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Yo Y Mi Novia


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2012  •  611 Palabras (3 Páginas)  •  422 Visitas

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Es teatro, pero también es reality. Hasta podría hacerse una lectura psicoanalítica, pero no vamos a ir tan lejos. En Mi novia, mi novio y yo, Ricardo Fort interpreta a un tal Jorge Fort, un millonario que lleva una vida ostentosa, en la que todos giran a su alrededor, tiene una novia pero en realidad le gustan los chicos, sobre todo uno. Las cosas se complican el día de su boda (con su novia, que es rubia y un poco lenta) cuando su enamorado llega dispuesto a plantarse en el altar y sacarlo del closet a la fuerza.

Desde esa idea despega esta comedia, en la que el humor está basado en el secreto a voces. Nadie en la familia sabe (o mejor, no quieren saber) que el protagonista es gay, aunque para sus amigos cae de maduro. Esta es quizá la única comedia gay de la temporada, con todos los clichés del tópico explotados: las canciones de Village People, los colores estridentes, las alusiones a emblemas de la cultura gay y el doble sentido, que va de la ambigüedad (el juego preferido de Fort) al chiste fácil, en frases como "No es metro sexual, se la come por metro" y otros eufemismos del estilo, casi todos en boca de un exaltado Jacobo Winograd, que interpreta al padre homofóbico de la novia.

Pero si algunos actores gritan, otros susurran, y ese es el problema del mismo Fort. Su voz se escucha muy por debajo de las del resto, los micrófonos no ayudan y a sus líneas de diálogo se las lleva el viento del aire acondicionado. En el elenco se destacan Adriana Salgueiro, como la tía adicta a las pastillas; Jorge Martínez, como el padre devenido en pastor religioso; Omar Calicchio, como "la gorda", el gay estridente y simpático; y el día del estreno, Roberto Antier, que además de dirigir se puso en los zapatos de la accidentada Cristina del Valle para hacer su papel, el de la madre de la novia.

Mi novia mi novio y yo se inscribe en la tradición de La jaula de las locas, con guiños a Broadway, al kitsch, al musical. Como en todos los gestos de Fort, hay desborde: demasiados personajes, vestuarios excéntricos propios del Carnaval de Venecia, coreografías, números musicales, y varios minutos de más. En medio de la entrada y salida de los 14 personajes, hay momentos que tocan lo sobrenatural, cuando el retrato de una bisabuela cobra vida (al mejor estilo de los cuadros en Hogwarts de Harry Potter) para darle consejos de vida a Jorge, recordarle cómo se inició la fortuna de la familia y cantar Diamonds are a girl best friends y otros números, con el aporte performático y estético de Jean Francois Casanovas.

Sin dudas, Fort eligió rodearse de un elenco diverso, repartido entre nombres famosos, talentos, chicas curvosas y varios Adonis. La comedia tiene sus momentos de humor logrados, en manos de algunos personajes, aunque se pierde en sus propios excesos, que a veces parecen caprichos. Lo llamativo, en una obra abiertamente gay, es que el público puede reírse de todos los chistes

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