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POETAS DEL MUNDO

edibare15 de Octubre de 2011

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POETAS DEL MUNDO

WALT WHITMAN

DE “CANTO A MÍ MISMO”

1. Me celebro y me canto a mí mismo.

Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,

porque lo que yo tengo lo tienes tú

y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.

Vago... e invito a vagar a mi alma.

Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra

para ver cómo crece la hierba del estío.

Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,

de esta tierra y de estos vientos.

Me engendraron padres que nacieron aquí,

de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,

de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también. Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.

Y con mi aliento puro

comienzo a cantar hoy

y no terminaré mi canto hasta que muera.

Que se callen ahora las escuelas y los credos.

Atrás. A su sitio.

Sé cuál es su misión y no la olvidaré;

que nadie la olvide.

Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,

dejo hablar a todos sin restricción,

y abro de par en par las puertas a la energía original de la naturaleza

desenfrenada.

JOSÉ MARTÍ

BANQUETE DE TIRANOS

Hay una raza vil de hombres tenaces

de sí propio inflados, y hechos todos,

todos, del pelo al pie, de garra y diente:

y hay otros, como flor, que al viento exhalan

en el amor del hombre su perfume.

Como en el bosque hay tòrtolas y fieras

y plantas insectívoras y pura

sensitiva y clavel en los jardines.

De alma de hombres los unos se alimentan:

Los otros su alma dan a que se nutran

y perfumen su diente los glotones,

tal como el hierro frío en las entrañas

de la virgen que mata se calienta.

A un banquete se sientan los tiranos

donde se sirven hombres; y esos viles

Que a los tiranos aman, diligentes

Cerebro y corazòn de hombres devoran:

Pero cuando la mano ensangrentada

Hunden en el manjar, del mártir muerto

Surge una luz que les aterra, flores

Grandes como una cruz súbito surgen

Y huyen, rojo el hocico, y pavoridos

A sus negras entrañas los tiranos.

Los que se aman a sí: los que la augusta

Razòn a su avaricia y gula ponen:

Los que no ostentan en la frente honrada

Ese cinto de luz que el yugo funde

Como el inmenso sol en ascuas quiebra

Los astros que a su seno se abalanzan:

Los que no llevan del decoro humano

Ornado el sano pecho: los menores

Y segundones de la vida, sòlo

A su goce ruin y medro atentos

Y no al concierto universal.

Danzas, comidas, músicas, harenes,

Jamás la aprobaciòn de un hombre honrado.

Y si acaso sin sangre hacerse puede

Hágase... clávalos, clávalos

En el horcòn más alto del camino

Por la mitad de la villana frente,

A la grandiosa humanidad traidores.

Como implacable obrero

Que un féretro de bronce clavetea,

Los que contigo

Se parten la naciòn a dentelladas.

CONSTANTINO CAVAFIS

ÍTACA

Cuando empieces tu ida hacia Ítaca,

desea que el camino sea largo,

lleno de peripecias, lleno de conocimientos.

A los Lestrígones y a los Cíclopes,

al encolerizado Poseidón no temas,

tales cosas en tu camino nunca las encontrarás,

si tu mirada permanece alta, si una escogida

emoción a tu alma y a tu cuerpo les guía.

A los Lestrígones y a los Cíclopes,

al fiero Poseidón no los encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si tu alma no los coloca delante de ti.

Desea que el camino sea largo.

Que muchas sean las mañanas estivales

en que con cuánta satisfacción, con qué alegría

entrarás en puertos por primera vez vistos.

Haz un alto en los mercados fenicios,

y adquiere hermosas cosas,

nácares y corales, ámbares y ébanos,

y sensuales perfumes de todas clases,

los más abundantes y sensuales perfumes que puedas.

Visita muchas ciudades egipcias,

aprende y aprende de los instruidos.

Siempre en tu mente ten a Itaca.

La llegada a allí es tu destino.

Pero no precipites el viaje en absoluto.

Es mejor que muchos años dure.

Y que, ya anciano, arribes a la isla,

rico con cuanto obtuviste en el camino,

sin esperar que riquezas te dé Itaca.

Itaca te dio el hermoso viaje.

Sin ella no hubieras emprendido el camino.

No puede darte nada más.

Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.

Tan sabio como te has hecho, con tanta experiencia,

ahora ya habrás comprendido qué significan las Itacas.

RUBÉN DARÍO

LO FATAL

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,

y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,

ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,

y el temor de haber sido y un futuro terror...

Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,

y la carne que tienta con sus frescos racimos

y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos...!

LEÓN FELIPE

COMO TÚ

Así es mi vida,

piedra,

como tú; como tú,

piedra pequeña;

como tú,

piedra ligera;

como tú,

canto que ruedas

por las calzadas

y por las veredas;

como tú,

guijarro humilde de las carreteras;

como tú,

que en días de tormenta

te hundes

en el cieno de la tierra

y luego

centellas

bajo los cascos

y bajo las ruedas;

como tú, que no has servido

para ser ni piedra

de una Lonja,

ni piedra de una Audiencia,

ni piedra de un Palacio,

ni piedra de una Iglesia;

como tú,

piedra aventurera;

como tú,

que, tal vez, estás hecha

sólo para una honda,

piedra pequeña

y

ligera ...

FERNANDO PESSOA

SI YO PUDIERA

Si yo pudiera morder la tierra toda

Y sentirle el sabor

Sería más feliz por un momento.

Pero no siempre quiero ser feliz

Es necesario ser de vez en cuando infeliz

Para poder ser natural.

No todo es días de sol y la lluvia,

Cuando falta mucho, se pide.

Por eso tomo la infelicidad con la felicidad

Naturalmente, como quien no se extraña

De que existan montañas y planicies

De que haya rocas y hierbas.

Lo que es necesario es ser natural y calmado

En la felicidad o en la infelicidad.

Sentir como quien mira

Pensar como quien anda,

Y, cuando se ha de morir,

Recordar que el día muere

Y que el poniente es bello

Y es bella la noche que queda.

Así es y así sea.

GABRIELA MISTRAL

AUSENCIA

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.

Se va mi cara en un óleo sordo;

se van mis manos en azogue suelto;

se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te hacía campana

cerrada a cuanto no somos nosotros.

Se van mis gestos, que se devanaban,

en lanzaderas, delante tus ojos.

Y se te va la mirada que entrega,

cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:

como humedad de tu cuerpo evaporo.

Me voy de ti con vigilia y con sueño,

y en tu recuerdo más fiel ya me borro.

Y en tu memoria me vuelvo como esos

que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas

de tu labor y en tu boca de mosto.

Tu entraña fuese y sería quemada

en marchas tuyas que nunca más oigo,

¡y en tu pasión que retumba en la noche,

como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

CÉSAR VALLEJO

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma

de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,

como cuando por sobre el hombro

...

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