Agronomia
frank162920 de Noviembre de 2012
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I. GENERALIDADES
1) TITULO
“Respuesta en el rendimiento y nodulación de frijol (Phaseolus vulgaris) var. Bayo a la inoculación de ocho cepas de Rhizobium bajo condiciones de mínima labranza en el valle de Virú – La Libertad”
2) AUTOR:
Alegría de la Puente, María Lucía Julia
3) ASESOR:
Ing. Eduardo Méndez García
Docente de la Universidad Nacional de Trujillo
4) TIPO DE INVESTIGACIÓN:
4.1 De acuerdo al fin que persigue:
Aplicada
4.2 De acuerdo al diseño de investigacion:
Descriptiva
4.3 De acuerdo a la orientación
Libre
5) LOCALIDAD DONDE SE EJECUTARA EL PROYECTO:
Localización:
Zona : Portada Huancaco
Distrito : Virú
Provincia : Virú
Departamento : La Libertad
6) DURACIÓN DEL PROYECTO:
6.1 Fecha de Inicio: Agosto del 2010
6.2 Fecha de Término: Febrero del 2011
II. PLAN DE INVESTIGACION
1) REALIDAD PROBLEMÁTICA:
Los estudios arqueológicos revelan que el fríjol, del género Phaseolus, se origina en el continente americano. Al respecto también se han encontrado evidencias arqueológicos de frijol con antigüedad de 500 a 8 mil años en algunas regiones de México pero aún se trabaja para determinar con exactitud el origen y el proceso de domesticación que incluye a tres regiones principales: 1) Sur de los Andes, que va desde el sur de Perú hasta San Luis, Argentina; 2) Norte de los Andes, que comprende el occidente de Venezuela y el norte de Perú, y 3) Mesoamérica, que va desde la región de los valles, que conforman los ríos Pánuco y Santiago en México hasta el norte de Costa Rica. No obstante, existe un relativo acuerdo respecto a su origen: México, que es también el lugar donde se diseminaron las primeras semillas hacia el sur del continente americano, sitio en el que llega a cultivarse (Voysest, 1983; Voysest, 2000; Paredes et al., 2006).
Según Paredes et al (2006) destaca que es posible identificar a este país Mexico como lugar de origen por encontrar prototipos de especies silvestres de los cinco grupos más cultivados: P. vulgaris, «fríjol común»; P. acutifolius, «fríjol tépari»; P. lunatus, «fríjol lima»; P. coccineus, «fríjol escarlata»; y P. polyanthus, «fríjol anual».
El Frijol común del género Phaseolus se clasifica dentro de la familia Leguminoseae, subfamilia Papilionoidae, tribu Phaseolae y subtribu Phaseolinae. Es una planta herbácea autógama de ciclo anual, que se cultiva en zonas tropicales y regiones templadas. Esta característica permite agruparla en las denominadas especies termófilas, dado que no soporta bajas temperaturas (Debouck e Hidalgo, 1985). El ciclo vegetativo del fríjol puede variar entre 80 (variedades precoces) y 180 días (variedades trepadoras). Dicho lapso se encuentra determinado sobre todo por el genotipo de la variedad, hábito de crecimiento, clima, suelo, radiación solar y fotoperiodo (Ortiz, 1998).
Su importancia trasciende como fuente de alimento y sustituto de otros nutrimentos de alimentos con alto contenido proteico en la sociedad, sobre todo en países donde el ingreso per cápita limita la adquisición de bienes de alto valor proteico pero de mayor valor económico. Según la FAO (2008), la producción de fríjol en el mundo se concentra en 129 países de los cinco continentes. Entre 1961–2007 se produjo en promedio poco menos de 15 millones de toneladas al año, lo que constituye una tasa media de crecimiento anual de 1.16% durante dicho lapso. Asimismo se cree que el mayor consumo de fríjol en el mundo se manifiesta en regiones con estándares de vida bajos, principalmente en naciones en vías de desarrollo, dado los niveles de aceptación y uso que de este producto se hace en América Latina, Asia y África (ITESM, 2004).
Según la FAO (2008), de los trece países de mayor consumo de la leguminosa en el mundo, nueve de ellos se encuentran en América Latina; Nicaragua, Brasil, México, Paraguay, Belice, Costa Rica, Guatemala y Honduras.
Del total de las 2.500.000 Ha cultivada en el Perú, el 35% se encuentra localizada en la Costa, el 58% en la Sierra y solo el 7% en la Selva (Ramírez, 2000). Toda esta actividad agrícola está asociada a la aplicación de fertilizantes químicos en cantidades que oscilan alrededor de las 170.000 TM/anuales de nitrógeno (N), 45.000 TM/anuales de fósforo (P) y 32.000 TM/anuales de potasio (K), siendo la Corporación Misti S.A. la empresa líder en la comercialización de fertilizantes químicos en el mercado peruano (Ramírez ,2000).
Fuente: Ministerio de Agricultura
COMUNIDAD ANDINA, Secretaría general. Proyecto estadística.
