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Resiliencia. La capacidad resiliente

SoleGonzalez78Práctica o problema7 de Noviembre de 2018

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El interés por la resiliencia en el campo psicológico es antiguo, aunque ha sido en los últimos años cuando ha cobrado una gran relevancia.

El término resiliencia procede del latín (Kotliarenco, Cáceres y Fontecilla, 1997), de la palabra resilio, que significa volver atrás, volver de un

salto, resaltar, rebotar. Los diccionarios (Kotliarenco et al., 1997) entiende por resiliencia la resistencia de un cuerpo a la rotura por golpe. La fragilidad de un cuerpo decrece al aumentar la resistencia. O, la capacidad de un material de recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. Es claramente, un concepto de la física y de la ingeniería civil, que luego fue adaptado a las ciencias sociales. Se ha utilizado para describir una sustancia de cualidades elásticas, la capacidad para la adaptación exitosa en un ambiente cambiante, el carácter de dureza e invulnerabilidad y, más recientemente, un proceso dinámico que implica una interacción entre los procesos de riesgo y protección, internos y externos al individuo, que actúan para modificar los efectos de un evento vital adverso, encontrando la habilidad para exitosamente afrontar el estrés y los eventos adversos proceden de la interacción de diversos elementos en la vida.

Tenemos la capacidad de devenir resilientes y poder enfrentar circunstancias adversas y eventos negativos. De esta situación podemos hacemos más fuertes, más confiados en nuestra fortaleza, más sensibles a las adversidades del prójimo y adquirimos mayor conciencia social para promover cambios que reduzcan la inequidad y el sufrimiento. El concepto de Resiliencia y su aplicación en proyectos y programas se ha expandido de forma progresiva, como así también las disciplinas interesa- das en ella congregando saberes de diversas áreas y sectores, de la Psicología y del Psicoanálisis, la Antropología, la Sociología, los sectores de la Salud y la Economía, el Trabajo Social y el Derecho. Múltiples saberes se asocian y comparten la generación del conocimiento sobre resiliencia y se nutren en la aplicación práctica de proyectos sostenibles.

El camino a transitar es el de ocuparse tanto de las víctimas de los factores de riesgo como así también el de investigar y conocer a aquellos que tuvieron éxito frente a la adversidad y salieron fortalecidos como personas de ella.

La capacidad resiliente como fenómeno subjetivo no consiste en un sujeto que posee esa capacidad previamente y que por ello se encontraría preparado par a atravesar las adversidades de la vida. Son estas mismas circunstancias, que consideramos adversas par a el común de los sujetos, las que producen en él condiciones subjetivas creadoras, que enriquecen sus posibilidades prácticas de actuar sobre la realidad en la cual vive, y transformarla o transformarse. Esto es, capacidad de u a actividad racional y crítica sobre sus condiciones de existencia, que a la vez producen sobre él nuevas posiciones y posibilidades subjetivas. Resiliente es quién no se resigna a reproducir las condiciones existentes; s u ambición crea el imaginario de un cambo posible y esto y a lo cambia a él como individuo a la vez que impacta sobre el grupo inmediato y señal a los comportamientos prácticos par a enfrentar la adversidad y sus imposiciones. El sujeto resiliente no es un adaptado y menos aún un desadaptado, es un sujeto crítico de su situación existencial, capaz de apropiarse de los valores y significados de su cultura que mejor sirva n a la realización de su propio deseo. Pensar en la resiliencia cambia el eje sobre el cual estamos habituados a pensar los temas de salud y sus soluciones.

La resiliencia es el resultad o de u n equilibrio entre factores de riesgo, factores protectores y personalidad del ser humano. Hay tres factores que influirán en el grado de resiliencia que la persona pueda alcanzar (Rubé n Zukerfeld): - La historia singular de adversidad vivenciad a y la noción de viven- ci a traumática. - L a condición de calidad de vida alcanzad a y la percepción subjetiva de bienestar. - Las características históricas y actuales de la red de vínculos intersubjetivos, ya sea como sostén o identificatorios de las ideales culturales dominantes. Es e n función de estos factores donde la enfermedad y a constituida se convierte e n adversidad, alter a la calidad de vida y la red vincular.

El Acompañante terapéutico (AT) puede y debe intervenir para propiciar esa posición subjetiva activa que aporte herramientas para generarla en sus pacientes, desde mi punto de vista es un eje que atraviesa a cualquier proceso de aceptación y transformación para que nuestros acompañados transiten, padezcan con mejor calidad de vida y perspectiva sus dolencias.

