Análisis Del Discurso Y La Intertextualidad
Santiago_66617 de Mayo de 2015
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Homenaje al profesor Ambrosio Rabanales
BFUC~ xxxvn (1998- 1999): 729-742
El análisis del discurso y
la intertextualidad
Juana Marinkovich
Universidad Católica de Valparaíso
Actualmente, la expresión análisis del discurso se utiliza como una
etiqueta que recubre el estudio de piezas de uso comunicativo auténticas,
en la búsqueda de una perspectiva integradora acerca del
lenguaje. En la línea del análisis del discurso, un campo interesante
de abordar es aquel del análisis de la intertextualidad. Este tipo
de análisis -ya esbozado por Bajtín (1986) en sus escritos sobre
texto y género- se considera como un complemento esencial para
el análisis lingüístico. Kristeva (1967) alude por primera vez a la
intertextualidad en sus estudios literarios y la define como "la existencia
en un texto de discursos anteriores como precondición para
el acto de significación". Este primer intento de incorporar esta
problemática como objeto de estudio encuentra seguidores que han
profundizado el campo y así hoy podemos determinar distintos matices,
fuente de numerosas investigaciones, entre los que destaca
aquel de la interdiscursividad o intertextualidad constitutiva que pone
el acento en la heterogeneidad de los textos al estar constituidos
éstos por combinaciones de diversos géneros y discursos.
1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES
La lingüística moderna en su empeño por aproximarse a su objeto de
estudio, es decir, al lenguaje y a las lenguas, ha debido abrir sus fronteras, 730 JUANA MARINKOVICH
como la mayoría de las disciplinas, y hoy podemos decir que está en pleno
desarrollo, descubriendo nuevos horizontes e incorporando nuevos espacios
a su investigación, los cuales desbordan, sin lugar a dudas, los marcos
que ella misma se fijó al constituirse como ciencia. Así, la órbita de la
lingüística se ha ido ampliando, desde el simple examen de la estructura
del lenguaje en el estructuralismo, al análisis de los procesos cognitivos y
sociales del discurso y del texto en el paradigma de la pragmática, pasando
por la racionalización de las respuestas intuitivas que los hablantes tienen
de su propia lengua, la formalización estricta del lenguaje o la formulación
de hipótesis sobre el funcionamiento del mismo, en el paradigma del
generativismo.
La pragmática constituye una amplia perspectiva investigadora, cuyo
estatus no está aún claro y perfectamente definido, lo que nos enfrenta a un
paradigma incipiente (Weinreich 1981). Otras corrientes de investigación
ya consolidadas en la década de los ochenta y noventa, como la lingüística
textual y el análisis del discurso, comparten con ella su interés por abordar
el lenguaje en uso, es decir, el lenguaje que se utiliza en situaciones concretas,
o, visto desde otro ángulo, el estudio de las relaciones entre el lenguaje
y los contextos comunicativos en que éste se manifiesta (De Beaugrande y
Dressler 1981). En términos generales, intentan aproximarse al análisis
del lenguaje como texto o discurso. No obstante, cada una de estas comentes
pone énfasis en distintos aspectos, tales como la organización lingüística
de los niveles supraoracionales, el tratamiento de la composición de los
textos, el análisis de la conversación, etc.
Actualmente, la expresión análisis del discurso se utiliza como una etiqueta
que recubre el estudio de piezas de uso comunicativo auténticas, en
la búsqueda de una perspectiva integradora. En cierto modo, tal como lo
plantea J.J. Gumperz, se trataría de la actividad que toma como objeto de
estudio el discurso, entendido como el uso comunicativo que integra lo
verbal y lo no verbal en situaciones auténticas de producción e interpretación.
