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El cáncer y su repercusion


Enviado por   •  21 de Agosto de 2018  •  Biografías  •  1.442 Palabras (6 Páginas)  •  256 Visitas

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Testimonio de un paciente con diagnóstico de cáncer

Debido a los síntomas y los resultados de los exámenes pertinente, programamos, sin urgencias, una intervención quirúrgica para solucionar una hiperplasia prostática que me aquejaba; no había hasta ese entonces, ningún signo de anormalidad que delatara una presencia de un cáncer, tanto por el tacto del recto, como por los parámetros del examen de antígeno prostático e incluso por el aspecto externo observado del fragmento extirpado por el médico cirujano que me operó; sin embargo, los resultados de la biopsia y el posterior  PET, detectaron y confirmaron la presencia del mal, no solo la próstata, sino con ramificaciones en la parte ósea del cóccix. Los resultados de la biopsia fueron entregados a mi hija, la cual me comunicó que al parecer los resultados no eran lo óptimos, pero nada oficial debido a lo complejo del vocabulario técnico utilizado. Fue el cirujano quien…… me dio la noticia de mi enfermedad y los pasos a seguir, pero aunque “ inesperada”, la noticia no me sorprendió, porque desde siempre he sabido que la posibilidad de la muerte es parte de la vida misma; no le temo a la muerte y pienso que en esa actitud han contribuido numeroso factores que intentaré precisar para contribuir modestamente con mi experiencia de vida, a que estos dos futuros médicos puedan enfrentar de mejor forma la comunicación de una infausta noticia y puedan comprender que más allá de ser profesionales de la salud son seres humanos que frente a ellos tienen un prójimo que necesita de una esperanza plausible, para abrigar su alma.

Finalmente fue un joven y ……especialista el que me ratifico en forma detallada mi enfermedad, del tratamiento de sus consecuencias y expectativas de recuperación y si bien es cierto, la noticia en un primer momento me llevó una extensa reflexión interior; inicie con él un dialogo acerca de mis expectativas de vida, la eficacia del tratamiento , etc., sin dramas, sin lágrimas, como si se tratara de una enfermedad más, salí de la consulta reconfortado por tener la “certeza” de vivir al menos 5 años más; es que cada día que vives es un regalo divino que hay que agradecer. A decir verdad, más que la noticia del cáncer lo que me preocupaba era tener una enfermedad catastrófica………que pudiera dejar a mi familia en la ………. Absoluta o tener que recurrí a la caridad pública, expresada en rifas, bingos, completadas, etc. en que las personas deben exponer al desnudo su dignidad de seres humanos, para mendigar un alivio para su mal. Es que estamos en un país en que la salud más que un derecho es un negocio, afortunadamente mi tipo de cáncer está financiado por el “AUGE” y he podido solventarlo.

Es de justicia destacar también en esta atípica forma de enfrentar la noticia de mi cáncer, la visita que realice posterior a la consulta de mi médico de siempre, allí en un lenguaje coloquial, con bromas y cálida amistad, terminamos por desdramatizar el tema.

Mi núcleo familiar compuesto por mi esposa y mis dos hijos, si bien es cierto, recibieron con la natural preocupación y pena la noticia, al observar mi entereza de ánimo unido a las características que los distinguen, alejados de reacciones histéricas, tremendistas, asumieron sin mayores aspavientes la situación y rápidamente dejó de ser un tema que acaparara nuestro tiempo y afectar nuestros proyectos particulares y familiares de vida.

Creo, después de la experiencia vivida, que la forma como el paciente enfrente el problema influye mucho en la respuesta positiva o negativa que manifiesten su familia y el círculo de sus amistades, es una reacción simbiótica que se retroalimenta mutuamente y que puede crear un círculo virtuoso o vicioso en el ánimo del paciente y en su entorno significativo, de acuerdo a una visión positiva o negativa del problema.

Otra de las fortalezas interiores y quizá la más relevante que me hacen enfrentar ésta o cualquiera adversidad, es mi fe, soy católico y creo como tal, que Dios siempre dispone lo mejor para mí, que me cuida y proteja al igual que todos los seres amados que partieron antes que yo y que desde algún lugar del mundo cuidan y guían mis pasos.

Por otra parte, estoy convencido al igual que el filósofo Estorco Séneca que las dificultades las envían los dioses a quienes son capaces de soportarlos, para probar el temple de su espíritu y es privilegio de los héroes de cada día vencerles, porque el dolor y el sacrificio te hace crecer más como persona que una vida plácida y desprovista de situaciones que pongan a prueba la madera de la cual estas hecho.

Otra variable de mi personalidad que me ayudó, sin duda, a encarar este duro trance, es mi optimismo congénito, esto, unido a un diagnóstico esperanzador, a la percepción de haber vivido en plenitud mis 71 años, de haber complicado un ciclo vital en un mundo que comienzo ya, a sentir ajeno, el sentirme gratificado por tener la capacidad de amar y ser comprendido, la presunción de haber dejado una huella transcendente con mi labor artesanal de docente y tener la oportunidad de demostrar a todos, una vez más, que el amor a la vida es capaz de vencer el dolor, la desgracia e incluso la muerte.  

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