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wimar20149 de Septiembre de 2013
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Fue en verano cuando pasó todo. Por aquel entonces
pasaba mucho tiempo en mi ordenador, sobre todo durante
las aburridas noches en las que no sabía qué hacer.
Internet aún era algo muy nuevo y desconocido para
la mayoría, cosa que ayudó a que explorar y participar
en blogs y foros se convirtiese en mi nuevo y nocturno
pasatiempo secreto.
Todas las noches navegaba sin rumbo fijo por la red,
descubriendo e interesándome por todas las cosas interesantes
que encontraba. Una de las noches me llamó mucho la atención
una página. Era un fondo negro, con una historia escrita en
blanco encima. Los tamaños de la letra variaban y la letra
estaba hecha a ordenador, pero no parecía un formato normal.
La barra de direcciones había desaparecido, aunque no le hice
caso, puesto que no sabía nada de informática y no le di
importancia al suceso.
Era tarde y no me quedaban demasiadas ganas de seguir
explorando por la red, pero aquello parecía interesante,
así que me autoconvencí a leer la historia. La historia
estaba titulada “Siguiente”. El principio no tenía sentido
y me dio muy malas vibraciones, pero seguí leyendo. Contaba la
historia de una persona, parecía una biografía ultra resumida.
Llegó una parte en la que la historia perdió el sentido totalmente.
En esa parte contaba que leyó una entrada titulada igual que la que
yo leía. Luego, para colmar el sin sentido de aquel texto, al final
de la historia sólo ponía “Ahora, yo volveré a mi vida. Y tú, dejarás
la tuya…”. Tras leer aquello apagué el ordenador y me fui a dormir
enfadado, por la pérdida de tiempo que había sido aquella historia.
La verdad es que estaba muerto de sueño, pero me costó dormirme.
A la mañana siguiente me desperté en una sala blanca. Sobresaltado,
intenté levantarme y ver qué pasaba, qué era aquello, pero no tuve
fuerzas para hacerlo. Examiné rápido mi alrededor y, con incredulidad
y miedo, me di cuenta de que era una habitación de hospital. Unos
segundos después una enfermera apareció para ver qué pasaba. Atónita
de verme despierto, me dijo que esperase y fue a llamar lo más rápido
que pudo a un médico. Al llegar el médico, intenté preguntar qué me había
pasado, y explicarle que lo último que recordaba era que pasé la noche en
mi ordenador. El médico, casi más sorprendido que yo y con la cara sumamente
pálida, me explicó que había despertado de un coma. Que llevaba alrededor de
diez años allí. Me desmayé.
Volví a despertar, ahora en una sala distinta, con una mujer sentada a mi lado.
Era mi tía. Me contó que mis padres habían muerto, y que nadie aún se creía que
hubiese despertado. También me ofreció quedarme con ella hasta que supiese qué hacer.
No me creía nada de lo que estaba pasando. Tardé varios días en asimilar la situación
y en empezar a creérmela. Estaba solo en el mundo, todo era nuevo y desconocido para
mí. No sabía qué hacer. Entonces, recordé algo. Recordé aquella historia que había leído
el último día de mi “sueño”. Recordé la última parte. Lo entendí todo…
Perdido y asustado, utilicé el ordenador que había en casa de mi tía para
relatar una historia lo más fiel y parecida a la que recordaba, para así,
condenar al siguiente… Y acabar con esto.
Ahora, yo volveré a mi vida. Y tú, dejarás la tuya.
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