Historia Del Arte

Finales de 1888, Arles, Francia. Vincent y Paul, conviven hace nueve semanas, los dos grandes impresionistas, intercambian ideas, conversan, pintan, opinan, formando una relación de amistad y admiración, pero sin duda una de las más pasionales de la Historia del Arte.

Fueron sin duda dos meses que intensa convivencia, que fueron suficientes para marcar una huella en la obra del otro.

Todo comenzó muy bien y con autorretratos de coloridos rostros, fueron el obsequio a elección de ambos, pero fijando en manchas lo que cada uno debía ser en la formación del arte moderno.

Por su parte Gauguin, estaba dispuesto a pasar una temporada con un colega que le admiraba, pero buscaba aun su lugar en el sol. Arles era solo una escala, en la búsqueda de paraísos que lo iluminen.

Nada más llegar a Arles en febrero, Vincent, comenzó a cartearse con Paul. Van Gogh era un buen escritor. Le conto a su receptor, que había encontrado el lugar donde poder superar el impresionismo y neo impresionismo imperantes. Se trataba de “La casa amarilla”, un estudio pequeño. Antes de la llegada de Paul, Vincent se inspiró a decorar las paredes, con grandes, coloridos y vivo girasoles.

El despliegue de creatividad que se produjo cuando estos dos pintores obstinadamente vanguardistas se encontraron, a fines de 1888, es una de las páginas más dramáticas de la historia del arte, y ha inspirado a escritores y cineastas hasta el punto de que casi todo el mundo conoce el episodio de la oreja.

El encuentro de los pintores sólo podía acabar en un duelo titánico. Van Gogh pintaba del natural con una energía que acababa por irritar a Gauguin, necesitado de tiempo para usar su fantasía sin necesidad de ahondar en la tragedia humana en cada pincelada. La reverencia que sentía por él Van Gogh le llevaba a revisar a menudo su propia técnica en busca de errores. Por no hablar del enfoque dado a los mismos temas. El café de noche, de Van Gogh, está pintado de rojo fuerte con un suelo amarillento y aun así produce esa extraña sensación de vacío de los cafés de estación. Gauguin también lo pintó y su toque más ligero convierte a las sombras dolientes que son los personajes al óleo de su amigo en figuras mundanas.

A pesar de que trabajaron juntos y discutieron la utilidad del arte al calor de la absenta, las diferencias entre ambos acabaron por hacer insostenible la convivencia.

“Mi querido Gauguin ―le dijo Vincent van Gogh, ya sobrio y arrepentido de arrojarle un vaso de ajenjo en la cara a su amigo―, Recuerdo vagamente haberlo ofendido anoche”.

Lo que había empezado como un idilio creador con las ansias de la espera y el regocijo productivo del encuentro, acabó teniendo tintes trágicos, mutilación incluida. La noche en que Van Gogh se cortó un pedazo de oreja estaba claro que Gauguin no aguantaba más sus arrebatos de visionario. Quería proseguir su viaje y el intenso compromiso artístico y moral del holandés suponía un pesado lastre…

Cinco directores que cambiaron el cine.

1. Stanley Kubrick

Creador de “Lolita”, “La Naranja Mecánica” y “2001, Odisea en el Espacio”. Sin dudas el genio de Kubrick esta en romper los tabúes de una sociedad, a la cual, critica con dignidad creativa.

Es sin lugar a dudas un director, de lujo con impronta propia. Gran utilizador de símbolos. Logro el control total en sus películas, porque quizás, solo él se entendía, solo él podía lograr lo que su creación llamaba al cuerpo. Se anticipó a tendencias, con la utilización de espectaculares bandas sonoras, incorporando algunos elementos de electrónica.

Tenía una gran obsesión por los detalles y calidad final del producto, tomando las películas como un aprendizaje extremo y doloroso en torno al personaje.

Fue sin duda un avanzado en su tiempo. Murió en 1999. Sin Oscar a Mejor Director.

2. Orson Welles

Un padre de Hollywood, uno de los fundadores de la calidad

...