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Agricultura Ecologica


Enviado por   •  9 de Febrero de 2012  •  2.122 Palabras (9 Páginas)  •  915 Visitas

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UNIDAD 3. El Manejo de Poblaciones Asociadas a los Cultivos

¿QUÉ ES EL MANEJO DE POBLACIONES ASOCIADAS A CULTIVOS?

El agroecosistema debe ser analizado en su conjunto, observando los elementos que lo configuran (suelo, clima, cultivos, insectos, etc.) y las actuaciones humanas sobre él (fertilización, riego, labores, tratamientos, etc.) globalmente y atendiendo también a las múltiples interrelaciones que se establecen.

Los factores que llegan a considerarse plaga o enfermedad no lo son por sí mismos, son consecuencia de un desequilibrio, ya sea por fallos nuestros, variaciones en el clima o cualquier otro elemento perturbador que ha llevado a esa situación. Por lo tanto, el primer paso a dar cuando surge un problema fitosanitario es analizar las causas que han producido ese desequilibrio e intentar reestablecerlo.

Prevención de ataque de insectos y enfermedades

La mayoría de las plagas y enfermedades pueden ser previstas y planificar los cultivos con el fin de evitar su incidencia. Por el contrario, numerosas labores pueden debilitar a las plantas, aún cuando aparenten un mejor desarrollo, haciéndolas más sensibles y susceptibles del ataque de plagas y enfermedades.

Empleo de variedades adaptadas

La rusticidad de las variedades autóctonas provienen de la larga convivencia con las plagas y enfermedades que les afectan, a las que se han podido adaptar con el tiempo. Las variedades exóticas, poco adaptadas a las condiciones climáticas, y las seleccionadas por su alto rendimiento, presentan mucha más sensibilidad a los agentes patógenos.

Actualmente, la importación por el hombre de plagas y enfermedades lejanas, así como las variaciones ambientales producidas por la contaminación, hacen que las variedades autóctonas presenten sensibilidad a determinados problemas. No obstante, continúan siendo mucho más resistentes y, por tanto, son un factor importante para prevenir el efecto de las plagas y enfermedades.

Las variedades deben ser elegidas por responder perfectamente a los condiciones de suelo y clima de la parcela, junto con otras características como responder a las necesidades comerciales.

Biodiversidad

El mantenimiento de una elevada biodiversidad permite mantener mucho más eficazmente el equilibrio ecológico de la finca, reduciendo el impacto de las plagas y enfermedades.

Especial atención debemos tener con la fauna útil o enemigos naturales, los cuales mantienen a las plagas por debajo de los niveles de población que pueden causar daños. Para ello debemos procurar que cuenten con alimentos alternativos, como el polen, cuando las poblaciones de plaga son muy bajas, respetar sus refugios, así como evitar cualquier tratamiento que pueda perjudicarles.

El monocultivo presenta las condiciones idóneas para el desarrollo de los patógenos adaptados a la especie en cuestión. La fatiga del suelo producida por la repetición consecutiva de un mismo cultivo es causa de debilitamiento de las plantas y, por tanto, favorece el desarrollo de los patógenos.

Fertilización

Una fertilización correcta y equilibrada es la base para un buen desarrollo de las plantas, sanas y resistentes a los potenciales patógenos que pueden atacarla.

El exceso de nitrógeno soluble predispone a las plantas al ataque de insectos, dado que aumenta su contenido en azúcares y las partes tiernas, haciendo más apetecibles los brotes. Un cambio brusco en el pH o de los elementos de la solución del suelo provoca también desequilibrios y heridas que anteceden a los ataques de hongos y otros patógenos en las raíces. El exceso de abono orgánico fresco, especialmente cuando se incorpora en profundidad, provoca modificaciones perjudiciales en el suelo que se traducen también en un debilitamiento y mayor sensibilidad a las plagas y enfermedades.

Tratamientos fitosanitarios

Cuando se hace necesario un tratamiento fitosanitario debemos cuidar no desequilibrar con él los restantes elementos del agroecosistema. Para ello procuraremos emplear productos que sean lo más selectivos posibles o, al menos, que no afecten a la entomofauna útil o produzcan resistencias.

Los productos que actúan indirectamente, reforzando la planta, como los purines de cola de caballo o de ortiga, actuando de repelentes, como el aceite de neem, ejercen una acción física, como el aceite mineral o el jabón, o son muy selectivos, como el Bacillus Thuringiensis, no suelen plantear problemas. Por el contrario, los biocidas poco selectivos, como la rotenona o las piretrinas, crean resistencias en las plagas que se tratan y eliminan también a los enemigos naturales.

Las formas resistentes dificultan su tratamiento posterior, por lo que su aparición ocasiona numerosos perjuicios. Los daños sobre la fauna útil provocan que las poblaciones controladas por ellos se conviertan en plaga, al eliminar sus enemigos naturales. Para evitar estos problemas debemos eludir al máximo el empleo de sustancias que puedan generarlas y, principalmente, no emplearlas de forma repetitiva.

En muchos casos el problema generado por los tratamientos es abrir huecos en el nicho ecológico, los cuales son rápidamente ocupados por las especies oportunistas y de rápido crecimiento, entre las que se pueden encontrar muchas plagas y enfermedades. Por ejemplo tras desinfecciones del suelo con vapor o con productos químicos es frecuente su colonización por Fusarium Oxysporum, el cual puede refugiarse en profundidad, al ser resistente a las condiciones extremas, sobreviviendo al tratamiento, y puede reinfectar rápidamente la zona desinfectada al encontrar muy poca competencia.

Labores culturales

Las plantas cultivadas según su ciclo vegetativo, en general, son más resistentes a las plagas y enfermedades que aquellas en que se fuerza para obtener producciones fuera de temporada.

Las fechas de siembra y los ciclos de cultivo pueden ser planificados para que las fases más sensibles de la planta no coincidan con los momentos de mayor expansión de los patógenos.

El laboreo continuado o profundo, cuando produce rotura de raíces, así como las heridas de poda, crean zonas que facilitan el acceso de los patógenos a las plantas.

Las podas ligeras en los frutales, al permitir la aireación e insolación del interior de la copa, puede reducir la presencia de hongos y otros patógenos. Por otra parte, se tiene que tener precaución con

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