San Pablo Apostol
Luis Alexander MartinezEnsayo1 de Junio de 2018
59.761 Palabras (240 Páginas)285 Visitas
(Contraportadas)[pic 1]
SAN PABLO
DANIEL-ROPS es el escritor católico actual que aproxima más la Biblia, los Textos Sagrados, a los hombres de hoy. Los Libros históricos, poéticos y didácticos; los Salmos, los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas, han constituido para Daniel-Rops la cantera de su gran producción, embellecida por su estilo extraordinario, por su elegancia y su maravillosa simplicidad; estilo directo, pulido y tallado como un diamante, revelador siempre de las sagradas fuentes donde gusta de beber este escritor que ha logrado interesar a vastísimas legiones de lectores por el Viejo y el Nuevo Testamento, por las figuras que precedieron y sucedieron al Señor.
Devoto de Jesucristo, Daniel-Rops es, asimismo, un devoto de las seráficas figuras que predicaron la Nueva Ley. Entre sus ya numerosos libros, ninguno como este SAN PABLO aparece animado por el fuego de la elocuencia y del espiritual transporte. En él, Daniel-Rops nos ofrece, totalmente arrobado, la figura del Apóstol, y acumula sobre esta alma enamorada de Jesús tal resplandor y hermosura que nos impresiona como si contempláramos las viejas pinturas italianas de Era Angélico, de Simone Martini o del Giotto, los mosaicos de bizantino trazo que nos describen gráficamente la vida y la imagen del Santo, el más firme puntal, con san Pedro, de la Iglesia de Cristo.
Hay en este SAN PABLO de Daniel-Rops, al lado de su incomparable riqueza literaria, una prodigiosa erudición. Ayudado de los Evangelios, de las Epístolas, de todo cuanto se ha dicho y escrito del joven fariseo de Tarso de Cilicia, Daniel-Rops reconstruye con una precisión de gran novelista la verdadera figura de San Pablo, cuya exacta dimensión humana se alza arrobadora ante nosotros y nos gana y nos extasía de tal suerte que estamos pendientes de su acción, de su voz, de su constante predicar y convencer en pos siempre de la conquista por Cristo, su Bienamado.
Con la ternura y musicalidad de un Salmo, de una Epístola, las páginas de Daniel-Rops nos describen la vida azarosa y fecunda del Apóstol de los gentiles, de este sabio doctor de las naciones, desde aquellas lejanas horas de Saulo de Tarso, perseguidor de fieles, ceñudo mal juez de los que creían, impávido espectador del siniestro martirio y lapidación de Esteban, dormido en el amor eterno por Cristo Nuestro Señor.
Más que una bella y edificante historia, Daniel-Rops ha escrito, para los hombres angustiados de hoy, un mensaje de esperanza, otra nueva y alentadora epístola.
Daniel - Rops
SAN PABLO
CONQUISTADOR POR CRISTO
Barcelona
1962
Título original:
SAINT PAUL
Conquérant du Christ
Traducción del francés por
FERNANDO GUTIERREZ
Primera edición: Noviembre de 1953
Nihil obstat:
El Censor,
Dr. Isidro Goma, Canónigo
Barcelona, 6 de noviembre de 1953
IMPRÍMASE,
Gregorio, Arzobispo-Obispo de Barcelona
Por mandato de Su Excia. Rvma,
Alejandro Pech, Pbo.,
Canciller-Secretario
La sobrecubierta de esta edición está inspirada en un relieve de mármol del s. IV, representando a San Pablo y existente en el Museo del Camposanto, en Roma.
ABREVIATURAS
EMPLEADAS EN EL TRANSCURSO DE ESTE LIBRO
Mat. — Evangelio según San Mateo.
Marc. — Evangelio según San Marcos.
Luc. — Evangelio según San Lucas.
Juan. — Evangelio según San Juan.
Hechos. — Hechos de los Apóstoles.
