ARQUITECTURA COLONIAL EN EL ECUADOR
yanojodan18 de Octubre de 2012
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Con sus columnas toscanas y sus superficies ornamentadas por dentro y por fuera, la Compañía de Jesús es una de las obras maestras monumentales del Manierismo en América Latina. La pared derecha ostenta un memorablemente vívido retrato bosquiano del infierno, que detalla agonizantes castigos por diversos pecados. Sobre los dinteles de las puertas laterales hay representaciones simbólicas de los corazones de Jesús y de la Virgen María. Sus columnas salomónicas están decoradas con guirnaldas de rosas y lirios. La fachada es una sinfonía del estilo Barroco que se asemeja a la Iglesia del Gesú, en Roma. En la puerta principal, un panel delimita la parte secular del área sacra. Tiene un juego de cuatro columnas con capiteles corintios. La Compañía de Jesús es una iglesia deslumbrante, considerada el edificio colonial religioso más importante dejado por los españoles.
Aunque Quito posee una herencia religiosa de gran valor, sus impresionantes construcciones civiles no se quedan atrás, y también contribuyen a embellecer la ciudad. Justo en frente del costado izquierdo de La Compañía está el Banco Central, actualmente museo, biblioteca y centro de artes escénicas. Este es uno de los más impresionantes testamentos del legado Neoclásico de los arquitectos e ingenieros italianos que llegaron a Ecuador a finales del siglo XIX. Desde aquí, en la calle García Moreno, hay una corta distancia a pie hasta el Museo de la Ciudad, a la casa de Manuela Cañizares, hasta la Plaza Grande, la Plaza de la Independencia y la Plaza del Teatro. El acceso a la mayoría de estos lugares es libre o muy económico, generalmente cuesta menos de 4.00 dólares.
Uno de los edificios más imponentes del Centro Histórico de Quito es el Palacio Presidencial, también conocido como Palacio de Carondelet. Estucado en blanco y perfectamente simétrico, precedido por una larga fila de columnas que soportan un balcón superior, el palacio se extiende al mismo ancho que la Plaza de la Independencia. Los balcones que cuelgan sobre el pavimento, traídos originalmente del Palacio de las Tullerías de París. Fueron un regalo del Gobierno francés luego de la Revolución Francesa.
Avanzando al sur por la calle García Moreno se llega, en el extremo sur del Centro Histórico, a La Ronda, una hermosa calle curva, sólo para peatones, que ha preservado el espíritu de siglo XIX en Quito. Hasta los años 30, esta fue "La Bohème" ecuatoriana, hogar de poetas y meretrices. Actualmente, La Ronda ha retornado a sus tiempos de gloria, como los que vivió durante la etapa independentista, con galerías, cafés, restaurantes, artesanías y tiendas sobre la calle. Ha sido transformada en zona turística, donde sus habitantes locales han asumido el reto de convertir a una de las calles más lindas del Centro Histórico en un icono para el turismo que visita la ciudad.
Un poco más al sur hay un cerro conocido como “El Panecillo”, donde en 1976 el artista Agustín de la Herrán Matorras construyó un gigantesco monumento a la Virgen de Quito, el cual puede verse en lo más alto de la elevación, dominando la parte central y sur de la ciudad y proveyendo un punto de referencia desde muchas de sus cuadras. La estatua de la Virgen de Quito mide 45 metros (148 pies) de altura. Es una copia aumentada de la escultura de la Virgen de Quito de Bernardo de Legarda que se encuentra en el altar mayor de la iglesia de San Francisco. La estatua monumental está conformada por 7 000 piezas de aluminio, a la cual se puede acceder a su interior y subir por ella para disfrutar de una espectacular vista superior de la ciudad.
Otra impresionante construcción en la ciudad de Quito es la Capilla del Hombre. Creación del artista Oswaldo Guayasamín como tributo a los pueblos originarios precolombinos de América, quienes por más de 500 años sufrieron la represión colonial y aún luchan por revivir sus valores. Está conformada
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