Geografia Economica
johanhaker21 de Mayo de 2014
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CAPITULO 16
La tecnologia aplicada al agro
El desarrollo tecnológico agropecuario en la Argentina
El panorama de la economía agropecuaria de la Argentina puede dividirse en dos partes, que nos servirán para analizar las posibilidades de incremento de la producción:
1) La región pampeana, que, como se dijo en otro capítulo, está totalmente ocupada, o sea <<en producción>>.
2) El resto del país, donde se dispone de vastas extensiones de tierra todavía no aprovechadas desde el punto de vista agropecuario
Como ya lo anticipamos, en ambos casos todo incremento de la producción deberá basarse en aplicación de la tecnología, o sea en un uso más intensivo del recurso de tierra. Así, en la región pampeana deberá recurrirse a innovaciones, en muchos casos ya conocidas, que no impliquen alteración del uso del factor tierra en cuanto a extensión, porque, si se incrementa la superficie destinada a un cultivo, lo hará en detrimento de la destinada a otro. La solución está en producir más por unidad de tierra. Ello se logrará incrementando la productividad de los factores (tierra y trabajo)
Esta conducta no implica, necesariamente, más empleo de capital, sino que puede lograrse un progreso notorio con solo aplicar técnicas que mejoren el uso del suelo, como puede ser, por ejemplo, una rotación adecuada de cultivos, y un laboreo oportuno y óptimo de aquél. La diversificación de cultivos tiene, por otra parte, la ventaja adicional de compensar riesgos climáticos, así como la de adaptarse a las condiciones del mercado obteniendo mejores precios.
Otra forma de aumentar la productividad prácticamente sin aumento del capital consiste en el empleo de variedades adecuadas de la especie que se desea cultivar, que la genética pode al alcance del agricultor. Se trata de los cultivos transgénicos, o sea manipulados para que resistan ciertas enfermedades típicas de la especie, se adapten mejor al clima, etc.
En cuanto a las innovaciones que implican adición de capital figuran los llamados <<medios de producción>>, como fertilizantes, obras de riesgo, mecanización, electrificación, empleo de radioisótopos e incluso de la informática. En los últimos años han adquirido vital importancia tanto la siembra directa como la inter siembra, a las que nos referiremos más adelante.
En resumen, podemos distinguir dos formas de tecnificación: con aplicación de capital y sin ella.
La infraestructura nacional para el desarrollo tecnológico del agro
Entre los organismos que en el país se dedican a la investigación, experimentación y difusión de nuevas tecnologías a favor del progreso agropecuario deben distinguirse los del sector oficial y los del sector privado.
Organismos oficiales
La Secretaría de Agricultura, Ganaderia, Pesca y Alimentación, y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). A raíz de la segunda reforma del Estado, llevada a cabo en el año 1995, la primera dejó de ser Secretaría de Agricultura, Ganadería y pesca para pasar a ser Secretaria de Agricultura, Ganadería. Pesca y Alimentación, mediante la incorporación de la Subsecretaria de Alimentación.
Como señala en una publicación del Instituto Interamericano de Cooperación para la agricultura, el sector agroalimentario argentino en los 90, la creación de esta subsecretaría tiene una importancia vital dado que por primera vez se concentra toda la responsabilidad política sobre la industria alimentaria en una sola área del gobierno. Agrega ese informe que, además del establecimiento de esta nueva subsecretaria, se jerarquizó la actividad pesquera mediante la restitución de una subsecretaría específica, que tiene injerencia directa en el organismo descentralizado de su órbita – el instituto nacional de investigación y desarrollo pesquero -, y una para la actividad forestal. Así se constituyó la subsecretaría de producción agropecuaria y forestal, también con injerencia en los organismos descentralizados de su órbita, como el INTA y el instituto nacional de semillas (INASE).
Además de las dependencias centralizadas de la secretaria de agricultura, ganadería, pesca y alimentación existen entes similares en el orden provincial. Todos tienen, en sus respectivos niveles, la responsabilidad de llevar a cabo los objetivos de las políticas nacionales y provinciales en la materia. Sin embargo, corresponde remarcar la importancia del INTA –por su función eminentemente técnica y de divulgación- y de los institutos de investigación y de veterinaria dependientes de las universidades nacionales y privadas (en particular aplicadas a los campos científico, tecnológico y experimental).
