ALTRUISMO EN ANIMALES Y DECLARACIÓN DE CAMBRIDGE

ALTRUISMO EN ANIMALES Y DECLARACIÓN DE CAMBRIDGE

Angie Murillo López, Cod: 164003235; Erika Peralta Santana, Cód.: 164003427

El termino altruismo fue atribuido al filósofo Auguste Comte  (padre de la Sociología y Positivismo) a mediados del siglo XIX, con el fin de explicar la oposición de la conducta humana frente al egoísmo y la adopción de tendencias condescendientes (Dugatkin, 2007).

En biología el altruismo es un término derivado de la teoría de Darwin de  selección natural y se refiere  expresamente al favorecimiento de comportamientos egoístas por un fin justificable, dicho esto el altruismo animal pretende, que uno o más individuos generen un costo  favoreciendo  la especie en función de reproducción (fitness) y supervivencia (Viciana, 2009). A lo que surge una incógnita, ¿cómo se da el proceso de selección natural en las especies sociales?

Thomas Henry Huxley, (1893) en su trabajo titulado Evolution and Ethics sostiene que Darwin afirmaba: “La lucha por la existencia tiende a eliminar a los menos aptos para adaptarse a las circunstancias de su existencia. Los más fuertes, los más seguros de sí mismos, tienden a pisar a los más débiles. Pero la influencia del proceso cósmico en la evolución de la sociedad es mayor cuanto más rudimentaria es su civilización. El progreso social significa una verificación del proceso cósmico en cada paso y la sustitución por otro, que puede llamarse el proceso ético; cuyo final no es la supervivencia de aquellos que pueden ser los más aptos, en relación con el conjunto de las condiciones que se obtienen, sino de aquellos que son éticamente los mejores”( Viciana, 2009; Dugatkin, 2007)

Las interacciones altruistas  (-/+) de las especies difieren de otras interacciones respecto a los comportamientos positivos y negativos del ejecutor (es) y el beneficiario(s), donde a corto plazo es bien recibido por  la comunidad el comportamiento perjudicial del ejecutor pero, a largo plazo la perpetuidad de este rasgo disminuiría el número de individuos debido a que cada integrante de la comunidad tiene la capacidad de ejercer el costo – bien sea la muerte del individuo o la perdida de algún (os) procesos fisiológicos entre otros- por ejemplo una grupo de ratas topos donde solo una hembra está en la capacidad de parir la progenie y las hembras restantes pierden este atributo reproductivo por ejercer el rol de guardianas y recolectoras de alimento en la comunidad, donde prima la protección de la hembra reproductora (Schnack, 2005; Viciana, 2009; Marechal, 2009).  Entonces, ¿Cómo es la trascendencia del rasgo egoísta en la descendencia de individuos sociales?

Para responder lo anterior se han propuesto diferentes teorías y modelos, Hamilton propone un modelo basado en parentesco derivado de ideas de Darwin  y los insectos sociales a la similitud genética de los parientes, en este modelo el propone la regla de la desigualdad, donde “la evolución de un comportamiento altruista depende de la proximidad genética por el beneficio que retira el pariente es superior al coste en el que incurre el individuo altruista” y Dawkins atribuye los comportamientos altruistas de la expresiones genéticas de los individuos (Viciana, 2009).  

Esto siendo pudiendo ser un ejemplo en la Declaración de Cambridge donde se declaró lo siguiente: “La ausencia de una neocorteza no parece impedir que un organismo experimente estados afectivos. La evidencia convergente indica que los animales no humanos tienen los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de estados conscientes junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales. En consecuencia, el peso de la evidencia indica que los humanos no son únicos en poseer los sustratos neurológicos que generan conciencia. Los animales no humanos, incluidos todos los mamíferos y aves, y muchas otras criaturas, incluidos los pulpos, también poseer estos sustratos neurológicos”.  Un caso sorprendente de evolución paralela de la conciencia ha sido observado más dramáticamente en loros grises africanos,  son capaces de identificar y crear estados de conciencia con humanos, hablar, y escoger colores. Lo mismo sucede con los primates, delfines, otros mamíferos y aves.

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