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Biomedica

Luismiwii13 de Noviembre de 2012

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Mi bachillerato es de ciencias biomédicas. Las ciencias biomédicas es el conocimiento de la investigación de los campos de medicina, biología, anatomía, microbiología, zoología, botánica, etc. Todo lo que tenga que ver con el estudio e investigación de las ciencias de salud. Mi meta es obtener el bachillerato en ciencias biomédicas y entrar a la escuela de medicina de Ponce para especializarme en dermatología. La dermatología es el del estudio de la piel, su estructura, función y enfermedades.

Yo escogí ciencias biomédicas porque comprobé que las ciencias son de mi agrado e interesantes para mí y mi carrera va con valores de mi vida. Lo comprobé ya que cogí clases de las dos concentraciones que mas me llamaron la atención que fueron ciencias o computadoras, estuve dos años en la católica en ciencias generales y un año en la interamericana en ciencias en computadoras y pensé que me iba por computadoras pero me pareció más para mí las ciencias y me cambie a biomédica. Va con los valores de mi vida porque a mí me gusta bregar de buena fe y ayudar a mi familia y amistades en problemas y con mi profesión voy ayudar a mis pacientes con sus enfermedades en la piel o aquellas manchas en la piel que nos hace tapar la belleza. La función de mi profesión en el campo de la salud es muy importante ya que tengo que cuidar muy bien de la piel y la cara que es una parte muy sensitiva de muchos pacientes siempre aconsejarlos y ofrecerle lo mejor sin buscar que me convenga nada solo ayudar y aportar mejorías en las situaciones de mis pacientes.

La ética es el conocimiento organizado de la moral, no tiene una antigüedad mayor de veinticinco siglos. Para Aristóteles fue Sócrates su fundador, puesto que fue el primero en señalar y definir las virtudes éticas y en cuestionar la forma como debemos vivir. Séneca confirma este concepto cuando dice que Sócrates fue quien puso la filosofía al servicio de las costumbres y definió que la sabiduría suprema es distinguir los bienes de los males. La Ética Médica, por su parte, es ligeramente posterior a Sócrates, o mejor, contemporánea. Sócrates consideraba que la medicina era un servicio de los dioses (medicina teologal). La medicina en los tiempos de Sócrates y de Hipócrates no estaba organizada ni reglamentada como profesión. Los conocimientos médicos se heredaban, se transmitían en el grupo familiar. La profesión tenía carácter de secta; era como un sacerdocio profesionalizado, aunque también ejercían curadores empíricos y autodidactos. La sociedad, en general, desconfiaba de los que hacían de médicos. No existían disposiciones que obligaran al practicante a ser responsable de sus actos, como sí ocurría en la Mesopotamia. Recordemos que en Babilonia el rey Hammurabi, que reinó unos 1.800 años antes de Cristo, registró en su famoso código derechos y obligaciones de los profesionales de la medicina.

Los adelantos en la comunicación, las facilidades de transporte y nuestra localización geográfica han permitido que la Dermatología en Puerto Rico se haya beneficiado de las escuelas de pensamiento de España. El padre de la Dermatología puertorriqueña fue el Dr. Arturo L. Carrión. Luego de graduarse como médico en el año 1919 en la Universidad de La Habana prosiguió estudios especializados en Dermatología en el Skin and Cancer Hospital de Nueva York, para luego regresar a Puerto Rico. Durante la Segunda Guerra Mundial llegó al país un excelente grupo de dermatólogos precedidos por el doctor Honorato Estella Entralgo, médico español que se radicó en Puerto Rico en 1943 y estuvo a cargo del Leprocomio Insular hasta su muerte en 1965. El Dr. Luis Maduro fue el primero en establecerse en Ponce, rompiendo la tendencia de que los especialistas se establecieran únicamente en la ciudad capital, San Juan. Otro dermatólogo distinguido fue el Dr. Héctor Torres, quien había sido maestro y farmacéutico; luego estudió Medicina, se hizo dermatólogo y más tarde estudió Leyes. Los Drs. Víctor Montilla y Jesús Quiñones, luego de adiestrarse en Estados Unidos, se establecieron en Puerto Rico.

Durante la posguerra, llegó para servir de consultor en el Hospital de Veteranos el Dr. Víctor M. Rivera, quien se había graduado en la Universidad de Loyola en Nueva Orleans, Louisiana, y se había especializado en Dermatología en el Skin and Cancer Hospital de Nueva York. En 1950 se fundó la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico (figura 2) y el Dr. Rivera fue designado para dirigir la sección de Dermatología del departamento de Medicina Interna, cargo que ocupó hasta 1965. Integraban esa Facultad los Drs. José Correa, Jesús Quiñones y Honorato Estella Entralgo. Durante la década del cincuenta, llegan de Estados Unidos, especializados en Dermatología, los Drs. Emilio Trilla –considerado el primer cirujano dermatológico– y el Dr. Francisco Barnés. El Dr. Lawrence Fleisher llegó a Puerto Rico mientras servía en el ejército de Estados Unidos; su trabajo en el laboratorio de investigaciones de enfermedades tropicales lo motivó a estudiar Medicina y en 1956 se graduó en nuestra escuela. Regresó a Estados Unidos para hacer su especialidad y al volver al país en 1960 pasó a formar parte del Departamento de Dermatología donde realizó importantes contribuciones hasta su retiro en 2002.

