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Luis Echeverría


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2014  •  Tesis  •  6.685 Palabras (27 Páginas)  •  206 Visitas

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Cuando Luis Echeverría asume el poder se encontró con incremento de precios internos, déficit de la cuenta corriente y débiles finanzas públicas; busca estabilizar la economía a través de la reducción de la demanda agregada con políticas monetarias y fiscales restrictivas; logrando así frenar el incremento del nivel general de precios y disminuir el déficit de la cuenta corriente, lo cual eran buenos propósitos, pero al paso del tiempo en 1975 la economía mexicana vivió la crisis más profunda de muchas décadas ya que los principales países capitalistas afrontaban una fuerte crisis económica y con ello el sector agropecuario se convirtió en uno de los más afectados, dado que el campo era el proveedor de la mano de obra, materias primas, etc. Aunque nunca se reinvirtieron los ingresos generados. También significó el desplome de las tierras y el resultado fue escasez de productos agrícolas, lo que disparó los precios de alimentos y bienes básicos. Para este entonces la deuda pública externa que era de 3,500 millones de dólares se incrementó a 20,000 millones de dólares en 1976.

El excesivo endeudamiento externo y el desequilibrio de la balanza de pagos propiciaron la primera devaluación de la moneda nacional en los últimos 22 años, por tanto se decretó la flotación del peso.

A pesar de todos éstos hechos, el gobierno de Echeverría se caracterizaba por decir al pueblo les decía que defendía sus intereses, pero la realidad era que sólo buscaba incrementar su poder a costa de lo que fuera.

Mientras tanto, cansados de sus ostentosas giras por el exterior, sus largas peroratas y las contradicciones entre el México que ofreció construir en 1970 y el que se perfilaba en 1976 al término de su mandato, muchos mexicanos empezaron a hacerse eco de las versiones que se propalaban con inusitada fuerza, en el caos. (Elena Gallegos “El maleficio del sexto año”.)

Aparente Administración de riqueza (1976-1982)

El lema de campaña de José López Portillo fue ¡La solución somos todos!

López Portillo denominó a su estrategia económica Alianza para la Producción, misma que dividió en tres partes: dos años para superar la crisis, dos para la consolidación de la economía y los últimos dos serían de auge y de crecimiento acelerado. Fundamentó su política en la explotación de las reservas petrolíferas descubiertas poco después de su llegada a la presidencia. Sin embargo, por la mala administración y la drástica caída del precio del petróleo lo real durante su sexenio fue: Fuga de capitales, aumento del déficit presupuestal, aumento de la deuda pública, inflación resultante de la evaluación de los precios, disminución de la inversión pública, devaluaciones.

López Portillo, a consecuencia del excesivo e irresponsable gasto público, generó elevados niveles de inflación que erosionaron los salarios, y como medida coyuntural de corto plazo decretó el aumento salarial conocido como 'el 30, 20 y 10', que consistió en aumentar los salarios mínimos en 30%, los salarios medios en 20% y los demás en 10%. Como estos incrementos no tenían fundamento en incrementos de productividad, pasado el alivio meramente coyuntural y pasajero, la inflación fue mucho peor.

Como efectos de la crisis el 1 de enero de 1977, como una medida para ayudar a subsanar la crisis, entraron en vigor diversas leyes que intentaron reordenar el funcionamiento del gobierno federal y, particularmente, la situación financiera.

Fue en 1977 cuando sucedió el milagro: Jorge Díaz Serrano, Dir. de PEMEX, informó del hallazgo de grandes yacimiento petroleros en las costas del Golfo de México. El gobierno de José López Portillo pensó que el crudo sería la palanca para sortear el estancamiento y reiniciar el desarrollo económico con posibilidades ilimitadas. Las reservas probadas de hidrocarburos del país pasaron de unos 10,000 millones de barriles a más de 70,000 millones en sólo unos cuantos años. Pemex, que empezaba a ser un incipiente importador de gasolina y derivados petroleros, ascendió en unos pocos meses a la condición de exportador neto de crudo, con jerarquía mundial.

Como si hubiese sido tocado por los dioses, José López portillo gozó el México del boom petrolero. Con su voz y sus gestos de actor convocaba a los empobrecidos mexicanos a preparase para administrar la abundancia. Aquí y allá se levantaban suntuosas obras, dignas de un país de ricos como el que México sería. (E. Gallegos “Los agravios del echeverrismo”)

Al paso del tiempo, aunque el valor de las exportaciones creció rápidamente durante la época de auge del petróleo mexicano en el mercado mundial, los ingresos generados no fueron suficientes para compensar las importaciones, que se duplicaron entre 1977 y 1981, ni tampoco para satisfacer el crecimiento de una estructura productiva desarticulada y dependiente heredada del Desarrollo Estabilizador.

Las condiciones de bonanza y la buena fortuna se le empezaban a terminar a López Portillo La triste realidad de una aguda crisis financiera caracterizada por especulación y fuga de capitales, se apoderó del país. Sin embargo, el gobierno decidió no cambiar los patrones de gasto ni modificar el tipo internacional de cambio. Ya para principios de 1982, la política económica había hecho del peso una moneda notablemente sobrevaluada, lo que alentó la dolarización de la economía. López Portillo llegó a decir: "Presidente que devalúa, es presidente devaluado" y que defendería al peso "como un perro".

Entre 1977 y 1981, prácticamente no se modificó el tipo de cambio: en 1977 era de 22.579 pesos por dólar; en 1978, 22.767; en 1979, 22.805; en 1980, 22.951; y en 1981, 24.514. Esta situación, dado el mayor crecimiento de precios internos respecto a la economía norteamericana, configuró un tipo de cambio sobrevaluado

A todo esto, debe agregarse el congelamiento del crédito externo por el temor de los bancos a una posible insolvencia de México. Así, el último año del régimen lopezportillista fue de vertiginosa profundización de los rasgos adversos de la economía y la política.

El sueño de independencia económica basado en la riqueza producida por el petróleo hizo creer que se había encontrado una salida hacia el mercado mundial, pero la recesión internacional, la caída de los precios de las materias primas y el crack petrolero de mediados de 1981 fueron el amargo despertar a la dura realidad. El aumento en las tasas de interés en el mercado internacional triplicó los costos de la deuda externa mexicana. La contracción del mercado internacional de

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