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Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  3.963 Palabras (16 Páginas)  •  208 Visitas

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BIOLOGIA DEL CONOCER

Dr. HUMBERTO MATURANA ROMESIN

Conferencia de apertura de las jornadas del amor en la terapia Barcelona 17 de Noviembre de 2000

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Es fundador y colaborador del Instituto Matríztico de Santiago de Chile. Profesor del Departamento de Biología de la universidad de Chile. Ha creado, desde su estudio de la percepción, el campo de la comprensión ontológica del fenómeno del conocer como fenómeno biológico, que él denomina “Biología del conocer, biología del amor”. Estudió medicina en Chile y Biología en Inglaterra y Estados Unidos, doctorándose en Biología en la universidad de Harvard. Premio nacional de las ciencias de Santiago de Chile de 1994. Actualmente trabaja con Ximena Dávila en el desarrollo de la dinámica de la Matriz biológica de la existencia humana.

Muchas gracias. Me siento muy honrado con esta invitación, y con que me hayan invitado con mi colaboradora Ximena Dávila, con quien mañana vamos a desarrollar un aspecto importante de la temática que nos reúne, sobre el amor en la terapia. Yo me voy a parar pues quiero usar el pizarrón para hacer algunas reflexiones biológicas que nos conecten con este tema.

Yo soy biólogo, y pienso que es biológico todo suceder que implique la realización del vivir de por lo menos un ser vivo. De modo que cuando hablo de biología hago biología, y con ello no estoy necesariamente pretendiendo reducirlo todo a moléculas, o metabolismo. Sino que lo que hago es una invitación a mirar los procesos que tienen lugar en cualquier hacer humano como realización del vivir. Y en esto quiero usar el pizarrón para darle forma visible a lo que voy a decir. Además, lo que quiero decir lo voy a decir lo diré de manera sucinta porque mañana con Ximena lo expandiremos en el taller que vamos a hacer. Ahora sólo quiero evocar en Uds. un cambio de pregunta.

Nosotros pertenecemos a una cultura, a una tradición de pensamiento filosófico en la cual la pregunta fundamental ha sido la pregunta por el ser, la búsqueda de la identidad del ser, la búsqueda de su esencia. En otras palabras, lo que propongo es cambiar la pregunta por el ser por la pregunta el hacer, y preguntar: ¿Cómo hacemos lo que hacemos? O mejor, por dos preguntas relacionadas: ¿Cómo es que conocemos? y ¿cómo es que amamos? En esta última pregunta aparece el amor. ¿Cómo es que amamos? y también, ¿cómo es que podemos no amar? Si cambiamos la pregunta por el ser por la pregunta ¿cómo hacemos lo que hacemos? en el fondo lo que hacemos es preguntarnos por nosotros mismos.

Y esto lo voy a expresar aún de otra manera, con una pregunta, por supuesto, y la pregunta que quiero hacer es por el observador y el observar. ¿Quién es el observador? cualquiera de nosotros, y como somos seres vivos y operamos en la realización del vivir, la pregunta es ¿cómo operamos como observadores en la realización de nuestro vivir? Si dejamos de vivir, no hay pregunta de ninguna clase, no hay reflexión filosófica, no hay reflexión científica, no hay cocinar, no se hacen edificios, no pasa nada. El vivir es esencial para realización de todo lo que hacemos como seres humanos. Y todo lo que hacemos los seres humanos ocurre en la realización del vivir, en la praxis del vivir.

Pero además el vivir nos sucede, no lo hacemos nosotros, nos encontramos viviendo en el momento en que nos preguntamos por el vivir, igual que el burgués gentil hombre de Moliere que se encuentra hablando en prosa cuando reflexiona sobre cómo habla, y descubre que habla en prosa. Nos encontramos ya en el “suceder del vivir” cuando nos preguntamos por el vivir. Al mismo tiempo la experiencia es lo que distinguimos que nos pasa preguntándonos por lo que nos pasa.

Voy a escribir aquí, al dibujar en el pizarrón el diagrama de la ontología del observar, la palabra “experiencia”, siendo la experiencia lo que distinguimos que nos pasa, distinción que hacemos en el lenguaje. Así que voy a anotar aquí todo esto en “lenguajear”. Y como el castellano o el español son maravillosos, y permite transformar un sustantivo en verbo, ahí escribo, lenguajear. Y como la pregunta es ¿cómo hacemos lo que hacemos?, indico la pregunta a ambos lados del diagrama, porque es una igualdad, y porque quiero invitarlos a aceptar la pregunta. Si no aceptamos esta pregunta no pasa absolutamente nada. Si no nos preguntamos cómo hacemos lo que hacemos, no pasa nada, seguimos haciendo lo que hacemos como si tuviésemos la capacidad de hacer lo que hacemos como una propiedad intrínseca. Pero si nos preguntamos ¿cómo hacemos lo que hacemos? abrimos un espacio de reflexión. Y la pregunta, por supuesto, lo que está pidiendo es una explicación por respuesta. ¿Cómo hacemos lo que hacemos? Si aceptamos la pregunta nos comprometemos o a proponer o a escuchar la proposición, ¿de qué? bueno, de una explicación, y ¿qué es lo que queremos escuchar?, la proposición de un proceso tal que si tuviese lugar el resultado sería lo que queremos explicar.

Piensen, cuando Uds. piden una explicación, qué es lo que quieren oír? Cuando se dice a alguien, “Ud. llegó tarde”, lo que esperamos oír es un relato de un suceder tal que si hubiese tenido lugar, el resultado sería el haber llegado tarde. Ese relato se transforma en explicación en el momento en que lo aceptamos, porque si no lo aceptamos no es explicación. Y esto lo aprendemos en nuestra casa, con nuestra mamá, con nuestro papá, con los hermanos, con los profesores, cuando somos pequeños... Un niño de 7 años, una niña de 7 o 6 años, sabe perfectamente bien el tipo de respuesta que tiene que escuchar cuando quiere una explicación. “Mama, ¿cómo es que yo nací?” Hija mía, tu eres preciosa, tienes unos ojitos negros, unos rulitos negros... ”No mama, yo quiero saber cómo nací. Yo sé que soy linda”. Lo que quiere oír de respuesta es un relato de un proceso tal que si tiene lugar el resultado es la experiencia explicada. Si ese relato es aceptado es una explicación. De modo que a lo que uno se compromete si acepta la pregunta ¿cómo hacemos lo que hacemos?, es a proponer como respuesta un relato que muestre como lo que hacemos seria el resultado del proceso indicado por ese relato. Si no aceptamos la pregunta, no pasa nada. Pero si una vez que aceptamos la pregunta, nos preguntamos qué estaríamos aceptando al no aceptar la pregunta, aparece algo muy interesante. Se hace evidente que al no aceptar la pregunta por cómo hacemos lo que hacemos, estamos aceptando implícitamente que tenemos la habilidad intrínseca de hacer referencia a un mundo independiente de nosotros.

Hablamos de las cosas que están ahí, fuera de nosotros:

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