Causas que provocaron la independencia en Latinoamérica
jinna511 de Marzo de 2014
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1º Causas que provocaron la independencia
en Latinoamérica
Los hechos que provocan la emancipación política de América Latina, constituyen parte de un proceso histórico que transcurre entre 1808 y1824. Iniciado en las Indias como una respuesta al movimiento juntista desarrollado en España para defender los derechos de Fernando VII, prisionero de Napoleón, tuvo en su comienzo carácter autonomista y federalista para derivar finalmente en rebelión independentista. Se consuma con las guerras de independencia.
Este hecho de tanta trascendencia, ocurrido casi simultaneamente en casi toda América, ha sido objeto de interpretaciones múltiples. Sin pretender sostener que la emancipación puede ser explicada por el juego mecánico de causas y efectos, y sólo con el propósito de ilustrar respecto de la diversidad de criterio habido en el enfoque de un asunto asaz complejo, sintetizamos los motivos históricos considerados como causas de la independencia. Ellos pueden agruparse en dos grandes unidades:
• Causas Internas: Se les asigna valor negativo. La emancipación se ve como una lucha de reivindicaciones. Ellas serían: la deficiente administración, la relajación de costumbres, el régimen comercial de monopolio, la postergación de criollos y mestizos, el absolutismo y tiranía de la autoridad virreinal, las restricciones culturales y otras.
• Causas Externas: Tendrían carácter positivo; son hechos que promueven a la consecución del objetivo. Serían: la influencia de la filosofía de la Ilustración, el influjo que ejercen en los criollos ilustrados los políticos europeos, la influencia de la revolución francesa, el ejemplo de la independencia de los Estados Unidos, el papel desempeñado por las sociedades secretas, la participación activa de los jesuitas expulsos,etc.
A estos antecedentes se agregan, como hechos que apuran el proceso, la invasión de Napoleón en España y la reacción que provoca en América el absolutismo de Fernando VII, luego de su restauración en 1814.
Sin duda, todos estos hechos concurren a la explicación del fenómeno, pero su significación sólo alcanza sentido cuando se los ubica en la complejidad de su contexto. Por ello son necesarias algunas precisiones:
La independencia no se consuma con la constitución de las Juntas, tampoco en el momento en que ella se proclama. Se desarrolla en un período de aproximadamente catorce años y se logra cuando los ejércitos criollos derrotan a las fuerzas realistas en las llamadas " guerras de independencia ". Estas guerras tienen el carácter de guerra civil: se enfrentan casi siempre peninsulares y criollos, pero en ambos bandos se hayan unos y otros. Este hecho explica que la lucha armada haya sido relativamente larga, a pesar de haber enviado España a América escasos contingentes militares.
Los hechos políticos y militares, definitorios del proceso, se enmarcan en tres momentos, originados por la aparición de tres coyunturas históricas de signo político, modificadoras de las estructuras vigentes en el tiempo. Ellas son:
• la crisis monárquica de 1808, provocada por la abdicación de Fernando VII y Carlos IV a favor de Napoleón, cuya reacción es el movimiento juntista en España y América. En está, desde una actitud fidelista se deriva poco a poco al autonomismo separatista.
• La reacción absolutista de 1814 se manifiesta con la vuelta al poder de Fernando VII, quien desconoce la Constitución Liberal de 1812 e inaugura la política de pacificación de América. La respuesta americana al absolutismo fernandino será la propagación del ideal independentista a sectores sociales hasta ese instante ajenos al movimiento.
• El movimiento liberal español de 1820, con el levantamiento de Riego, vuelve a imponer la constitución de 1812, desbarata el intento borbónico de enviar fuertes contingentes militares para pacificar América y causa la reacción de los grupos conservadores políticamente predominantes en México y Lima; estos grupos, para no someterse a los liberales españoles, favorecen ahora la independencia de sus regiones.
El movimiento independentista es de carácter localista, producto de los intereses regionales desarrollados. Se fragua en torno a las capitales de los centros administrativos indianos por la gravitación que ejercen los Cabildos de las ciudades metropolitanas. Su manifestación histórica posterior será la formación de Estados nacionales sobre supuestos sociales regionales.
La independencia de América presenta como nota característica un alto grado de complejidad, tanto lo que concierne a los territorios como a los factores específicos. Sin embargo, tal heterogeneidad no supone falta de unidad: el hecho es uno que ocurre de modo propio en cada lugar. De allí que no se acepte definir todo el proceso revolucionario por un solo principio, como tampoco es válido aplicar una teoría a todas las regiones. Con todo es posible admitir cierta generalidad.
