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La Gloria De Dios


Enviado por   •  6 de Julio de 2015  •  535 Palabras (3 Páginas)  •  131 Visitas

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Muchas veces que escuchamos la frase "la gloria de Dios" la relacionamos con la visión de Ezekiel junto al río Québar o con la de Juan en el capítulo 4 de Apocalipsis donde en ambas se describe un majestuoso e imponente trono y un ser sentado el cual es imposible de apreciar debido a su poder y grandeza. También lo relacionamos con el hecho de que al único que debemos de exaltar y el único que merece ser exaltado es el Dios creador de los cielos y la tierra. Esto es lo que resumimos en la frase "la gloria de Dios." Sin embargo, aunque hay un grano de verdad en definir esta expresión de esta manera, la frase en sí mismo tiene una implicación mucho más profunda y dinámica, y ésta es a la cual se referían los cristianos del primer siglo. Para poder tener una idea del pensamiento judeocristiano con respecto a la gloria de Dios debemos irnos al evangelio de Juan. Juan nos dice algo completamente diferente en su introducción en el capítulo 1 versículo 14 "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad." Esta gloria descrita por Juan y lo que creemos que percibimos en las visiones antes mencionadas no deberían relacionarse. La gloria de Dios no es un trono ni sirvientes ni coronas, la gloria vista desde la perspectiva humana si lo es, pero la gloria desde la perspectiva de Dios es totalmente diferente. La definición y descripción que nos da la teología del NT de la gloria de Dios es la que fue revelada en Jesús (por eso Juan escribe que la vieron), la cuál viene a ser una paradoja para nosotros los humanos saturados del pensamiento que la gloria debe de ser una de poder y autoridad como prioridad. Los momentos en que Jesús reveló la gloria del Padre fueron todas esas instancias en las cuales se involucró espiritualmente, emocionalmente, moralmente y restauró, no sólo la condición física, sino que el alma y el corazón.

Esta es la gloria que no sólo el I siglo vio y experimentó, sino que cada una de las personas que a través de la historia recibió bondad, justicia, paz, perdón y amor de parte de un seguidor de Cristo ha visto la gloria de Dios y ha sentido su presencia. Porque la gloria de Dios se revela a través de sus seguidores cuando deciden lidiar con la maldad del mundo y traer consuelo, justicia, paz y amor al que llora, al que sufre, al necesitado y al oprimido. Cuando hacemos esto, le mostramos al mundo y a sus habitantes que la gloria de Dios no es estática, no está en un futuro distante, sino que está en el presente, fluyendo (dinámicamente) a través de los corazones de aquellos que luchan día con día contra la injusticia y la opresión. Cada vez que hacemos esto, revelamos la gloria de Dios de la misma manera en como Cristo la reveló...amando a su prójimo como a sí mismo, amándolo hasta la muerte. Él lo hizo así, su espíritu en nosotros también lo

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