Este campo de estudio creció durante los años sesenta y setenta a partir
de una serie de trabajos en diferentes disciplinas, incluidas la lingüística, la
psicología, la antropología y la sociología. En los ochenta, surge un conjunto
de publicaciones, entre las que destacan las de Gumperz (1982),
Bronckart et al. (1985), Brown y Levinson (1987) y van Dijk (1985). Recientemente,
aparecen los tres volúmenes de Kerbrat-Orecchioni (1990,
1992 y 1994), el trabajo de Schiffrin (1994), las publicaciones de Fairclough
(1994,1995) -representante de la comente conocida como análisis crítico
del discurso- y las de van Dijk (1997). En la línea del análisis del discurso, un campo interesante de abordar es
aquel del análisis de la intertextualidad. Este tipo de análisis -ya esbozado
por Bajtín (1986) en sus escritos sobre texto y género- se considera como
un complemento esencial para el análisis lingüístico. En lugar de
intertextualidad, la terminología de Bajtín propone el concepto de
dialogismo, que designaría "la relación de un enunciado con otros enunciados".
El mismo autor emplea el concepto de heteroglosia o voces múltiples,
que explicaría la diversidad individual al interior de la colectividad, y
el de carnaval o dinámica retórica, como la expresión de la cultura popular
mediante la inversión de las jerarquías establecidas y el intercambio de
papeles sociales.
En 1967, Kristeva alude por primera vez a la intertextualidad en sus
estudios literarios y la define como "la existencia en un texto de discursos
anteriores como precondición para el acto de significación".
Barthes (1970) aclara que la intertextualidad no tiene relación con la
antigua noción de fuente o influencia, puesto que todo texto ya es un
intertexto; en niveles variables, otros textos se encuentran insertos en él
bajo formas más o menos reconocibles, es decir, los textos pertenecientes a
la cultura del texto previo y aquellos de la cultura del entorno.
De Beaugrande y Dressler (1981) sostienen que la intertextualidad es
uno de los requisitos que debe cumplir un texto para ser considerado texto;
determina la manera en que el uso de un cierto texto depende del conocimiento
de otros textos. Según estos autores, el término intertextualidad se
refiere a "la relación de dependencia que se establece entre, por un lado, los
procesos de producción y recepción de un texto determinado y, por otro, el
conocimiento que tengan los participantes en la interacción comunicativa
de otros textos anteriores relacionados con él". Este conocimiento
intertextual se activa mediante un proceso que puede describirse en términos
de mediación (es decir, teniendo en cuenta la intervención de la subjetividad
del comunicador, quien suele introducir sus propias creencias y sus
propias metas en el modelo mental que construye de la situación
comunicativa en curso); cuanto más tiempo se emplee y más actividades de
procesamiento se realicen para relacionar entre sí el texto actual y los textos
previos que tengan que ver con él, más elevado será el grado de mediación.
732 JUANA MARINKOVICH
Por su parte, Genette (1982) menciona la transtextualidud o trascendencia
textual del texto, es decir, todo lo que lo opone en relación manifiesta
o secreta con otros textos. El mismo autor establece cinco tipos de
relaciones transtextuales:
1. La intertextualidud, definida como una relación de copresencia entre
dos o más textos o la presencia de un texto en otro. La forma más explí-
cita y literal de intertextualidad es la citación y la menos explícita es el
plagio o también la alusión.
2. El paratexto, ordenamiento del texto o el borrador del mismo (pre-texto).
3. La metatextualidud, comentario que une un texto con otro, sin necesariamente
citarlo, en una relación más bien crítica.
4. La hipertextualidad, relación de un texto con un texto anterior o
hipotexto.
5. La architextualidud, relación absolutamente muda que articula cuando
mucho una mención paratextual. Constituye un conjunto de categorías
generales o trascendentales.
En otro plano, Lemke (1985) identifica dos tipos de relaciones
intertextuales. La primera establece relaciones entre elementos de un texto
dado y la segunda, entre distintos textos.
Para Bajtín (1986), todo enunciado, hablado o escrito, desde los más
breves turnos en una conversación hasta un trabajo científico o una novela,
están demarcados por un cambio en el hablante o en el escritor y están
orientados retrospectivamente hacia los enunciados de hablantes previos y
prospectivamente a enunciados anticipados de hablantes futuros, es decir,
tanto los enunciados como los textos son inherentemente intertextuales,
puesto que están constituidos por elementos de otros textos. Este autor distingue
lo que Knsteva llama dimensiones horizontales y verticales de la
intertextualidad (o relaciones en el espacio intertextual). Las relaciones
intertextuales horizontales son de tipo dialógico entre un texto y aquellos
que los preceden y lo siguen en la cadena de textos. También existen relaciones
...