Ambiental

VARIABLES AMBIENTALES EN LA GEOGRAFIA ECONOMICA.

Los espacios geográficos mundiales han sufrido grandes cambios y transformaciones en su historia reciente, producto del impacto que provocó la reestructuración del capitalismo, especialmente a partir de la caída del Muro de Berlín, cuyo hito político dejó su impronta en el territorio mundial. Las transformaciones operadas en los niveles tecnológicos y comerciales se ponen en evidencia en los nuevos territorios industriales, como en los desindustrializados, facilitados por la movilidad de los recursos financieros y comerciales, intensificando el comercio mundial.

A los cambios políticos-económicos, los acompaña la movilidad poblacional, quienes en busca de mejores condiciones de vida deciden emigrar de sus lugares de origen. Estos y otros problemas de candente actualidad afecta a gran parte de la población. La resistencia a estos procesos abre un debate importante de las ventajas y desventajas que plantea la globalización, por lo que exige ser comprendida en su totalidad.

Por tanto la Geografía Económica en el marco Social, Político, Ambiental y del Comercio Internacional permite comprender las nuevas estructuras económicas y políticas que organizan un nuevo escenario mundial, demostradas también con nuevas configuraciones espaciales.

A partir del análisis de la Globalización de fin del Siglo XX como efecto multiplicador de modificaciones geográficas y geopolíticas en el Mundo y su proyección al Siglo XXI, se propone visualizar los espacios favorables y/o conflictivos y sus condiciones para el Comercio Internacional, a la vez que comprender las diferencias culturales, políticas, sociales y económicas que se desarrollan en forma continua configurando diferentes territorios de escala mundial, regional, nacional y local.

En este ensayo se pretende analizar algunas repercusiones que el incremento en la demanda social por una mayor calidad ambiental puede tener sobre los esquemas de especialización espacial. Se observa que no obstante a las posibilidades que para las regiones menos desarrolladas puede suponer este desplazamiento de la demanda, podrían generarse, algunas soluciones desde un punto de vista social. También se plantea la posibilidad de que una asignación eficiente de recursos (incorporando consideraciones ambientales), pueda resultar incompatible con la liberalización del comercio internacional. Se hace referencia, específicamente, al impacto sobre la diversidad biológica.

Krugman (1980) instala la teoría de “la nueva geografía económica”, para definir una teoría que explica la consolidación de un espacio económico heterogéneo. Desde entonces, se ha asistido a una variedad de ampliaciones más tergiversadas del modelo básico. Sin embargo, a pesar de los avances recientes, no parece existir una idea clara respecto a la trascendencia del instrumental económico implícito en el modelo de esta nueva geografía económica y sus variables ambientales.

Las variables ambientales cada vez adquirien una mayor relevancia en el aspecto económico y social, la creciente demanda social con respecto no sólo a la sostenibilidad del proceso de desarrollo sino a una mejor calidad ambiental en términos generales, se está traduciendo tanto en un conocimiento más profundo de las implicaciones de todo tipo que tienen las actividades humanas sobre la tierra, como en la exigencia de que estos impactos se tomen en cuenta. Las repercusiones que esta evolución puede tener sobre los factores que afectan el espacio, tanto regional como nacional e internacional.

Con la actual explotación intensiva de los recursos naturales, surge el primer problema, que discrimina en favor de aquellas funciones de los mismos que son valoradas en el mercado, que tienen un precio, y en contra de aquellas que, por importantes que sean, carecen del mismo. Un bosque, por ejemplo, cumple una gran cantidad de funciones de todo tipo: económicas (fuente de madera y productos no maderables, protección contra la erosión hídrica y eólica, producción de agua de una determinada calidad, etc.), ecológicas (regulación del clima, depósito de diversidad biológica), recreativas e incluso culturales. De todas ellas, sin embargo, sólo algunas son susceptibles de traducirse en un flujo de rentas monetarias para su propietario o administrador: aquellas que valora el mercado.

Algunos autores, como en este caso (Diego Azqueta Oyarzun y Gonzalo Delacámara Andrés), hablan de una deuda externa y una deuda ecológica donde toman esta deuda ecológica como base de un mecanismo de transferencia de recursos a favor de los países subdesarrollados fuertemente endeudados, que les permitiera subsanar el problema de su deuda externa. Ahora bien, para poder calcular el monto de la deuda y los mecanismos de asignación de la misma a favor de los potenciales receptores, se hace necesario computar, la cuantía de esta deuda, en términos físicos, y pasar, a determinar su equivalente

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