El Habla En La Empresa

El enfoque que hoy las organizaciones le han dado en la actualidad a la labor que deben realizar sus dirigentes, se enfoca en tomar decisiones, planificar, coordinar, controlar, dirigir, enfocadas al cumplimiento de metas alineadas con la planeación estratégica, la misión, la visión y por ende, los resultados financieros, por lo tanto, un Gerente se “considera” exitoso, si cumple con estas metas y obtiene la utilidad esperada por sus superiores, sin embargo estudios posteriores demuestran que la esencia de la función de los dirigentes es la de implicarse en múltiples intercambios verbales con todos los individuos que los rodean, sin importar su rango de importancia en la organización o en la sociedad. Por lo tanto la palabra es el instrumento de gestión por excelencia de un dirigente y debe priorizarse en el ámbito administrativo, con el fin de disminuir el costo que le representa a las empresas, por su mal uso.

Después de tumbar las hipótesis narcisistas que el ser humano ha infundido en el transcurso de la historia, surge la necesidad de determinar cuál es la especificidad del hombre que condiciona la superioridad del género humano. De allí que la afirmación más contundente del hombre es “el animal que habla”, porque construye su mundo a través del lenguaje y su espacio es en esencia un universo de palabras, y es a través del lenguaje como el hombre “simboliza”, es decir, representa lo real por un “signo” y de comprender ese “signo” como representación de lo real.

La burocratización, íntimamente ligada a la extensión horizontal y vertical de las especialidades, multiplica las unidades administrativas, sumamente diferenciadas unas de otras. Esta tendencia implica dificultades de coordinación entre las distintas unidades pero también, en menor grado, dentro de cada una de ellas. La coordinación entre las diferentes partes de la organización acapara cada vez más tiempo y recursos. Sean cuales fueren los mecanismos empleados para garantizarla, la coordinación requiere necesariamente de numerosos contactos. En efecto, parte considerable del tiempo de trabajo se destina a encuentros o reuniones. Hydro-Québec no escapa a esta regla. Los fenómenos estudiados en el presente capitulo la conciernen tanto como a las otras empresas.

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