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Edgardo Alfredo Espino Najarro. Poeta salvadoreño


Enviado por   •  20 de Mayo de 2016  •  Biografías  •  9.350 Palabras (38 Páginas)  •  1.497 Visitas

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Alfredo Espino

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(Edgardo Alfredo Espino Najarro; Ahuachapán, 1900 - San Salvador, 1928) Poeta salvadoreño que a partir de la publicación de su único libro, Jícaras Tristes, ha sido uno de los líricos más leídos en su país y está considerado como uno de los autores clásicos de la literatura centroamericana.

Nacido en el seno de una familia numerosa (segundo de ocho hermanos), era hijo del también poeta Alfredo Espino, miembro de una destacada dinastía de profesores, médicos y escritores. El joven Alfredo recibió una esmerada formación académica que finalizó en 1927, cuando se doctoró en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador con una tesis sobre Sociología estética.

A muy temprana edad comenzó a publicar colaboraciones literarias en las revistas Lumen y Opinión estudiantil y en los periódicos La Prensa y Diario de El Salvador. Llevó una vida bohemia y disipada que le condujo a caer en frecuentes crisis alcohólicas, en una de las cuales se quitó la vida cuando contaba poco más de veintiocho años de edad. Sus restos mortales, sepultados en primera instancia en el Cementerio General de San Salvador, fueron después trasladados a la llamada Cripta de los Poetas, en el camposanto de los Jardines del Recuerdo.

Sus composiciones, diseminadas en papeles sueltos y en distintas publicaciones, fueron recopiladas por su padre con el fin de llevarlas a la imprenta. Una parte de esta recopilación, prologada por un texto esclarecedor del poeta Alberto Masferrer, fue publicada en 1932 en el diario Reforma social. A causa de su repercusión, en 1936 vio la luz en forma de libro una compilación más completa y representativa de su obra que se tituló Jícaras tristes.

La poesía de Alfredo Espino es un equilibrio de romanticismo y expresión mesurada, que canta al paisaje con imágenes de gran poder descriptivo y plasticidad, siempre desde una percepción tierna de los seres y las cosas de su tierra. Buena parte de su obra es un canto a la región de Cuzcatlán. Prefirió la sencillez y la métrica tradicional para sus modestas pretensiones líricas y escribió romances y sonetos, aunque no desechó el verso libre. Sus poemas evocan los árboles, los frutos, el aroma de la noche, los colores, los niños y lo maternal.

Desde su publicación, sus poemas fueron acogidos y difundidos con entusiasmo por los lectores salvadoreños, que enseguida se identificaron con su lírica descripciones paisajísticas. Así, Jícaras tristes se convirtió en una de las lecturas obligadas en los programas educativos salvadoreños, y desde instancias gubernamentales se promovió su edición y difusión.

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(Edgardo Alfredo Espino Najarro, Ahuachapán, 1900 - San Salvador, 1928) Salvadoran Poet from publishing his only book, Jícaras Tristes, has been one of the most widely read in the country lyricists and is considered one of the authors Central American literature classics.

He was born into a large family (second of eight siblings), he was son of the poet Alfredo Espino, a member of a prominent dynasty of professors, doctors and writers. The young Alfredo received a thorough academic training ended in 1927 when he doctorate at the Faculty of Law and Social Sciences of the University of El Salvador with a thesis on aesthetics Sociology.

At an early age he began to publish literary collaborations in magazines and student Lumen view and newspapers La Prensa and Diario de El Salvador. He led a bohemian life and dissipated that led him to fall into frequent alcoholic crisis, one of which took his life when he was little more than twenty-eight years old. His remains, buried in the first instance at the General Cemetery of San Salvador, were later transferred to the call Crypt of Poets, in the cemetery of the Gardens of Remembrance.

His compositions, scattered loose papers and other publications, were compiled by his father in order to bring them to the press. A part of this collection, prefaced by an enlightening text by the poet Alberto Masferrer, was published in 1932 in the journal Social Reform. Because of its impact, in 1936 he came out in book form a more complete and representative collection of his work was titled Jícaras sad.

The poetry of Alfredo Espino is a balance of romance and restrained expression, singing the landscape with images of great descriptive power and plasticity, always from a tender perception of beings and things from their land. Much of his work is a hymn to Cuzcatlán region. He preferred simplicity and traditional metrics for their modest pretensions and wrote lyrical ballads and sonnets, though not rejected free verse. His poems evoke the trees, the fruits, the scent of night, colors, children and maternal.

Since its publication, his poems were welcomed and enthusiastically disseminated by Salvadorans readers, who immediately identified with its lyrical landscape descriptions. So sad Jícaras became one of the required readings in the Salvadoran educational programs, and from government agencies editing and dissemination promoted.

Salvador Salazar Arrué

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(Sonsonate, 1899 - San Salvador, 1976) Artista y escritor salvadoreño también conocido por el seudónimo de Salarrué, una de las voces fundamentales de la literatura hispanoamericana por su concisión y fuerza en la recreación de la realidad de su pueblo.

Su identificación con el mundo del campesino salvadoreño y sus exploraciones en los asuntos esotéricos orientales y de ciencia ficción han llevado a valorarlo como uno de los iniciadores de la nueva narrativa latinoamericana y como destacado exponente de la cultura de su país. Sus Cuentos de barro (1933), relatos de extrema brevedad, contribuyeron a forjar la estética del cuento hispanoamericano.

Instalado con su familia en la capital salvadoreña desde los ocho años, a los diez años publicó ya sus primeros textos en el Diario de El Salvador. Formado en el Liceo Salvadoreño, el Instituto Nacional y la Academia de Comercio, estudió además pintura y dibujo con el maestro greco-ruso Spiro Rossolimo, y más tarde, gracias a una beca, en la Corcoran School of Art de Washington, donde con veinte años realizó su primera exposición individual en la Hisada's Gallery.

De regreso a El Salvador, contrajo nupcias con la artista Zelie Lardé y comenzó a prestar servicios laborales en la Cruz Roja. En 1928 fue contratado como redactor jefe del diario Patria, dirigido por los escritores Alberto Masferrer y Alberto Guerra Trigueros. Publicó allí artículos y su primeros relatos, reagrupados luego en Cuentos de cipotes. Fundó y dirigió las revistas Amatl y Espiral; a lo largo de su vida colaboraría en numerosas rotativos y revistas literarias y artísticas.

Miembro de la Sociedad de Amigos del Arte (1935-1939), durante varios años trabajó como agregado cultural de la delegación diplomática en Estados Unidos, y participó en la Conferencia de Educación organizada en julio de 1941 por la Universidad de Michigan. Alternó la literatura con la pintura; se recuerda especialmente el éxito de sus exposiciones en Nueva York y San Francisco (1947-49) y de algunas de las que realizó posteriormente en su país y de nuevo en Estados Unidos entre 1958 y 1963. Otra de sus facetas artísticas fue la de compositor: se le deben más de un centenar de canciones.

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