El Holocausto
joserra417 de Octubre de 2012
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Introducción
Cuando pensamos que la razón había llegado a nuestras vidas y que nuestro mundo plagado de brujas y demonios quedaba enterrado, junto a reyes, feudalismo y cruzadas, sucede esto.
Los siglos XV y XVI estuvo acompañada del surgimiento de una nueva forma de comprender el mundo: el Humanismo, que situó al ser humano en el centro de todas sus reflexiones -en oposición al pensamiento medieval, dominado por la idea de Dios- y volvió a descubrir la herencia cultural y artística de la Antigüedad En gran parte el desarrollo cultural denominado Renacimiento, se debe a la producción de los libros por la imprenta -popularizada a mediados del XV por Gutenberg y el papel, hecho que tiene unas consecuencias sociales y económicas revolucionarias: permite la transmisión y acumulación de conocimientos de forma masiva, pero este invento que tanto bien trajo al mundo y hasta nuestros días, mas tarde serviría para repartir propaganda, al inicio de la catástrofe que el mundo enfrentaría.
En el siglo XVII: Hobbes, Descartes, Pascal, Spinoza, Locke, Malebranche, Leibniz, Berkeley, Newton, Montesquieu, en filosofía y ciencia y P. Bernini, Rubens Gian L. Bernini, Velázquez, Van Dyck, Rembrandt, Murillo, Molière, Racine, en arte y literatura.
Y en el siglo XVIII 09-1751 La Mettrie, David Hume, J.J. Rousseau, Denis Diderot, D'Alambert, Kant, Jacobi, Lamarck, J. Bentham, Laplace filosofía y ciencia y: Vivaldi, Watteau, J.S. Bach, Handel, Boucher, Haydn, Goya, Goethe y Mozart en arte y literatura.
En estos siglos los avances fueron enormes y el hombre como ser racional, ético y moral fue la base de estudio. Empiezan a surgir leyes, después de la revolución industrial
En el siglo XIX, el Incremento de la productividad y el desarrollo espectacular de la economía capitalista, el estímulo constante a la innovación científica y tecnológica aplicada a la producción, la revolución de los transportes y las comunicaciones,
la expansión comercial de las naciones industrializadas y el despliegue del imperialismo sobre los pueblos menos desarrollados de Asia y África, el desencadenamiento de grandes movimientos migratorios y la reestructuración de las relaciones sociales, con el desplazamiento de la sociedad aristocrática propia del Antiguo Régimen por una nueva sociedad burguesa y el surgimiento del movimiento obrero.
En la primera mitad del siglo XIX los liberales afirmaban que la organización de estados europeos siguiendo líneas nacionales podría conducir a una Europa pacífica, basada en un sentido de fraternidad internacional. Estaban muy equivocados.
Este sistema nacional-estado surgido en Europa en la segunda mitad del siglo XIX produjo competitividad. Las rivalidades por los intereses comerciales y coloniales se intensificaron durante una frenética expansión imperialista.
Se formaron 2 alianzas:
Alemania y Austria
Italia, Francia, Gran Bretaña y Rusia
Las tensiones aumentaron.
Estas alianzas no cumplieron su idea básica. Cada nación-estado se consideraba soberana y no respetaban intereses del otro sino que, se movían según su propio interés.
El crecimiento del nacionalismo durante el siglo XIX tuvo otra consecuencia: No todos los grupos étnicos habían alcanzado la vuelta de forjar una nación.
Los movimientos obreros socialistas se habían fortalecido a principios del siglo 20 y eran propensos a huelgas para lograr sus propósitos.
Algunos historiadores han argumentado que el deseo de suprimir el desorden interno podría haber alentado en 1914 a algunos líderes a aventurarse a la guerra
Primera guerra mundial el asesinato del archiduque austríaco Francisco Fernando y su esposa Sofía fue perpetrado el 28 de junio 1914 por un activista bosnio. Austria declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914.
Ese 28 de julio el Zar Nicolás 2° de Rusia ordenó la movilización de su ejército contra Austria. Alemania respondió con un ultimátum el 29 de julio para que Rusia se detuviera, Rusia se negó y Alemania le declaró la guerra el 1° de agosto.
El 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio. La primera guerra mundial llegaba a su fin.
Hasta ahora las potencias del mundo que habían peleado tenían millares de bajas, también algunos países pobres sufrían este problema, el siglo XX empezó mal pero todo era justificable. Países con el afán de expandir sus fronteras y lograr un poder financiero, mandaron a su pueblo a pelear y a morir para lograrlo.
