. Según la opinión de Comte, la predicción o la “previsión”, como él la llama, facilitará el control social, objetivo primario y hasta exclusivo de su doctrina positiva. En estos términos, “predecir para controlar” se convierte en sus manos en un lema totalitario, lo cual resulta más evidente aún en su concepción científica de la sociedad. Una y otra vez, Comte destaca que el método científico exige el estudio de la sociedad como un todo y no separada en sus elementos componentes. En el esquema de Comte, la sociedad lo es todo y el individuo nada. Cada individuo debe someterse, pero esto tiene sus recompensas porque, a fin de cuentas, “cuan dulce es obedecer cuando uno puede tener el raro privilegio de relegar la pesada responsabilidad de su propia conducta general a una guía sabia y digna de confianza”. Este examen de la obra de Comte basta para mostrar que buena parte de ella era justificatoria y apologética de su “mejor mundo posible”. A pesar del homenaje verbal que rinde a la “ciencia”, prácticamente cada una de sus afirmaciones se basa no en la experiencia y la observación, sino en valores y sentimientos, y primordialmente en los valores, sentimientos e intereses de la burguesía. Respecto a la etapa teleológica, Comte creía que era imposible restaurar el viejo orden. La cs y la industria causaron la declinación del orden teleológico, feudal y el surgimiento del espíritu científico impide ahora la restauración de ese orden. Aunque lograran restaurar de manera temporaria el viejo orden, la crisis estallaría porque continuarían actuando las mismas fuerzas desintegradoras. Respecto de la etapa metafísica, él creía que los principios críticos y revolucionarios habían contribuido al progreso, pero solo en un sentido negativo. El espíritu metafísico era necesario porque resquebrajo el viejo sistema y preparo el camino para la siguiente etapa, la positiva. Pero también él había sobrevenido a su utilidad, convirtiéndose en un impedimento. La reorganización social exige reorganización intelectual y esto es imposible mientras los individuos tengan el derecho de indagar temas que están por encima de sus facultades. La “anarquía intelectual” genera desunión moral. El verdadero orden moral es para Comte incompatible con la libertad individual. No debe buscarse la fuente de los males sociales en las instituciones económicas y políticas, sino en las ideas y las costumbres; no se debe cambiar dichas instituciones, sino realizar una reorganización moral: las clases inferiores deben aceptar su condición social. La crisis social se mantendrá mientas las dos doctrinas antagónicas ( teo y met) prevalezcan. Ambas deben ser superadas por la etapa positiva, que será más orgánica que la teológica y más progresista que la metafísica. No hay que apresurarse a realizar el nuevo orden, es menester esperar las condiciones adecuadas. El advenimiento de la filosofía positiva Mientras la escuela metafísica condeno a todos los periodos anteriores a la revolución, y la escuela retrograda denigro a la modernidad toda, sólo el principio positivo puede reconocer “la ley fundamental del continuo desarrollo humano”, que presenta la evolución existente como el resultado necesario de una serie gradual de transformaciones previas extendiendo a los fenómenos sociales el espíritu de los naturales. Esta ciencia positiva tiene como fin el establecimiento del orden intelectual, que es la base de todo orden. Este se logra mediante la elaboración de una sabia y racional resignación ante los males políticos incurables. La ciencia demuestra lo irremediable de estos males. La verdadera libertad no es más que la sumisión racional a la preponderancia de las leyes naturales. La elite científica tendrá la última palabra acerca de cuáles son estas leyes. El método positivo y su aplicación a fenómenos sociales: según Comte, la predicción facilitara el control social, objetivo de su doctrina positiva (predecir para controlar). El orden y el progreso son los aspectos estático y dinámico de una sociedad. El orden es la armonía que prevalece mientras que el progreso apunta al desarrollo ordenado de la sociedad, de acuerdo con las leyes sociales naturales. Así se reconcilian los principios antes antagónicos. La raza humana quizá pueda acelerar o retardar ciertas tendencias, pero nunca cambiar su naturaleza. Y, sin duda, no es posible invertir el orden de algunos procesos, ni saltar etapas. Se ha exagerado mucho la importancia de la acción humana en general. La subordinación de la mujer es natural y se mantendrá en la nueva sociedad: la mujer se halla en un estado de infancia perpetua. Sin embargo, hay desarrollos que, aunque naturales, pueden amenazar la existencia misma de la sociedad: la división del trabajo. Por eso asigna al gobierno el papel de prevenir y restringir la dispersión de ideas, sentimientos e ideales, que podría fragmentar la sociedad y poner fin al progreso social.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10 Kb)   pdf (34 Kb)   docx (298 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com