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La Eleccion De Los Medios De Enseñanza


Enviado por   •  8 de Abril de 2013  •  2.084 Palabras (9 Páginas)  •  384 Visitas

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Bach, Heinz (1968), "La elección de los medios ^ de enseñanza", en Cómo preparar las clases. Práctica y teoría del planeamiento y evaluación de la enseñanza, Juan Jorge Thomas (trad.), Buenos Aires, Kapelusz. pp. 85-91

La elección de ios medios de enseñanza'

Heinz Bach

El valor de todos los procedimientos didácticos depende, en gran medida, de la elección de los medios adecuados que directamente pueden considerarse como las herramien¬tas para la enseñanza. Sin ellos, ¡as clases son inanimadas y abstractas, un mero edificio verbal. Medios didácticos son todos los objetos que el maestro o los alumnos utilizan para su trabajo, sea que se elijan de entre ¡os existentes, que se confeccionen a propó¬sito, que se traigan de afuera o se busquen en su lugar.1

Pueden servir como medios de enseñanza: minerales, plantas, animales, productos industriales, cuadros, libros, mapas, bosquejos, preparados, modelos, relieves, tablas, diagramas, películas, radio, cintas fonomagnéticas, discos, aparatos de proyección, de televisión, instalaciones audiovisuales y de laboratorios de idiomas, instrumentos expe¬rimentales, de medición y observación, láminas y tiras de lectura, abacos, tableros aguje¬reados, frisos, passe-partouts, adornos especiales para el aula, libros de trabajo, coleccio¬nes de problemas, mapamundis, libros de consulta, tarjetas de ortografía, instrucciones escritas de trabajo, máquinas de enseñanza especiales, juegos de cálculo (dominó, lotería de números, etcétera), tiras y discos de cálculo, cuartetos, juegos de preguntas y res¬puestas, juegos de mosaicos, perchas para mapas, juegos de compases, pizarras, tizas, útiles para pintar, herramientas, recados de escribir, cuadernos, instrumentos de mú¬sica, cajón de arena, plastilina, material para trabajos manuales, materias primas, equipo de gimnasia, aparatos y útiles para deportes, etcétera.

Por regla general, los medios didácticos se dividen en medios de enseñanza (medios de exposición) y medios de estudio (medios de trabajo), según que estén destinados para el maestro o para el alumno. Los medios de estudio se subdividen en medios de autoenseñanza y medios de ejercitación, según que sirvan a la elaboración autodidáctica de un nuevo tema o a la ejercitación en lo que ya se sabe. Si un objeto ha de considerarse como medio de enseñanza o de estudio, de autoenseñanza o de ejercitación, depende enteramente de cómo se emplee, pues hasta cierto punto cualquier objeto puede utilizarse ya sea como medio de enseñanza o de estudio, etcétera. Vale decir que no es únicamente medio de enseñanza o de autoenseñanza o de ejercitación. Como los medios didácticos no son un adorno, sino medios de comunicación legítimos y a menudo imprescindibles entre la cosa y el alumno, el resultado de cada clase depende en gran parte de su elección adecuada. Al elegir los medios didácticos es preciso tener en cuenta:

a) El tema.

b) El método.

c) El nivel evolutivo psicológico de ¡os alumnos.

a) Los medios didácticos tienen que corresponder al temo. Difícilmente habrá una clase en que se pudiera prescindir de todo medio didáctico sin menoscabar sensiblemente el resultado. Ya por la sola necesidad de una perfecta visualización como de la formalización del resultado.se impone una esmerada elección de los muchos medios que se ofrecen. Así por ejemplo, no conviene hablar de la construcción sin ir a visitar con el grupo de alumnos la obra más cercana, ni se debería explicar la fundición de minerales utilizando una anticuada "lámina" en vez de películas documentales. Algunos medios didácticos se prestan sólo imperfectamente para adquirir o consolidar conocimientos, vivencias o habilidades. Hay que resistirse a la tentación de utilizar medios inadecuados. Si no pue¬den adaptarse a las exigencias del tema, mejor será prescindir completamente de ellos. Esto se refiere, por ejemplo, a ciertos juegos ofrecidos por el comercio, que seguramen¬te divierten a los alumnos, pero cuyo valor didáctico es a veces bastante pobre, o a algunos adornos que producen más bien un clima falso en vez de poner a la clase en armonía con una vivencia. Ocasionalmente se prescinde todavía -en parte por comodi¬dad y en parte por temor a lo nuevo- del empleo de medios técnicos como la radio, el cinematógrafo y la cinta magnética, aunque prestan excelente ayuda. También cabe men¬cionar aquí la televisión. Aparte de la negligencia que consiste en privar a los alumnos de po¬sibilidades formativas tan esenciales, es preciso ver la misión realmente urgente de educarlos para el manejo adecuado de esos medios y una actitud crítica frente a ellos, si se quiere evitar que sean arrastrados por la res <ca de cualquier estímulo o expresión que se ofrezca. Si los esfuerzos que la escuela malgasta a veces en un prejuiciado recha¬zo de la técnica se utilizaran para hacer frente a la realidad y dirigirla racionalmente, habría menos motivos para resignadas lamentaciones. Por otra parte significaría inter¬pretar mal las posibilidades de los medios técnicos si -sucumbiendo tontamente a la fascinación de lo moderno- se permitiera que la técnica sustituyera las funciones perso¬nales del maestro.

b) Los medios deben estar adecuados al método de enseñanza. Algunos medios, por ejemplo, fotos recortadas de revistas, se prestan muy bien para el modo diferencial o individual pero, por su tamaño, tienen que fallar si se los utiliza para la enseñanza frontal. Otros son adecuados para el modo de presentar (por ejemplo, ciertos diagramas), pero no pueden emplearse para la autoenseñanza porque requieren detalladas explicaciones del maestro. Luego, al elegir los medios didácticos siempre hay que considerar si son útiles y suficientes para el método previsto. Respecto a los medios de autoformación cabe señalar especialmente que la mera independencia no es suficiente. Como medios de autoenseñanza pueden servir únicamente aquellos que conducen a un enfrentamiento verdaderamente adecuado con el tema. Las enciclopedias, muchos de los llamados li¬bros de trabajo, etcétera, no son medios de autoenseñanza en manos de los alumnos, sino a lo sumo medios complementarios. Quien sólo disponga de tales medios además de muy pocas otras cosas, debería evitar el fundar en ellos la autoelaboración de un tema geográfico, por ejemplo, pues el trabajo consistiría mayormente en copiar y apren¬der de memoria, y el resultado sería un mero saber verbal o libresco. Si no existen suficientes y adecuados medios de autoenseñanza, será mejor una exposición viva del maestro o que todos juntos se concentren en el relato

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