Se supone que su abuelo fue Johann-Georg Hiedler, molinero de la Baja Austria que en 1842 se casó con una campesina, Maria Anna Schicklgruber, quien ya tenía un hijo natural de cinco años, Alois, cuyo padre no era otro, al parecer, que el propio Hiedler, aunque no le dio su apellido. Casi cuarenta años más tarde, en 1876, Johann-Nepomuk Hiedler, hermano del anterior, se presentó con Alois ante el párroco de Dóllersheim y le pidió que borrase del registro la palabra «ilegítimo» y lo inscribiera como Alois Hiedler por deseo expreso del padre. Johann-Georg llevaba veinte años enterrados y su madre treinta, pero el cura accedió. Alois, al año siguiente de su legitimación, cambió su apellido Hiedler, de origen checo, por el de Hitler, de grafía similar a su fonética.
Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau del Inn, pueblo fronterizo de la Alta Austria, y que fue el tercer hijo de un matrimonio formado por el inspector de aduanas Alois Hitler y su tercera esposa, Klara Pólzl.
Adolf Hitler tenía seis años cuando su padre se jubiló. La familia dejó entonces Passau, su último destino, se mudó a Hafeld-am-Traun, luego a Lambach y por último compraron una casa en Leonding, aldea en las afueras de Linz. Allí pasaría Hitler su infancia y por ese motivo es considerada la «ciudad natal del Führer» y por lo tanto centro de peregrinación nazi. Su padre murió el 3 de enero de 1903 dejando una pensión a su viuda. Dos años después su madre vendió la casa por diez mil coronas y se establecieron en Linz.
En el verano de 1905 Adolf concluye sus estudios por obligación, pues su mediocre rendimiento en la Realschule le había valido la expulsión sin conseguir título alguno. Cuando su madre murió, en 1907, se trasladó a Viena con el dinero de la herencia. Dibujaba por afición y esperaba convertirse en un pintor académico. Se inscribió para las pruebas de acceso en la Academia de Artes Plásticas, pero fracasó en el examen de ingreso. Al año siguiente reunió la mayor cantidad de sus dibujos y volvió a la academia, pero la institución, tras observarlos, esta vez ni siquiera lo admitió a examen.
Un joven Hitler
Fue entonces, a finales del año 1908, cuando entró en contacto con el antisemitismo mediante las teorías de Liebenfels. En ellas se vislumbra ya el germen de su ideología posterior: Liebenfels llamaba Arioheroiker ('héroes arios') a la raza rubia de los señores y los enfrentaba a los seres inferiores, los Affingen ('simiescos'), para concluir que la necesidad de diezmar a estos últimos era biológicamente justificada, pues acabaría con el engendro del mestizaje.
Durante todo el año siguiente Hitler consumió cantidades de esos panfletos racistas. Ya entonces vivía miserablemente, había agotado su herencia y no trabajaba; se alojaba en una residencia para hombres indigentes y pasaba hambre en sus vagabundeos por Viena. Además, no se presentó a los reiterados llamamientos para cumplir el servicio militar y, a los veinticuatro años -edad a la que cesaba la obligación de ingresar a filas-, cruzó la frontera alemana, instalándose en Munich.
Las autoridades austríacas averiguaron su paradero y le obligaron a comparecer en su consulado en Munich y luego ante la comisión de reclutamiento de Salzburgo. Allí, dado su débil estado físico, fue declarado no apto e inútil para la milicia. El 16 de agosto de 1914 se presentó como voluntario al ejército alemán: la Primera Guerra Mundial había comenzado. Herido y gaseado en el frente, fue condecorado con sendas cruces de hierro al mérito militar de segunda y de primera clase, honor este último muy raro para un sargento, como él era.
Alois Hitler había ingresado a los dieciocho años en el Servicio Imperial de Aduanas y hasta 1895 trabajó como oficial en distintos pueblos de la frontera austrobávara. Había contraído matrimonio con Anna Glass en 1864, mucho mayor que él, que murió sin descendencia en 1883. Un mes después se casaba con Franziska Matzelberger, quien ya le había dado un hijo, Alois, y tres meses después de la boda le dio una hija, Ángela, la única con quien Adolf había de mantener relación durante toda su vida, y de cuya hija Geli Raubal llegó a enamorarse. Esta segunda esposa fallecía también poco más tarde de una tuberculosis. En enero de 1885 Alois se casó con Klara Pólzl, en terceras nupcias. En mayo nacía Gustav. Tanto éste como una hija nacida en 1887 murieron en su infancia. En 1889 nacía Adolf y más tarde Paula.
Según testimonios, fue un soldado valiente y se ganó pronto la simpatía de sus superiores gracias a su marcado antisemitismo. Fue nombrado oficial de propaganda del Reichswehr, el ejército regular, y se dedicó a predicar el ideal nacionalista y la lucha contra los bolcheviques entre sus camaradas, dando numerosas conferencias. El 12 de septiembre de 1919 fue comisionado a asistir a una asamblea del incipiente Partido Obrero Alemán (DAP) con el objeto de recabar información sobre dicha asociación. Hitler intercambió impresiones con el presidente del DAP, Antón Drexler, y todo habría terminado allí, quizá, si no hubiese recibido poco después
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