Situacion Actual De La Educacion

El sistema educativo mexicano ha logrado expandir la matrícula escolar en todos sus niveles y ampliar sus demás servicios. Aunque se mejoraron en la mayoría de los casos los índices de satisfacción de la demanda potencial, no ha sido posible cubrir totalmente las necesidades que hay en la actualidad. Para evaluar los resultados es necesario ver a la educación como un mecanismo efectivo de distribución de los bienes y servicios de la sociedad y como un factor de disminución de las desigualdades.

La educación constituye una de las claves del ascenso social, y un factor de justicia en la distribución de oportunidades, sin embargo, por sí sola tiene poco efecto en el mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos socialmente desfavorecidos. Es cierto que, individualmente, facilita la movilidad a través de los distintos estratos sociales, pero también por falta de una estrategia integral, tiene poco impacto en la vida de los núcleos sociales de menores recursos, en los que alimenta las expectativas a las cuales no siempre responde el sistema socioeconómico del país.

Aunque la educación puede actuar como un mecanismo compensatorio de las desigualdades socioeconómicas de origen estructural, una revisión del sistema educativo permite darse cuenta de que las acciones puestas en práctica por el Estado han sido insuficientes para reducir significativamente las desigualdades.

Otros aspectos críticos de la educación superior son: la escasa investigación que realizan las instituciones, la casi nula difusión cultural, el limitado servicio social, la falta de difusión del conocimiento científico y la incipiente y desarticulada actividad de educación continua, tareas que han carecido de la organización y los recursos necesarios para una auténtica vinculación de la educación superior, con la sociedad en que se inscribe. La deficiente administración de recursos humanos y físicos ocasiona que la disponibilidad de personal e instalaciones oscile entre el exceso y la insuficiencia. En cuanto a los recursos financieros, las instituciones oficiales dependen cada vez en mayor medida del subsidio del gobierno federal, lo que constituye una carga financiera excesiva para este. También la educación de posgrado tropieza con serias dificultades que afectan su calidad y eficiencia. No hay normas claras, falta control y es escasa la coordinación entre las instituciones. La formación de profesionales a nivel de licenciatura en distintas ramas de la tecnología y de la ciencia, a cargo principalmente de los institutos tecnológicos regionales y el Instituto Politécnico Nacional, se realiza en instalaciones y con equipo de prácticas que en la actualidad resultan inadecuados y que, además, no han sido aprovechados adecuadamente la mayoría de veces.

Dado que no existe un programa de formación de profesores para la educación superior tecnológica, los egresados de las escuelas superiores son habilitados como profesores, lo que se traduce en la falta de habilidad y capacidad pedagógica y en que la enseñanza no es acorde con las necesidades regionales de desarrollo. La formación de profesionales a nivel de posgrado en las distintas ramas tecnológicas y la investigación sobre tecnologías productivas en general, resultan insuficientes para impulsar el desarrollo del país. En lo referente a los maestros, de quienes depende en buena medida la calidad del proceso de aprendizaje, su formación y actualización no ha evolucionado en concordancia con las necesidades del sistema educativo nacional.

A la fecha, el sistema educativo no ha generado mecanismos de programación para adecuar oferta y demanda de maestros para todos los niveles, tipos y modalidades. No existen programas de formación para maestros de educación para adultos, rural y no formal, y la formación de maestros para secundaria es marcadamente insuficiente. Para la primaria se prevé, de continuar la tendencia que en algunos estados harán falta maestros, pero a nivel nacional existirá un desequilibrio por exceso de oferta.

La poca coordinación y planeacion de los servicios educativos bilingües provoca en algunos casos con otros servicios de primaria o la desatención de algunas zonas. Los albergues escolares instalados son insuficientes e inadecuados para las regiones en que operan.

El perfil de escolaridad del mexicano indica que la población mayor de nueve años solo ha cursado, en promedio, 3.7 años de estudio, y que si bien el índice de analfabetismo disminuyó de 48% en 1940, a 18% en 1976, desde hace 30 años existen 6 millones de adultos que no saben leer ni escribir.

La alta deserción escolar, la existencia de primarias incompletas y la concentración geográfica en pocas áreas urbanas de los servicios posprimarios han contribuido a acrecentar el rezago educativo en algunos núcleos

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