La alta proporción de Nitrógeno aplicado a los suelos agrícolas indica la relevancia de fertilización nitrogenada en la agricultura peruana. Esta alta demanda de Nitrógeno, así como su consecuencia sobre la calidad de las aguas por la contaminación de nitratos y nitritos residuales, puede ser atenuada mediante el incentivo de siembra de especies de leguminosas fijadoras de Nitrógeno en la rotación de cultivos. En el Perú, 200.000 Ha son sembradas con cultivares de haba, frijol común, arveja, soya, pallar, zarandaja, lenteja, frijol de palo y frijol castilla, con una producción total aproximada de 170.000 TM de grano seco (Camarena ,2005).
El nitrógeno es muy abundante en la atmósfera, sin embargo, las plantas no pueden utilizarlo en su forma elemental y tienen que obtenerlo del suelo principalmente en forma de nitratos ,siendo la fijación biológica de nitrógeno un proceso clave en la asimilación de este elemento en su estado molecular, por el cual microorganismos portadores de la enzima nitrogenasa convierten el nitrógeno gaseoso en nitrógeno combinado por medio de un grupo de bacterias que se conoce colectivamente como rizobios que inducen en las raíces o en el tallo de las leguminosas la formación de estructuras especializadas conocidos como nódulos, dentro de los cuales el nitrógeno gaseoso es reducido a amonio (Arias et al., 2007).
Esta tecnología es una alternativa biológica a la utilización de fertilizantes sintéticos, porque mejora los rendimientos y la calidad de diferentes cultivos, bajan los costos de producción, no contamina los suelos y resulta sustentable en el manejo de diferentes agroecosistemas (Zúñiga D. 2007).
En este sentido la utilización de un Rhizobium infectivo (con capacidad de nodular) y efectivo (eficiente para la fijación del Nitrogeno) en la leguminosa implica determinar la necesidad de inoculación. Para ello se corrobora la existencia del tipo de Rizobios nativos en el suelo, su eficiencia para fijar N, la concentración de N en el suelo y si la leguminosa elegida se siembra con frecuencia en la región para mantener su rendimiento. Lo ideal es seleccionar un Rhizobium altamente infectivo y efectivo para lograr una disminución máxima del fertilizante nitrogenado, sin disminuir en el rendimiento de la leguminosa. (FAO, 1995).
Acuña et al. (1996) evaluó el desarrollo y rendimiento de tres variedades de frijol común inoculados con tres cepas de Rhizobium leguminosarum bv Phaseoli., en dos localidades de Costa Rica, siendo la variedad Talamanca inoculada con la cepa CR-477 (Cepa nativa) la que obtuvo mayor desarrollo y rendimiento por hectarea respecto a la fertilización nitrogenada, en este sentido se obtuvo la misma respuesta con las variedades Criolla y Brunca en la localidad de Los Chiles, demostrando que en las variedades estudiadas inoculadas con cepas nativas favoreció grandemente su rendimiento, superando el efecto de las cepas provenientes del CIAT y de la fertilización con 150 kg/ha de nitrógeno.
En Perú durante los años 1988-1991, el Programa Regional de Frijol, Zona Andina (PROFRIZA), bajo la dirección del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), llevo a cabo un programa de mejoramiento de la fijación biológica de nitrógeno en frijol común en el Perú, en la costa (Chincha y Cañete, Provincia de Lima) y sierra del Perú (Cajamarca y Cuzco), procediendo en ambos casos a realizar una colecta de nódulos, aislamiento, caracterización de rizobios, evaluación en invernadero y ensayos en campo, obteniéndose en la costa peruana ganancias de hasta el 16% de los testigos inoculados con la cepa nativa COSTA 15 y con la cepa CIAT 632,en comparación con los testigos sin inocular; así mismo para la sierra, en Cuzco, todos los rendimientos fueron superiores con el uso de las cepas nativas, en relación al testigo sin nitrógeno, llegando hasta ganancias del 200%. En Cajamarca la ganancia promedio fue de 54%, con las cepas nativas: CAJAMARCA 12 y CAJAMARCA 13 (Pineda, 1992).
Benavides (2010) en su investigación sobre la selección de 42 cepas Rhizobium nativos procedentes de cinco departamentos del Perú por su efectividad simbiótica en Phaseolus vulgaris (L.) "frijol común" evaluó ; Peso seco de la parte aérea, peso seco de la parte radicular y peso seco de la masa nodular realizando el análisis estadístico con el Test Tukey obteniendo solo diferencias significativas para el parámetro Peso seco de masa nodular a pesar de esto, las cepas Rf-167-02, Rf-191-01, Rf-188-03, Rf-124-02, Rf-179-01, Rf-182-05, Rf-170-01, Rf-333-01 y Rf- 167-01 expresaron, en crecimiento vegetal, fijación de nitrógeno sobresaliente o similar a la obtenida por la cepa referencial Rhizobium
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