• Debe contribuir a la introspección del acompañado, ayudar al paciente a facilitar la relación consigo mismo, aceptándose en esta nueva situación, reconociendo sus limitaciones y sus pérdidas, par a así potenciar el grado de resiliencia:

• Establecer lazos equilibrados, interviniendo como operador en la dinámica de todas sus relaciones siendo el AT un enlace, puente con el mundo exterior, favoreciendo la posibilidad de retomar un contacto perdido, esto comenzara a propiciar la independencia.

• El humor como estrategia para vencer los obstáculos que se presentan al cumplir con el plan de trabajo; promoviendo experiencias y situaciones que favorezca n vivencias emocionales agradables. El humor tiene que ver con dos agentes primordiales, el primer o es la risa y el segundo una actitud positiva frente a la vida, los hechos que ocurre n y las personas que nos rodean, para dar cabida al humor posibilita una actitud creativa, con uno mismo y con el otro, par a atenuar los dramas y los problemas de la vida, y así poder enfrentar mejor la realidad con una dosis mayor de resiliencia. El AT al fortalecer estas habilidades propicias un marco donde el cumplimiento del tratamiento se torna más viable favoreciendo a la autovalidación, autonomía. El At al acercar estrategias, caminos, información, ejercicios, hábitos, par a lograr que el paciente pueda fortalecerse en su capacidad para enfrentar las situaciones adversas que l e tocan vivir. El AT potencia estas posibilidades para la construcción de resiliencia.

• El AT debe promulgar el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y comprometerse con los valores. (Moralidad)

• Contribuir ala iniciativa es a veces básico para promover la validación y autoestima en los pacientes.

La resiliencia es de naturaleza dinámica; puede variar a través del tiempo y de las circunstancias. E s un entramado que se teje; y a q e hay que buscarla en el "espacio entre dos.

El concepto de resiliencia no solo es utilizado en individuos, sino en familias, sociedades, en todos los estratos de los vínculos societarios humanos, en donde el conglomerado de factores de riesgo se ven aplacados por los factores protectores para concretar esta Transformación positiva, aceptación y calidad de vida.

2. ¿Por qué las autoras (Sarbia-Lindel) en el texto el At COMO PROMOTOR DE RESILIENCIA dicen que: - el AT “es un verdadero promotor de resiliencia”?

El AT es llamado "tutor de resiliencia" ya que es soporte y apuntala, es una red de sostén real sensible y que su apoyo se prolonga en el tiempo dando así el espacio para la construcción de resiliencias. Su presencia, su iniciativa, su creatividad y versatilidad otorgan el sostenimiento a través del tiempo del tratamiento.

Es sabido que la resiliencia puede ser promovida y fomentada, esto también nos ubica a los AT con la función de Prevención; facilitando la adquisición gradual e ir reforzándola con las intervenciones adecuadas. Esta prevención debe estar tratada transdisciplinariamente, buscando un encuadre para que los factores de protección salgan a la vista potenciando el lado sano del paciente.

Las autoras señalan al menos cinco funciones del AT en el campo de la salud: El At. es alguien que cumple al menos 5 funciones en el campo de la salud: la de implicarse de tal modo que genere un espacio de expresión que pueda darle inteligibilidad a vivencias traumáticas, la de legitimar el sufrimiento al darle algún sentido al dolor, la de funcionar como filtro de estímulos excesivos que no pueden ser metabolizados, la de funcionar como soporte de "la onda desazón" del depresivo, la queja sin límite del melancólico, la desconfianza del paranoide (Kuras de Mauer y Resnizky), la de complementar potenciando procesos psicoterapéuticos, intervenciones psicofarmacológicas y cualquier procedimiento médico o psicológico.

Si se les presta atención a estas cinco funciones, se puede entender que el At. es un verdadero tutor de resiliencia, estas funciones las puede llevar a cabo en la casa del paciente, caminando por la calle, en el banco de una plaza, en el cine, etc. Entonces es así como una condición vulnerable producto de una historia y/o actualidad traumática puede transformarse, pues el vínculo establecido con el que acompaña puede activar aptitudes, mejorar la autoestima y estimular nuevas identificaciones que desmantelen las que provienen de ideales culturales patógenos. Este es el aporte que se puede hacer desde una profesión como la del At., promulgando, estimulando y favoreciendo una vida con más perspectivas positivas. Sin dejar de lado el sufrimiento.

Como AT debemos estar predispuestos a la ayuda, al conocimiento, a la atención, al cuidado de los demás, desarrollando habilidades a nivel personal, formativo y de ejecución; procurando interés para ayudar a sus semejantes.

Poseer empatía, tolerancia a la frustración

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