Gal. — Epístola de San Pablo a los Gálatas.
1 Tes. 2 Tes. — 1.ª y 2.ª Epístola de San Pablo los Tesalonicenses.
1 Cor. 2 Cor. — 1.ª y 2.a Epístola de San Pablo los Corintios.
Rom. — Epístola de San Pablo a los Romanos.
Col. — Epístola de San Pablo a los Colosenses.
Filem. — Epístola de San Pablo a Filemón.
Ef. — Epístola de San Pablo a los Efesios.
Fil. — Epístola de San Pablo a los Filipenses.
1 Tim. 2 Tim. — 1.a y 2.a Epístola de San Pablo Timoteo.
Tit. — Epístola de San Pablo a Tito.
Heb. — Epístola a los Hebreos.
1 P. 2 P. — 1.* y 2.a Epístola de San Pedro.
Apoc. — Apocalipsis.
ÍNDICE
I. – El enemigo de Cristo 7
La sangre del diácono 7
Un niño judío en una ciudad griega 13
El discípulo de rabban 20
El camino y la luz 25
II. – Bajo la orden del Espíritu Santo 32
Los tiempos de aprendizaje 32
Cristo vino para todos 41
El mensajero del Espíritu Santo 48
III. – Las grandes aventuras 57
El mundo en el que actuaba el apóstol 57
Las puertas de la fe se abren para los paganos 65
Al descubrimiento de Europa 75
IV. – La ruta del sacrificio 87
«La puerta ampliamente abierta» 87
«El Clarín del Espíritu» 95
El camino que conduce al Calvario 103
V. – A Roma, por la sangre 111
«En Jerusalén testificaste de Mí» 111
El prisionero de Cristo 121
«En Roma testificarás de Mí» (Hechos, XXIII, 11) 129
Apéndice 138
I. Advertencia al lector 138
II. Cronología de San Pablo 138
III. Lista esquemática de las Epístolas 140
I. – EL ENEMIGO DE CRISTO
La sangre del diácono
Por las populosas plazas y por las calles escalonadas de Jerusalén, una multitud vociferante empujaba a un hombre hacia la muerte. Era un hombre joven, «lleno de gracia y de fuerza», cuya frente resplandecía de sabiduría y de audacia, y que parecía maravillosamente tranquilo. Sin embargo, sabía perfectamente adonde le llevaban: hacia ese horrible lugar, situado al otro lado de las puertas de la ciudad, sembrado de piedras y losas ensangrentadas, donde, desde hacía siglos, iban en el espanto a terminar sus vidas los rebeldes a la Ley y las mujeres adúlteras. Allí iba a morir lapidado. Pero golpeado, insultado, con la túnica hecha jirones y la cara surcada de equimosis, avanzaba aquel hombre, indiferente a los gritos de los furiosos, elevando los ojos al cielo y murmurando unas plegarias; parecía no pertenecer ya a la tierra, sumirse ya en plena eternidad.
Hacía entonces muchos meses que, sobre una pelada colina, cerca de otra puerta de la muralla, en alguno de esos vagos terrenos que la costeaban, abandonado a los perros errantes y a los buitres, un supuesto profeta había muerto, per orden de los jefes del pueblo y de los príncipes de los sacerdotes, crucificado entre dos ladrones. Todo Israel había creído entonces que aquello concluiría para siempre con él, su nombre y su secta, y que ya no daría motivo para que tal o cual de esos iluminados surgiese al amparo de la promesa, y que, en pocas semanas, acabarían hundiéndose. En la noche del viernes 6 de abril del año 30, ¡ay, cuán poco heroicos habían sido los partidarios del pretendido Mesías! Huidos, dispersos y agazapados en los barrios bajos y en las necrópolis, ¿qué resistencia hubieran podido oponer a la decisión judicial del Sanedrín? Y las gentes de orden habían concluido que el asunto del llamado Jesús estaba ya terminado para siempre.
...