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Enviado por   •  26 de Septiembre de 2012  •  502 Palabras (3 Páginas)  •  871 Visitas

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El cascabel al gato (Fabula tradicional)

Mensaje Don Sapo el Miér Mar 11, 2009 11:05 am

A esta vieja fábula, que algunos atribuyen a Esopo, recreada por Samaniego, La Fontaine y muchos más, la tomé de Aquí (es link al original) que es una página de Costa Rica. Me pareció la mejor relatada de las varias que hallé, además de tener también la poco conocida versión de Samaniego que añadí al final y una buena ilustración.

Cabe acotar que el verdadero título de la misma es "El congreso de los ratones"

Poniéndole el cascabel al gato

Desde hacía mucho tiempo, los ratones que vivían en la cocina del granjero no tenían qué comer. Cada vez que asomaban la cabeza fuera de la cueva, el enorme gato gris se abalanzaba sobre ellos. Por fin, se sintieron demasiado asustados para aventurarse a salir, ni aun en busca de alimento, y su situación se hizo lamentable. Estaban flaquísimos y con la piel colgándoles sobre las costillas. El hambre iba a acabar con ellos. Había que hacer algo. Y convocaron una conferencia para decidir qué harían.

Se pronunciaron muchos discursos, pero la mayoría de ellos sólo fueron lamentos y acusaciones contra el gato, en vez de ofrecer soluciones al problema. Por fin, uno de les ratones más jóvenes propuso un brillante plan.

—Colguemos un cascabel al cuello del gato -sugirió, meneando con excitación la cola—. Su sonido delatará su presencia y nos dará tiempo de ponernos a cubierto.

Los demás ratones vitorearon a su compañero, porque se trataba, a todas luces, de una idea excelente. Se sometió a votación y se decidió, por unanimidad, que eso sería lo que se haría. Pero cuando se hubo extinguido el estrépito de los aplausos, habló ei más viejo de los ratones. . , y por ser más viejo que todos los demás, sus opiniones se escuchaban siempre con respeto.

—El plan es excelente —dijo —. Y me enorgullece pensar que se le ha ocurrido a este joven amigo que está aquí presente.

Al oírlo, el ratón joven frunció la nariz y se rascó la oreja, con aire confuso.

—Pero... —continuó el ratón viejo—, ¿quién será el encargado de ponerle el cascabel al gato?

Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. Y corrieron de nuevo a sus cuevas… , hambrientos y tristes.

EL CONGRESO DE LOS RATONES

Desde el gran Zapirón, el blanco y rubio,

que

...

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