BENCHMARKING: NO TODO ES INNOVAR por HELENA PÉREZ

BENCHMARKING: NO TODO ES INNOVAR por HELENA PÉREZ

La mayoría de las personas, cuando imaginamos nuestro futuro, nos visualizamos trabajando en la oficina de una empresa, de profesores en un colegio, pilotando un avión, o realizando cualquiera de las diferentes profesiones que son por cuenta ajena.

Muy pocas veces nos imaginamos, cuando lo hacemos en términos reales, montando nuestro propio negocio, siendo nuestro propio jefe, o liderando una organización.

En mi opinión esto se debe principalmente a dos razones.

- La primera sería que no nos gusta arriesgar, porque muchas veces nos frena la inversión principal que debemos hacer para ser autónomos, por miedo a que después la idea no funcione y hayamos perdido el dinero.

- La segunda sería que creemos que no tenemos la suficiente imaginación para crear un nuevo producto o una nueva forma de negocio que funcione.

Lo cierto es que las personas tendemos a pensar que únicamente la innovación genera éxito, y aunque en parte esta premisa es cierta, no lo es en su totalidad. Podemos comprobar que productos innovadores como el primer Iphone, o formas de negocio diferentes como la llevada a cabo por el grupo Inditex (Zara) han tenido gran éxito.

Pero últimamente está comenzando a extenderse en los diferentes ámbitos un nuevo concepto denominado BENCHMARKING, que se está afianzando precisamente porque está dando buenos resultados.

Con el benchmarking se refuerza la teoría de que no todo es crear, inventar, sino que también podemos copiar, sin caer en el error del típico “Copia – Pega”. El benchmarking es la práctica de comparar y analizar las mejores prácticas de la competencia, y copiarlas ADAPTÁNDOLAS a nuestra empresa. Eso sí, destacar que no sólo debemos “imitar” los comportamientos de las empresas de nuestro sector, sino de las líderes del mercado completo, ya que de esta manera podremos aprender más.

Para el caso que comentábamos al principio, señalar que en épocas de crisis como la actual, podemos volver a desarrollar negocios que existían hace años y que se habían ido perdiendo, como por ejemplo montar un taller de coches o de reparación de calzado, o incluso abrir una nueva residencia para personas de la tercera edad.

Por lo tanto, y lo que podemos sacar en claro de este artículo es que cualquier persona puede montar su propio negocio, sin necesidad de inventar algo nuevo. Para ello sólo necesitará TRES ingredientes:

a) Tener la capacidad de identificar las necesidades del mercado en cada momento,

b) Determinar qué negocio montar (ya sea “copiado” o nuevo),

c) Confiar en él para de esta manera perder el miedo a arriesgar.

“Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria”. Pierre Corneille.

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