CRECIMIENTO DE TRES ESPECIES DE MANGLE BAJO CONDICIONES DE INVERNADERO: CULTIVADOS CON DISTINTOS PORCENTAJES DE ABONO ORGÁNICO Y SU EFECTO EN LA CONCENTRACIÓN DE CLOROFILA
BILY45Informe5 de Enero de 2017
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CRECIMIENTO DE TRES ESPECIES DE MANGLE BAJO CONDICIONES DE INVERNADERO: CULTIVADOS CON DISTINTOS PORCENTAJES DE ABONO ORGÁNICO Y SU EFECTO EN LA CONCENTRACIÓN DE CLOROFILA
La importancia ecológica de los manglares radica en las funciones que desempeña en la estabilización y protección de la línea de costa. Además que contribuyen en la cadena trófica, proporcionando áreas de cría y alimentación de numerosas especies de organismos. Actualmente, grandes superficies de manglar han sido afectadas drásticamente de forma directa e indirecta, debido a cambios del uso de suelos y a fenómenos naturales. Para contribuir a solucionar esta problemática se han diseñado distintas estrategias de reforestación, siendo de las más económicas la siembra directa, sin embargo, con bajos porcentajes de sobrevivencia con respecto a la utilización de plántulas cultivadas bajo condiciones de invernadero. Por lo tanto, en el presente trabajo se evaluó el crecimiento de Rhizophora mangle, Laguncularia racemosa y Avicennia germinans con distintos porcentajes de abono orgánico y su efecto en la concentración de clorofila, bajo condiciones de invernadero. Para la producción de plántulas de Avicennia germinans y Laguncularia racemosa se colectaron 120 semillas, mientras que para Rhizophora mangle se colectaron 120 propágulos. El experimento tuvo un arreglo completamente al azar, para lo cual se realizaron cinco tratamientos por cada especie de mangle. Los tratamientos fueron: 0, 25, 50, 75 y 100 % de abono orgánico, completando dependiendo el tratamiento con la parte proporcional con humus de manglar. Cada 15 días se determinaron distintas variables de crecimiento de las plántulas: altura de la plántula, grosor del tallo, clorofila (clorofilómetro SPAD 502) y número de hojas. Para evaluar las posibles diferencias del crecimiento entre tratamientos se realizaron ANCOVAS y cuando se encontraron diferencias significativas, se aplicó un análisis a posteriori de Tukey a un nivel de significancia de 0.05.
1. INTRODUCCIÓN
Los manglares son ecosistemas complejos formados principalmente por vegetación arbórea, la fauna y la flora interrelacionadas, así como el medio físico sobre el cual se establece (Hoff et al., 2002). El manglar se adapta a características diferentes de salinidad, desde agua dulce hasta muy salada, por ello se le conoce como plantas halófitas, ya que pueden resistir la mezcla de ambos tipos de agua, además es el único tipo de vegetación que puede tolerar la inundación permanente de sus raíces con este tipo de composición hídrica (Aguilar, 2005).
También se caracteriza por no presentar una estructura arbórea mixta; el entramado laberinto de árboles, arbustos y raíces son una masa forestal ordenada en donde las diferentes especies de mangle crecen en bandas según su distinto grado de resistencia a las inundaciones periódicas de los mares y por ende a la sal, a variaciones de temperatura y pH (Moreno-Casasola et al., 1986; Gómez Lara y Flores Rodríguez, 2003).
México se encuentra entre los primeros cinco países con mayor extensión de zonas de manglares, los cuales se distribuyen en el interior de lagunas costeras y sistemas deltaicos de las costas del Golfo de México, del Océano Pacífico y Mar Caribe y están constituidos principalmente por cuatro especies; Rhizophora mangle (rojo), Avicennia germinans (negro), Laguncularia racemosa (blanco) y Conocarpus erectus (botoncillo) (FAO, 2005; CONABIO, 2009; Tomlinson, 1986). Además en los bosques de manglar se encuentran otros grupos asociados, como herbáceas, lianas, palmas, orquídeas, brómelas, algunas cactáceas, helechos y arbustos (Yáñez–Arancibia y Lara–Domínguez, 1999).
Los manglares en Tabasco se encuentran distribuidos en la parte posterior del cordón litoral, bordeando las lagunas que se extienden paralelas a la costa y que tienen conexión con el mar; su presencia está condicionada a las situaciones de inundación y concentración de sales disueltas en agua; las especies dominantes de la región son: mangle rojo (Rhizophora mangle L.), mangle blanco (Laguncularia racemosa (L.) Gaertn) y mangle negro (Avicennia germinans L.) (García y Palma, 1998).
