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JUAN HUS

NelsonmontTesis14 de Enero de 2014

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JUAN HUS

Nacido en el seno de una familia burguesa del sur de Bohemia, (1369-1415), estudió en la

universidad de Praga, en donde consiguió el título de maestro en artes (1396) y ejerció como

profesor de filosofía desde 1401. Ordenado sacerdote en 1400, Hus mostró su admiración por la

obra de los predicadores Milic y Janov y por las ideas del reformador inglés, crítico de la

jerarquía eclesiástica. Hus transmitió sus ideas reformadoras a través de sus predicaciones desde

la capilla de Belén en Praga, que, en un principio, contaron con el beneplácito del arzobispo

Zbynek Zajic, quien, sin embargo, condenó en 1409 las obras de Wyclif y algunos escritos del

propio Hus, como la "Apostilla", la "Explicación del Decálogo" o la "Pequeña hija".

En 1409 el rey Wenceslao IV, promulgó el decreto real de Kutná Hora, por el que la gestión de

la universidad de Praga, hasta entonces monopolizada por el profesorado alemán, pasó a manos

de los checos; Hus se convirtió en rector y confesor de la reina Sofía de Baviera. A partir de

1412 la situación dio un giro espectacular. Hus y sus seguidores acusaron de simonía a los

enviados papales llegados a Praga con las indulgencias plenarias; esta acusación supuso la

retirada del permiso de predicación para Hus y el entredicho para la capital bohemia, lanzado

desde Roma por el arzobispo de Praga. El pensamiento de Hus, recogido en obras como el "De

Ecclesia", se radicalizó.

En 1415 se desplazó a Constanza para defender sus ideas ante el concilio. Hus, a pesar de

rechazar las imputaciones de herejía y poseer un salvoconducto del emperador Segismundo, fue

tildado de hereje y condenado a la hoguera; la condena de Hus fue seguida por la de uno de sus

principales seguidores, Jerónimo de Praga. Estas dos muertes crearon un fuerte partido husita en

Bohemia, conocido como "calicista" o "utraquista" por identificar el símbolo de su lucha con el

cáliz y la eucaristía bajo las dos especies, el pan y el vino (sub utraque specie).

En 1419 estalló la revuelta en Praga, alentada por las predicaciones de Juan Zelivsky y por el

partido husita, que concluyó con la ocupación del ayuntamiento y la defenestración de los

miembros del concejo afines al emperador Segismundo. Tras la muerte del rey Wenceslao, el

patriciado urbano y los husitas moderados llegaron a un acuerdo para restablecer el orden en la

ciudad. Este hecho muestra cómo casi desde el primer momento hubo una división en el seno del

husismo; los husitas moderados (baja nobleza y patriciado urbano), dirigidos por Juan Zizka,

reclamaban el reconocimiento por parte del Papado y de Segismundo, sucesor de Wenceslao IV,

de la ortodoxia de la reforma husita; por su parte, los más radicales (campesinado y población

urbana), acaudillados por Wenceslao Koranda en Praga y, más tarde, por los cabecillas de la

comunidad de Tabor (taboritas), solicitaban cambios en las estructuras sociales y políticas del

país.

En 1420 los husitas moderados (calicistas o utraquistas), ante las negativas de Segismundo y la

preparación de la cruzada por parte del papa Martín V, aprobaron los "Cuatro artículos de Praga",

con los que proclamaban la libertad de predicación, la eucaristía bajo las dos especies, la

supresión del poder temporal de la Iglesia y el castigo público de los pecados más graves. Pese a

las crecientes disensiones en el seno del husismo, provocadas por la ejecución del radical Martín

Huska y por el asesinato del predicador Juan Zelivsky, los ejércitos bohemios, dirigidos por los

moderados Zizka y Procopio el Grande, consiguieron derrotar a las tropas cruzadistas en

repetidas ocasiones: Monte Vitkov (1420), Vysehrad (1422), Tachov (1427) y Domazlice (1431).

Ante la sucesión de los fracasos militares, Roma y Segismundo decidieron optar por la vía del

diálogo y, así, se iniciaron las conversaciones de paz en Presburgo (1429), proseguidas por el

Concilio de Basilea (1432-1433) y por la Convención de Cheb (1432). Las conversaciones de

paz desembocaron en los llamados "Compactata de Praga" (1433), artículos de fe que sellaban el

compromiso entre los utraquistas y el Concilio de Basilea. Mientras, la situación interior del país

se degradaba poco a poco.

La alta nobleza, fiel a la Iglesia romana, dio un golpe de mano en la Dieta de Praga (1433) al

hacerse con los principales cargos del gobierno, dejando al margen a la pequeña aristocracia y a

los procuradores de las ciudades. Por su parte, e} ejército, que había hecho de la guerra un

"modus vivendi", se encontraba en estado de continua revuelta, al disminuir la actividad bélica.