El INTA fue creado en 1956, sobre la base de las dependencias técnicas y estaciones experimentales existentes entonces en el ministerio de agricultura y ganadería, las cuales, por otra parte, habían cumplido hasta ese momento una labor meritoria. Incluye asimismo al ex Instituto Nacional de Suelos y Agrotecnía (hoy instituto de suelos).
Aunque tiene autarquía administrativa y financiera, el INTA depende finalmente de esa secretaria. Tiene la finalidad de impulsar y vigorizar el desarrollo de la investigación y la extensión agropecuaria, así como acelerar, de ese modo, la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria y la vida rural. Con esos objetivos su acción se extiende a todo el territorio del país.
El INTA también participa en numerosos programas de cooperación con instituciones científicas y universidades, como también con organismos internacionales.
El Instituto argentino de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (ISDCAV) y el Servicio Nacional de Sanidad Animal (SENASA). Este organismo fue creado en el marco de la desregulación económica de 1991, con el objetivo de fortalecer en área de la sanidad vegetal. Posteriormente, en ocasión de la segunda reforma del Estado, en 1995, el IASCAV se fusionó con el SENASA (Servicio Nacional de Sanidad Animal), para dar nacimiento a un SENASA rebautizado: la sigla significa ahora Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria.
Organizaciones privadas
Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA). Son uniones promovidas por grupos de productores. Por ello también se los llama Grupos CREA. El primero de ellos fue fundado en 1957.
Están federados en la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) y vienen cumpliendo una importante obra en el campo del progreso de la técnica en las propias chacras.
Agrupaciones de productores y cooperativas agrícolas. Las agrupaciones de productores de tipo gremial, como la federación agraria Argentina y la comisión coordinadora de entidades agropecuarias, y las cooperativas agropecuarias desempeñan una función de gran importancia como agentes de enlace, por decirlo de algún modo, con los organismos oficiales y privados de investigación en la tarea de difundir las nuevas técnicas entre sus asociados.
Cooperativas Agropecuarias. En cuanto a las cooperativas, corresponde señalar que han tenido un crecimiento extraordinario en las décadas pasadas. Cerca de 60% de las cooperativas agrícolas se halla concentrado en la región pampeana (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa) lo cual tiene relación con las similares proporciones en el número de socios y el volumen de operaciones realizadas anualmente.
La tecnología aplicada al manejo del agua: el riego
Si bien la técnica del riego artificial es antiquísima, el uso racional del agua para los cultivos, basado en los conocimientos ecológicos, es reciente y comprende tres aspectos fundamentales:
a) Determinación de las necesidades mínimas y normales de agua de las plantas utilitarias, en cada lugar y en función del medio (concepto moderno de la evapotranspiración).
b) Estadística de las precipitaciones por cada localidad.
c) Inventario de las aguas superficiales y subterráneas, también de las acumulaciones (diques) de aguas alóctonas (aguas provenientes de otros lugares).
La diferencia entre a) y b) da como resultado el <<déficit>> de agua a cubrir con riego. Con este elemento y en función de las disponibilidades de agua que surjan del inventario. c) que puede ser tan solo la capacidad de un dique, por ej. Se hacen los programas de distribución o asignación de cupos o turnos de riego.
En nuestro país los colonizadores españoles se encontraron con inteligentes obras de riego realizadas por los diaguitas en el noroeste, por el inca Viracocha en Santiago del Estero y por el Cacique Guaymallén en Mendoza, algunos de cuyos canales todavía perduran.
Al igual que en el resto del mundo, aquí el riego se difundió en un principio y hasta 1890 bajo el sistema d simple desviación del agua de los ríos, mediante presas derivadoras para elevar el nivel. Estos sistemas, que todavía se practican en parte, se fueron reemplazando por otros, más modernos, que permiten un aprovechamiento mucho mayor del agua de escurrimiento. En 1890 se construyeron los primeros diques regulares: Chorrillos, en San Luis (sobre el río Cuchi Corral), y San Roque, en Córdoba (sobre el río Primero).
Más recientemente se evolucionó hacia el sistema de embalses, que permite un aprovechamiento de hasta el 80% del volumen medio anual de agua escurrida (agua de las precipitaciones que no se evapora ni se infiltra). O sea que ese almacenamiento permite distribuir, en el curso del año y en el momento preciso según los cultivos, toda el agua escurrida (en los periodos de máxima y de mínima). Además, cuando lo permiten los desniveles, esos diques también pueden desempeñar una función
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