Los manglares desempeñan muchas funciones, es un sistema abierto y exporta materia orgánica, que consta de partículas vegetales y planctónicas, las cuales contienen una gran cantidad de carbono, nitrógeno y fósforo (celulosa, hemicelulosa, lignina, proteínas, fosfolípidos, etc. Reddy y D´Angelo, 1994).
La importancia ecológica de los manglares reside en las funciones que desempeña en la estabilización y protección de líneas costeras, contribuyen a la cadena trófica, además es habitad para la fauna silvestre como mamíferos, desde manatís hasta nutrias en peligro de extinción y su vegetación sumergida o emergente sostiene a innumerables especies animales como crustáceos, moluscos, peces, aves costeras y migratorias, además de su valor ecológico las especies de mangle tienen un valor económico muy importante ya que además de su papel como criadero de diversas especies para la pesca también cuenta con la extracción de taninos de la corteza del mangle y la extracción de madera para usos diversos (Lewis 2005). Actúan como sistemas naturales de control de inundaciones, barreras naturales e intrusión salina, ayudan a controlar la erosión protegiendo a las costas y contribuyen con mejorías en la calidad del agua al funcionar como filtros biológicos removiendo nutrientes y toxinas (Agraz-Hernández et al., 2001).
Sin embargo, a pesar de la importancia del manglar, estos han sido deforestados contribuyendo de esta forma al calentamiento global, ya que al disminuir los captadores de carbono de la naturaleza y aumentar las emisiones de contaminantes el efecto invernadero se incrementa.
Grandes superficies de manglar han sido afectadas drásticamente de forma indirecta por obras de infraestructura que han alterado los flujos hidrológicos, tales como presas, bordos, canales, dragados y fenómenos naturales, como los huracanes, (CONABIO, 2008). En México, se estima que se han perdido aproximadamente 65% de los manglares, según el World Resources Institute (WRI 2000).
Lo cual ha causado que las pesquerías tengas bajas extracciones de medio, principalmente a la perdida de habitad costero donde se incluyen a los manglares (Moreno et al., 2002a). Se estima que la tasa de deforestación es del 5% anual, por lo que es una necesidad urgente la restauración de los ecosistemas de manglar (López-Portillo y Ezcurra, 2002; Field, 1999). Las estimaciones del área cubierta por manglares representan grandes variaciones, estableciendo como mínimo una superficie de 5,300 km2 y un máximo de 14,200 km2 lo que representa de un 0.27 al 0.71% del área total del país.
Para solventar lo anterior, se han tomado distintas medidas de restauración, una de ellas es la siembra directa de mangle en zonas deforestadas, lo cual es una técnica de bajo costo que permite reforestar grandes áreas, los costos dependen de la lejanía de los sitios y la cantidad disponible de los propágulos y las semillas (Reyes-Chargoy y Tovilla Hernández, 2002). Cabe mencionar que algunos autores señalan que la siembra directa en zonas deforestadas es factible, sin embargo, de sebe tomar en cuenta el hidroperiodo, debido a que la distribución de los propagulos y plántulas es más restringida que las de los adultos y está en función de las frecuencias de inundación.
Otra de las técnicas utilizadas es la siembra con plántulas obtenidas bajo condiciones de invernadero esta es de mayor viabilidad, pero requiere de una inversión y cuidado continuo, además de que bajo esta técnica se presenta una baja mortandad, un mayor control, tasa de crecimiento mayor y ofrece una garantía de un mayor éxito en la reforestación (Elster, 2000; Agraz-Hernandez, 1999).
La reforestación ha sido una de las actividades dominante para la restauración de zonas devastadas de manglares. Además esta se puede dividir en tres grupos: la siembra directa de propágulos, con plántulas y la reforestación con plántulas de viveros. La diferencia de reforestar con plántulas en viveros es que hay una mayor probabilidad de sobrevivencia respecto a las plántulas sembradas directamente. La falta de información sobre los efectos que puedan tener los factores como la salinidad, temperatura, radiación solar, inundación, nutrimentos, etc., está en constante experimentación (Elster, 2000).
Por otro lado, las propiedades químicas foliares de los especies, son determinantes con la fisiología vegetal, entre las principales propiedades fotosintéticas se encuentran cambios temporales en la accesibilidad de aguas y nutrientes (Gilman et al., 2008), las cuales afectan la efectividad en capturar la luz por los pigmentos. Entre los pigmentos fotosintéticos la clorofila a (chl a) es principalmente la responsable de la fotosíntesis una de las consecuencia en el cambio de la clorofila son indicadores de crecimiento o presencia de estresantes (Blackburn, 2007). Uno de los factores estresantes para que ocurra este cambio son principalmente: deficiencia de nitrógeno, hidroperiodo, salinidad, temperatura y radiación solar son encontrados comúnmente en bosques de manglar.
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