Capacidad De Resiliencia
mireyadiaz_7717 de Abril de 2013
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CAPACIDAD DE RESILIENCIA.
La resiliencia de un ecosistema describe la capacidad de éste para soportar los disturbios, como una tormenta inesperada, fuego o contaminación sin cambiar a un estado cualitativamente distinto. Un ecosistema resiliente tiene la capacidad de soportar shocks y sorpresas, y si es dañado, de reconstruirse a sí mismo. Sin resiliencia, los ecosistemas se vuelven vulnerables a los efectos de disturbios que previamente podían ser absorbidos. El nuevo estado puede no sólo ser más pobre biológica y económicamente, sino que también irreversible.
Cuando los humanos reducen la biodiversidad al favorecer los monocultivos, los ecosistemas tienden a ser más vulnerables. Estudios en praderas, bosques y océanos han demostrado que la pérdida de resiliencia inducida por el hombre puede hacer vulnerable un ecosistema a eventos aleatorios como tormentas o incendios que el sistema podía antes soportar. Incluso un disturbio menor puede causar un cambio hacia un estado menos deseable que es difícil, costoso, o incluso imposible revertir. Los bancos de corales pueden transformarse en algas debido a actividades inducidas por el hombre que resultan en una reducción de la biodiversidad y una menor capacidad para proveer a la sociedad humana.
En este contexto, la biodiversidad juega un papel crucial para el mantenimiento de la resiliencia de los ecosistemas mediante la diseminación de riesgos y permitiendo a los ecosistemas reconocerse a sí mismos ante una alteración, moviéndose hacia un nuevo equilibrio. Si existen muchas especies realizando la misma función esencial, como la fotosíntesis o la descomposición o si especies dentro de un mismo grupo funcional responden de manera diferente a las alteraciones, entonces el sistema será más resiliente y capa de absorber la alteración, ya que las especies serían capaces de reemplearse o compensarse unas con otras.
La sensibilidad es el grado hasta el cual un territorio experimenta un cambio debido a las fuerzas naturales, la intervención humana o una combinación de ambas. Algunos lugares son más propensos a ser sensibles a cambiar, por ejemplo, las pendientes pronunciadas, áreas de intensa pluviometría, escorrentía o suelos altamente erosionables. Estos lugares están sujetos a riesgos naturales que los hacen sensibles a sufrir cambios.
SENSIBILIDAD Y RESILIENCIA
Sensibilidad
ALTA BAJA
ALTA RESILIENCIA Fácil de Degradar Difícil de Degradar
Fácil de Restaurar su Capacidad Fácil de restaurar su capacidad
BAJA RESILIENCIA Fácil de Degradar Difícil de Degradar
Capacidad difícil de reestablecer Capacidad difícil de reestablecer
Esta matriz muestra los extremos de sensibilidad y resiliencia. En la práctica la mayoría de los territorios se sitúan en alguna parte entre los puntos alto y bajo.
La tabla anterior resume la relación entre resiliencia y sensibilidad de los ecosistemas. Donde un terreno es susceptible de cambio (alta sensibilidad) el riesgo de degradación se ve afectado por la resiliencia de ese terreno, la alta resiliencia disminuye el peligro de una degradación grave, mientras que una baja resiliencia indica que los cambios no es probable que sean fácilmente reversibles y pueden incluso ser permanentes. Es probable que sistemas de tierra que muestran una alta resiliencia vuelvan a su anterior estado estable después de la perturbación, mientas que sistemas con baja resiliencia son más apropiados para estar permanentemente alterados por tal perturbación.
Opinión:
El reconocimiento previo de la sensibilidad y la resiliencia de un terreno debería tener gran influencia en las decisiones del uso de la tierra, reduciendo así el riesgo de degradación permanente de la tierra. De manera similar, la sensibilidad y la resiliencia de tipos específicos
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