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Resumenes


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2014  •  4.928 Palabras (20 Páginas)  •  295 Visitas

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El cuerpo Michel bernard

Capitulo iv

El enfoque psicobiologico del cuerpo. La génesis de la conciencia del propio cuerpo

Henry Wallon que supo mostrar el papel esencial de la motricidad y de la función postural del cuerpo en la evolución psicológica del niño. Se propuso demostrar como el niño llega poco a poco adquirir conciencia en su cuerpo como realidad una y dinámica, distinta de los objetos y de los demás seres vivos, humanos o no humanos.

Los comienzos de la conciencia del cuerpo

En el primer caso, el cuerpo absorbe algo que no pudo distinguirse aun claramente, obedeciendo a una especie de solipsismo elemental de la sensibilidad. El segundo caso, el golpe pone de relieve el agente exterior y escamonte para su beneficio la sensibilidad del sujeto.

Esa sensibilidad es, en efecto bastante rudimentaria y se desarrolla poco a poco; el niño hasta el sexto mes, va descubriendo los movimientos de sus manos, pies y dedos con cierta sorpresa y los percibe como ajenos a él. Asimismo durante ese periodo y hasta después del año, el niño experimenta un vivo interés en palparse el cuerpo; primero se lleva las manos a la boca, luego al pecho y por fin a los muslos. Se lo ve también tirarse vigorosamente de una oreja que toco por azar o moder objetos duros y morderse bruscamente un brazo y lanzar un grito de dolor. Alrededor de esa misma edad, al decimocuarto mes, el niño, a quien se le pide que de su pie lo toma con las dos manos para tenerlo del mismo modo que ha hecho antes con un zapatito. Esta insistencia del niño en querer separar su pie del cuerpo indica una falta de cohesión entre las impresiones que tiene y la sensación más o menos confusa de su propia actividad, eso indicaría que el niño no puede integrar las partes de su cuerpo las que , por lo demás, están individualizadas y hasta personalizadas. Al año y once meses el niño Preyer ofrece muchas veces su bizcocho a su propio pie, como si se lo ofreciera a sus padres, y se divierte esperando a que los dedos de los pies lo tomen.

Según wallon, este animismo ingenuo se explica por un hecho extraño pero muy significativo, al juicio del autor: el niño a principio n identifica mejor los órganos y las formas corporales en otras personas que en el mismo. Un ejemplo un niño alrededor de un año que intenta mamar localiza exactamente en otras personas el lugar de los senos de la madre. En cambio, alrededor de la mima edad llama “tetitas”, como los senos de la madre, a las dos puntas rojas que ven al codo del padre. Parecería, pues que el complejo global, que hasta entonces le hacía buscar exclusivamente a la madre, el niño hubiera aislado impresiones particulares de lugar y la forma que puedan transferirse a cualquier persona. Son imágenes que flotan, pues indistintamente sobre las cosas y que siempre están dispuestas a aislarse lo que tiene ella alguna analogía, aunque nunc puedan cobrar verdadera realidad.

De manera que el niño esta previamente abierto a las cosas, que revelan ante todo su fundamental dependencia respecto a las personas que lo rodean. Wallon nunca dejo de insistir en el carácter social del niño y sitúa al origen de ese carácter en periodo prenatal, el periodo intrauterino, el cual el feto está sujeto a esta simbiosis filológica con el cuerpo materno, cuya sangre le aporta oxígeno, las hormonas y los alimentos necesarios para su desarrollo somático. Esta simbiosis alimentaria se prolonga más allá del nacimiento aunque en una forma relativamente menos rigurosa puesto que el recién nacido continua dependiendo de la madre en lo de tocante de la alimentación a la satisfacción de sus necesidades orgánicas y a la satisfacción de las exigencias de una sensibilidad que es la más visible y la más imperiosa para el, su sensibilidad postural la necesidad que siente el niño de que se lo mueva, y de que se lo cambie de posición. El niño tiene en efecto la necesidad de que se lo alce, de que se lo acune, de que se lo calme haciéndole tome actitudes favorables que puedan permitirse relajarse, y entregarse al sueño. Como no es capaz de hacer algo por el mismo otras personas lo manipulan y los movimientos de esas personas cobraran formas las primeras actitudes del niño. De manera que las primeras gestos provocados por sensaciones de bienestar, o de malestar o de necesidad se adaptaran y se ceñirán a las reacciones maléficas o benéficas, agradables o desagradables de su mundo circundante y esta asociación tiene un doble efecto: por una parte permite al niño identificar reconocer y prever los actos de los demás en la medida en que ellos son favorables o contrario los suyos propios se establece así un acuerdo entre lo que los ojos de los niños ven que se está preparando para el y lo que experimenta luego el mismo en su propia sensibilidad postura. El niño se prevé en los demás y primero en los movimiento maternos. Por otra parte, la forma misma, la amplitud la frecuencia y el ritmo de las respuestas maternas. El espacio postural del niño echa casi literalmente sus raíces en el espacio postural de la madre o quien lo cuide

La emoción como función tónica

Desde los tres meses el niño sabe ya dirigir a las personas que lo rodean y especialmente a la madre, no solo los gritos relacionados con sus necesidades materiales, sino también sonrisas y señales de contentamientos que constituyen y un lazo puramente afectivo entre el niño y los que se toman el trabajo de responder tales señales. A la simbiosis fisiológica y alimentaria sigue, pues la simbiosis afectiva, esta se realiza gracias al mimetismo que es la inherente a toda emoción y que permite al niño sentir al unísono con las personas que las rodea y participar en su vida afectiva. La emoción a juicio de wallon una forma de adaptación al medio y más específicamente los demás, es una forma intermedia entre la primitiva y mecánica de las automatismos y las más elaboradas e intelectiva de las representaciones. Esta adaptación emocional es esencialmente de origen postural y su núcleo es el tono muscular todas las manifestaciones emotivas desde las más groseras hasta las más refinadas desde las carcajadas a la sonrisa, entrañan contracciones tónicas de los músculos, es decir, es simple variaciones de las consistencias de los músculos, sin modificación de formas sin alargamiento o encogimiento como ocurre con las contracciones faciales, necesarias para ejercer una acción sobre los objetos exteriores

Sostiene que l función tónica, al asegurar la regulación emotiva y por lo tanto de la vida afectiva, permite al propio exteriorizarla, expresarla y por consiguiente obrar sobre los demás, cuyas respuestas ella asimila simultáneamente. Es la función

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