La guerra civil no tardó en estallar. Los husitas moderados, aliados de los católicos, derrotaron

en Lipany (1434) al ejército de taboritas y orfelinos, antiguos componentes de las tropas de

Zizka. La contraofensiva taborita acabó en desastre y su cabecilla, Juan Rohac de Duba, fue

ahorcado en Praga.

Segismundo, tras diecisiete años de luchas y conflictos, consiguió entrar en Praga y ser

reconocido rey por la Dieta. Según lo estipulado por los "Compactata de Jihlava" (1436),

Bohemia se reincorporaba a la Iglesia romana, aunque manteniendo algunas de sus

particularidades litúrgicas, como la eucaristía bajo las dos especies; el rey se comprometía a

promocionar a eclesiásticos reformadores como el arzobispo de Praga, Juan Rokycana. El

movimiento husita, calificado por algunos autores como revolución, trajo consigo la afirmación

del elemento checo sobre el alemán en Bohemia y la difusión de los ideales de reforma y

renovación eclesiástica por los países de su entorno geográfico (Polonia, Hungría, Alemania,

Eslovaquia, etc.). A la muerte de Segismundo (1437), la Dieta eligió como sucesor a su yerno

Alberto de Habsburgo, duque de Austria y rey de Hungría. Su candidatura, apoyada por los

barones católicos (alta nobleza), fue contestada por la nobleza husita y por las ciudades, que

pretendían promocionar al trono al príncipe polaco Casimiro.

En la batalla de Tabor (1438) el partido pro-Habsburgo derrotó a la facción contraria con el

apoyo de Moravia (feudo católico), Lusacia y Silesia. Alberto moriría un año más tarde, dejando

un hijo póstumo, Ladislao. Bohemia vivió a partir de ese momento un periodo de catorce años de

anarquía, en el que los dos partidos formados a raíz de la elección de Alberto se disputaron el

poder. En 1448 Jorge Podebrady, jefe del partido husita, se hizo con el control de la situación en

Praga, en perjuicio de Ulrich de Rozmberk, cabecilla del partido católico. Podebrady supo aunar,

a partir de 1452, a moderados y radicales, gracias a la labor del arzobispo Rokycana.

En 1453 se convirtió en regente del todavía menor Ladislao y, a la muerte de éste, fue elegido

rey de Bohemia por la Dieta (1458). Durante su reinado pretendió acabar con las diferencias

entre católicos y husitas. No consiguió el reconocimiento de Silesia, gobernada por el príncipe

Vratislav, ni del papa Pío II, por lo que tuvo que buscar apoyos en el Imperio (Federico III) y en

Francia (Luis XI). Las diferencias internas condujeron a los checos a una nueva guerra civil,

originada por el levantamiento de los barones, que organizaron la Liga de Zelená Hora, bajo el

mando del católico Zdemerk de Sternberk y con el apoyo del Papado y del rey de Hungría,

Matías Corvino. Podebrady, antes de morir en 1471, firmó un tratado con Polonia para asegurar

la sucesión en el trono: un hijo del rey polaco Casimiro, Ladislao, se convertiría en rey de

Bohemia. Este sería elegido rey por la Dieta de Kutná Hora a la edad de quince años, aunque

bajo la regencia de Johana, viuda de Podebrady. Al mismo tiempo, Matías Corvino se

autoproclamaba rey de Bohemia con la bendición del Papa. La comprometida situación fue

zanjada por la Paz de Olomuc (1479) por la que Ladislao retenía el titulo de rey de Bohemia,

pero perdía el dominio sobre Moravia, Silesia y Lusacia en favor del rey de Hungría. Ladislao

tuvo que hacer frente en 1483 a una nueva revuelta, en este caso auspiciada por los calmistas,

que solicitaban el reconocimiento por parte de Roma de los "Compactata", denunciados como

heréticos por Pío II en 1462.

En 1485 se llegó a un acuerdo definitivo entre católicos y husitas, sellado por la Paz Religiosa de

Kutná Hora. Dicho tratado proclamaba la libertad de culto, de la que quedaban excluidos algunos

grupos radicales como el de los Hermanos checos, surgido a mediados del siglo XV en torno a

comunidades evangélicas. Las diferencias políticas no se solucionaron tan fácilmente como las

religiosas, puesto que la llamada Carta del país (1500), que otorgaba amplios privilegios a la

nobleza, levantó el descontento en las ciudades. Estas consiguieron recuperar parte de sus

derechos políticos gracias al Acuerdo de san Wenceslao (1517). Ladislao, presionado por

Maximiliano de Habsburgo, firmó en 1515 un acuerdo sucesorio con la dinastía germana, que

disponía

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