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San Pablo En Hechos De Los Apostoles


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  1.647 Palabras (7 Páginas)  •  212 Visitas

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juan estrada

9, 1-31

Vocación de Saulo

22, 3-21

Discurso de Pablo a los Judíos de Jerusalén 26, 2-23

Discurso de Pablo ante el Rey Agripa

1 Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote,

2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.

3 Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo,

4 cayó en tierra y oyó una voz que le decía: « Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? »

5 El respondió: « ¿Quién eres, Señor? » Y él: « Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer. »

7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie.

8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.

9 Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: « Ananías. » El respondió: « Aquí estoy, Señor. »

11 Y el Señor: « Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración

12 y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista. »

13 Respondió Ananías: « Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén

14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre. »

15 El Señor le contestó: « Vete, pues éste me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.

16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre. »

17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: « Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»

18 Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.

19 Tomó alimento y recobró las fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco,

20 y en seguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios.

21 Todos los que le oían quedaban atónitos y decían: « ¿No es éste el que en Jerusalén perseguía encarnizadamente a los que invocaban ese nombre, y no ha venido aquí con el objeto de llevárselos atados a los sumos sacerdotes? »

22 Pero Saulo se crecía y confundía a los judíos que vivían en Damasco demostrándoles que aquél era el Cristo.

23 Al cabo de bastante tiempo los judíos tomaron la decisión de matarle.

24 Pero Saulo tuvo conocimiento de su determinación. Hasta las puertas estaban guardadas día y noche para poderle matar.

25 Pero los discípulos le tomaron y le descolgaron de noche por la muralla dentro de una espuerta.

26 Llegó a Jerusalén e intentaba juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.

27 Entonces Bernabé le tomó y le presentó a los apóstoles y les contó cómo había visto al Señor en el camino y que le había hablado y cómo había predicado con valentía en Damasco en el nombre de Jesús.

28 Andaba con ellos por Jerusalén, predicando valientemente en el nombre del Señor.

29 Hablaba también y discutía con los helenistas; pero éstos intentaban matarle.

30 Los hermanos, al saberlo, le llevaron a Cesarea y le hicieron marchar a Tarso.

31 Las Iglesias por entonces gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria; se edificaban y progresaban en el temor del Señor y estaban llenas de la consolación del Espíritu Santo.

3 « Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy.

4 Yo perseguí a muerte a este Camino, encadenando y arrojando a la cárcel a hombres y mujeres,

5 como puede atestiguármelo el Sumo Sacerdote y todo el Consejo de ancianos. De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había, para que fueran castigados.

6 « Pero yendo de camino, estando ya cerca de Damasco, hacia el mediodía, me envolvió de repente una gran luz venida del cielo;

7 caí al suelo y oí una voz que me decía: "Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?"

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