Teoría De Darwin

Teoría de Darwin-Wallace sobre la evolución por selección natural

En la actualidad se tiene la certeza de que el universo, las estrellas y la Tierra han experimentado cambios a lo largo de extensos períodos de tiempo, es decir, que han evolucionado a través de una larga historia.

A pesar de que comúnmente se asocia a Darwin y Wallace con la evolución, las ideas acerca de ésta les antecedieron por siglos de pensamiento y observación. A lo largo de la historia, los científicos han buscado explicaciones para el cambio y la gran variedad de organismos que viven en nuestro mundo, y con ello, los principios naturales del origen de las especies. Por ello, antes de conocer la teoría de la evolución propuesta por Darwin y Wallace, iniciaremos con una revisión del pensamiento evolucionista que les precedió e influyó en sus ideas.

Platon y aristoteles elaboraron sus respectivos sistemas filosóficos con una visión estatica del cosmos. Esto contribuyo a que durante mucho tiempo se tuviese una visión fijista del mundo. Aristoteles inicio el estudio y la ordenación de innumerables formas de animales; su ordenación constituyo el fundamento de los sistemas de clasificación. De acuerdo con su ordenación la Naturaleza progresa desde los seres más sencillos hasta los más complejos. Este orden gerarquico lineal se llamó más adelante Scala Naturae o Escala de la Naturaleza.

Las ideas de Platón y Aristoteles influyeron en las creencias de los cristianos de la época medieval. La imagen fijista que se desprende del relato del Génesis coincidió con las ideas de estos filosóficos adaptadas al dogma cristiano. Todo ello condujo a la creencia en la fijeza o inmutabilidad de las especies de animales y plantas, la cual perduró mucho tiempo entre ellos. Hasta comienzos del siglo XIX, el pensamiento científico, sometido a las influencias religiosas y metafísicas, era a la vez fijista y creacionista. Ello se debía a la interpretación literal del relato del Génesis de la Biblia, según el cual todos los sistemas vivos fueron creados por una entidad divina en su forma definitiva. El creacionismo reinó sin durante casi 2000 años.

Entre los defensores de la creación divina de todas las especies que existían y de que éstas permanecían sin cambios desde entonces, estaba el botánico sueco Karl Von Linneo. A partir de esta idea sentó las bases de la clacificación y la nomenclatura modernas en su obra Sistema Naturae, que constituye un catálogo razonado de las especies de animales conocidos hasta 1753. Linneo también publicó otros libros en los que describía más de 500 especies de plantas que se conocían en su época. Al quedar ordenados los seres vivientes en un sistema de clasificación, se pusieron de manifiesto sus afinidades y diferencias. Se difundió entonces la idea de que todos los organismos forman una gran cadena, la Scala naturae que se extiende desde las formas simples hasta las complejas.

Aunque pocos cuestionaban el dogma de la iglesia acerca de la creación, una idea alternativa fue sugerida por un contemporáneo francés de Linneo, el filosofo y naturalista Georges Louis Leclerc Conde de Buffon. Entre 1794 y 1767 escribió su obra Historia Natural; en ella Buffon desarrolla ideas transformistas y afirma que la Tierra había sufrido cambios profundos en el transcursos de grandes espacios de tiempo, que los climas habían cambiado, y que la flora y la fauna habían aparecido en un cierto orden. Sugirió que las especies podrían experimentar algunos cambios; con esta idea intento explicar la desconcertante variedad de organismos existentes. Pero la mayoría de las personas no estaba convencida de sus argumentos porque Buffon no ofrecía ningún mecanismo que explicara cómo la naturaleza podía concebir nuevas especies.

Una década después, alguien más se unió a quienes dudaban de la fijeza de las especies. Este fue Erasmo Darwin, abuelo de Charles Darwin. Erasmo era medico y fecundo escritor sobre botánica y zoología. Fue virtualmente la primera persona que planteó la nocion de evolución y uno de los precursores del naturalismoen la Inglaterra del siglo XVIII. En otras palabras, negaba que la existencia del universo se debiera a un creador metafísico y consideraba como creador a la propia Naturaleza. Compiló sus investigaciones en sus libros El templo de la naturaleza y la Zoonomía. En particular, en sus notas sugería que las especies tienen vínculos históricos unas con otras, que los animales pueden cambiar como respuesta a su ambiente, y que sus descendientes pueden heredar esos cambios.

En el siglo XVIII también surgieron nuevas evidencias que desafiaban la visión estática de la creación. Las excavasiones revelaron que las rocas frecuentemente se presentaban en capas, y se encontraron rocas de formas extrañas incrustada en ellas. Tales rocas, llamadas fosiles, frecuentemente semejaban partes de seres vivos. Al principio se pensaba que los fosiles eran accidentes de la naturaleza o rocas ordinarias que el aire, el agua y las personas habían tallado y les iban descubriendo más fósiles se hizo evidente que en realidad eran plantas y animales que habían muerto hacía mucho tiempo y cuya forma se había preservado en la roca.

Al estudiar los fosiles el geologo ingles William Smith se dio cuenta de que ciertos fosiles se encontraban en las mismas capas rocosas. También observó que los restos fosiles mostraban una notable progresión en su forma. Los que se encontraban en las capas de rocas inferiores, y por lo tanto, los más antiguos, generalmente eran muy distintos a las formas actuales, con un avance gradual a una mayor semejanza con las especies de nuestros días en las rocas más recientes. Smith encontró además que muchos de estos fosiles eran restos de plantas y animales exintos. Al integrar toda esta información, los científicos llegaron a la conclusión de que, en el pasado, habían vivido diferentes tipos de organismos y que la superficie actual de la Tierra se formó capa tras capa con el paso del tiempo. Pero a pesar de que la geología aportaba elementos para inferir el cambio en la Tierra y en los seres vivos, la resistencia a las ideas evolucionistas persistía.

Así en los inicios del siglo XIX el zoólogo y paleontólogo francés Georges Cuvier sostiene que ni las especies se transforman ni los restos fosiles evidenciaban tal transformación para poder justificar una diversidad de especies, tanto extintas como actuales, a la vez que para preservar el creacionismo, Cuvier propuso la teoría del catastrofismo. Según su teoría, una gran cantidad de especies fue creada en el principio. Una serie de catástrofes produjeron las capas rocosas y destruyeron a muchas especies, fosilizando sus restos en el proceso. Para él, los fosiles eran restos de seres vivos que se habían extinguido en ciertas

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