2º Antecedentes
Hasta hace poco se suponía que en la Etapa Formativa Cultural americana las expresiones más precoces de cultura debieron darse en territorios de Mesoamérica, hasta producir las civilizaciones maya, olmeca, tolteca, zapoteca y teothiuacana, a las cuales sobrevinieron los Aztecas. O en el Perú, donde se generaron las igualmente conocidas de Chavin, Paracas, Mochica, Nazca y Huari- Tiahuanacu, que derivaron en los Incas. Ambos procesos, entre quinientos años a.C. y el primer milenio de la era cristiana. Hoy se sabe que la primera agricultura intensiva vinculada a asentamientos estables tuvo su verdadero origen en la selva amazónica, y de allí partió por el año 4.000 a.C. hacia la costas. En Ecuador se han hallado rastros de más de 3.000 años dejados por aldeas mayores a dos mil habitantes, que ya entonces se dedicaban a cultivar yuca y maíz, muchísimo antes que en Méjico o en el altiplano andino.
En la Costa Atlántica colombiana ( Monsú y Puerto Hormiga) también hay indicios equivalentes de comunidades dedicadas a la recolección de moluscos en el cuarto milenio a.C. Los yacimientos de Puerto Hormiga abundan en objetos de piedra, fogones, depósitos de conchas, huesos y muestras cerámicas análogas a las de Valdivia, Ecuador, las últimas de las cuales se atribuyeron en un comienzo a origen japonés, pero que luego una y otra se han relacionado con hallazgos cerámicos vecinos más remotos. La investigación se extiende por secuencia bien documentada ( Canapote, Barlovento), primero en la Costa caribe, después en la vertiente del Magdalena ( Malambo, 1.120 a. C.), perteneciente esta última a una comunidad sedentaria más desarrollada, donde se da comienzo de la remonta de los ríos hacia el interior. Mucho más tarde, Momil y otros yacimientos presentan orfebrería y algunos rasgos comunes con cerámica mesoamericana, que originalmente parecen haber partido de aquí hacia allá y no al revés. Esa semejanza vuelve a aparecer en las primitivas culturas del Pacífico (Tumaco, Río Mira), adonde sí pueden haber llegado migraciones de origen maya en el último milenio.
Pero si habláramos de presencia humana en el territorio anteriores al horizonte formativo cultural, las más antiguas muestras del Paleo-indio en Colombia proceden de El Abra, muy cerca a Bogotá, y corresponden a 10.450 años a.C. Se encuentran en abrigos rocosos formados por un lago que ocupó la Sabana hace 30.000 años. Otros yacimientos ( Tibitó, Tequendama, entre 6.000 y 11.700 años) contienen muestras de la megafauna del pleistoceno - caballo americano, mastodontes - y entierros humanos. En Suramérica hay algunos rastros más antiguos que El Abra, y más antiguos todavía se registran en América del Norte, comoquiera que el primitivo poblamiento proviene de allí y se extiende al menos a 35.000 años, cuando se abrió el paso de Asia a América por la zona de Beringia, a través de los puentes secos dejados por el mar en los períodos interglaciares.
Regresando a la memoria cultural precolombina, las primeras formas de sociedad tribal asentadas en la costa y en los ríos dieron un vuelco con el aparecimiento de los "cacicazgos" y las estructuras jerarquizadas de poder, hacia el último milenio a.C.. Entonces vienen una etapa colonizadora de las vertientes montañosas; la adopción generalizada del maíz; la ocupación extendida del territorio; los asentamientos con algún nivel de infraestructura; el descubrimiento y práctica de tecnologías de producción, de urbanismo y de comunicación; el comercio de trueque y algunas formas de conocimiento científico-matemático- astronómico. De este proceso sobresalen los Panzenúes, grupos tribales de las zonas inundables en los deltas de los ríos Sinú y San Jorge, los cuales dominaban técnicas de drenaje y cultivos estacionales hace ya dos mil años. Y otras dos culturas aún más refinadas, desaparecidas ya para los tiempos históricos: San Agustín y Tierradentro, cuyas características se describen en otro lugar.
En el plano político se empiezan a dar coetáneamente las "federaciones de aldeas", con lo cual se acaban por diferenciar hacia el primer milenio de nuestra era - y así se mantenían por el tiempo de la llegada de los españoles -, dos grandes culturas en proceso de formación de "estados": la Muisca, en el altiplano cundi-boyacense; y la Tayrona, en la Sierra Nevada de Santa Marta. También sobre ellas se volverá en su lugar.
En el espectro general, el medio aborigen fue desarrollando seis grandes familias lingüísticas:
• chibcha, en el centro, Urabá y Sierra Nevada
• caribe, en las costas y las vertientes fluviales
• arawak, en la vertiente amazónica y la Guajira
• maya, hacia el sur del litoral Pacífico
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