¿Las PYME son un buen mercado para ustedes?

¿Las PYME son un buen mercado para ustedes?

Las medianas están reparando en que necesitan sistemas orgánicos, pero las pequeñas aún no pueden hacerlo.

¿Cuánto facturan cada año?

Estamos entre los 2 y 3 millones de dólares.

¿Quiénes son sus  principales clientes?

Principalmente estamos en bancos. Trabajamos la parte del back office, asuntos administrativos, flujos y facturas. Pero la cartera es mucho más amplia, casi 250 clientes. Y todos somos peruanos en esta compañía.

Podría decirse que la ingeniería de sistemas ahora es una carrera más común.

Hemos avanzado bastante y los peruanos somos profesionales reconocidos y cotizados, todavía queda mucho por aprender.

¿Cómo se vende software?

No se vende por publicidad. Es un boca a boca diferente. Cada cliente pregunta dónde está instalado y lo mira para ver qué tal funciona. La única estrategia de Royal Systems es un contrato por el que se paga una sola vez un monto fijo, a diferencia de los informales que terminaban subiendo la tarifa porque lo hacen todo por puchos.

¿Cuándo reparó en que su empresa ya era grande?

Pasamos tantos años ocupados que recién en el décimo tuve tiempo para reparar en ello. Después me llamaron para concursar en varios eventos, y así ganamos el reconocimiento de Internacional Corporation of Business Quality and Management Awards 2015.

Una vida cómoda, sin duda. ¿Cómo así renuncia a todo lo que millones de peruanos desean para arriesgarse con la empresa propia?

El miedo era menos fuerte que la soledad. De los 15 años que laboré en OXY, cinco los pasé en Lima y el resto viajando de un lugar a otro, en movimiento constante. Mi vida eran dos maletas. Extrañaba mucho mi país y en ningún lugar se vive como en el Perú. Además, mi esposa me decía que todo lo que ganaba iba a usarlo solo para curar mis males físicos y mentales (risas).

¿Cuánta gente empezó con usted a mediados de los 90?

No tantos. Estar en tu país es otra cosa. Contraté a 15 profesionales del octavo ciclo de la Universidad de Lima y de la PUCP. En ese tiempo no había gente con experiencia, pues era un lenguaje de programación nuevo que habíamos creado fuera. Era como pasar de lo análogo a lo digital. Solo necesitaba mentes abiertas, un equipo muy sano, nada vicioso y responsable.

¿Cuánto invirtió en esta primera etapa de Royal Systems?

Invertí aproximadamente 50 mil dólares. Empecé comprando este local (de Juan de Arona, en San Isidro), luego las computadoras, todo poco a poco. Después de estar diez años viviendo fuera, conocía poca gente pero tenía contratos para autofinanciarnos.

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