Al surgir la oportunidad de adiestramiento en Puerto Rico, disminuyó el número de puertorriqueños que iban a Estados Unidos para hacer su especialización. Hasta el presente se han adiestrado en nuestra institución unos 90 dermatólogos. Durante la década de los sesenta comenzaron su práctica los Drs. Armando Silva, Pedro Lázaro, Héctor Hernández López, Héctor Cardona y César A. Quiñones, quien hizo una maestría en fisiología de la piel. En los setenta llegaron los Drs. Rafael Pasarell, Raúl Morales, María del P. Millán, Aurea Ramírez y Fernando Calero, todos adiestrados fuera de Puerto Rico. En la década de los 80 regresaron a Puerto Rico el Dr. Néstor P. Sánchez (1981) y el Dr. Rafael Vélez Torres (1985) quien fue el último dermatólogo puertorriqueño que se especializó en Estados Unidos. Los Drs. Oteyza (de Cuba) y Porres (de España) se establecieron temporariamente en Puerto Rico, pero con posterioridad se trasladaron a Estados Unidos. Las vacantes para la residencia son muy requeridas, lo que nos ha permitido escoger excelentes candidatos, muchos con otra especialidad ya aprobada, como pediatría, medicina familiar, medicina interna y anestesiología. En la actualidad tenemos dermatólogos subespecializados en fototerapia, inmunodermatología, dermatopatología, dermatología pediátrica, cirugía cosmética, cirugía de Mohs y tratamiento con láser. De esta forma nuestra especialidad se sitúa en una posición prominente dentro de la Medicina y le garantiza un sitial dentro del campo de la salud en nuestra Isla y a nivel internacional. Actualmente hay 65 dermatólogos en práctica activa en Puerto Rico, más de una tercera parte son mujeres. Hay aproximadamente un dermatólogo por cada 60.000 habitantes y los servicios están distribuidos en toda la isla.

El código de ética fija normas regulando el comportamiento de las personas dentro de una empresa o su profesión. Que si estas no se cumplen pueden tener riesgos con las justicias empezando desde multas hasta con castigos quitando sus licencias y si es muy grave puede ir a la cárcel. El código ético se divide en once partes la primera parte es sobre las generalidades el doctor tiene como deber cuidar a sus enfermos, ateniéndose a su condición humana. No utilizará sus conocimientos contra las leyes de la humanidad y en ninguna circunstancia le es permitido emplear métodos que disminuyan la resistencia física y la capacidad mental de un ser humano en forma definitiva, si ello no está condicionado por una indicación terapéutica o profiláctica muy precisa, siendo en estos casos conveniente obtener la aprobación de una Junta Médica. Tratándose de enfermos que habiten en lugares apartados esta responsabilidad podrá ser tomada solamente por el médico de cabecera. La prohibición precedente comprende, así mismo, las llamadas drogas de la verdad y todo otro tipo de apremio ilegal. El personal de salud, especialmente los médicos, encargados de la atención médica de personas presas o detenidas, tienen el deber de brindar protección a la salud física y mental de dichas personas y de tratar sus enfermedades en el mismo nivel de calidad que brindan a las personas que no están presas o detenidas.

La segunda parte es sobre los deberes, la obligación inexcusable del médico en el ejercicio de su profesión para atender un llamado se limita a los casos siguientes Cuando no hay otro en la localidad en la cual ejerza la profesión y no exista servicio público, Cuando es un colega quien requiere espontáneamente su colaboración profesional y no exista en las cercanías otro capacitado para hacerlo y En los casos de suma urgencia o de peligro inmediato para la vida del enfermo.El médico debe respetar las creencias religiosas del enfermo no oponiéndose a las practicas que establezcan las respectivas religiones, salve que el precepto religioso signifique un atentado contra la salud que se busca restablecer. En este caso, lo hará saber al enfermo y se negará a seguir atendiendo si persiste(En caso de peligro inminente de muerte intervendrá aun contra la voluntad del enfermo). En caso de tratamiento o intervenciones comunes a menores de edad, el profesional deberá obtener al consentimiento de los padres, tutores o representantes legales de aquéllos y actuará sin él cuando razones de urgencia se lo impidan.

La tercera parte es sobre los deberes con sus colegas Si el profesional o familiares citados en el

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