Ciencia Y Humanismo

Ciencia y Humanismo en la Educación. Edición 2012.

Distinguir los fines de los medios.

Algo no está funcionando en nuestro sistema educativo; el panorama social muestra que estamos lejos de una verdadera Educación para la Vida. Más allá de la deficiente calidad meramente técnica con que se nos ubica en las escalas comparativas de la OCDE, observamos que la Educación en México, y en muchos países,

no está cumpliendo, por mucho, sus objetivos. ¿Cuál es el fin último de la Educación? Se ha definido entre muchos otros conceptos, el “extraer lo mejor de sí mismo”.

¿Podríamos considerar válida la idea de que el objetivo fundamental de cualquier sistema educativo, debiera consistir en que las personas sean felices, y coadyuvar de manera empática a la felicidad de los demás mediante la interdependencia y la mejora continua de manera sustentable? Si esto es aceptable, entendemos entonces que nuestros resultados están siendo, si no reprobatorios, sí mediocres. Bastante mediocres.

Si incluimos la “prosperidad” como un indicador importante del éxito de la educación, habría que entender que el significado amplio de este término, no puede remitirse tan solo a la solidez económica o al éxito laboral y profesional, sino que debiésemos considerar sobre todo, el qué tan feliz y realizado se siente un individuo, una familia, una sociedad. Y también, observar la capacidad de estos individuos y estructuras, para interesarse de manera empática, sobre el cómo se siente la gente que les rodea. Y de ahí observar también, además del sentido de preocupación, qué acciones concretas se realizan para trabajar en pos del bienestar propio y ajeno.

¿Quiénes serían los parangones? ¿Cuál sería el marco de referencia para medir y hablar de prosperidad, de educación exitosa, y de sentido empático de la felicidad? ¿Existe en el planeta alguna sociedad que haya alcanzado estos niveles de vida?

En años anteriores, de acuerdo a Europa Press, una agencia periodística, Finlandia es el país más próspero del mundo y Zimbabue es todo lo contrario, mientras que España se encuentra en el puesto número 19 del Índice de Prosperidad Legatum, que mide la prosperidad de 104 países valorando no sólo su Producto Interior Bruto sino también hasta qué punto sus ciudadanos son felices, sanos y libres.

Por detrás de Finlandia se sitúan, por orden, los siguientes países europeos:

Suiza

Suecia

Dinamarca

Noruega.

El primer país de fuera de Europa que aparece en la lista es Australia, seguido por Canadá y Países Bajos. Estados Unidos se encuentra en novena posición y en los siguientes puestos vuelven a predominar los países europeos.

El primer país latinoamericano de la lista es Costa Rica, el número 32; y el primero africano, Sudáfrica, en el 51. Rusia ocupa, junto con Turquía, el puesto 69, mientras que China se sitúa seis puestos más abajo. Asimismo, las personas que se declaran más felices son aquellas que viven en países que se encuentran en puestos altos en cuanto a la valoración del sistema sanitario, la seguridad, el capital social y la libertad personal. En las naciones más prósperas, este último aspecto se respeta en todas sus dimensiones: económica, política, religiosa y personal.

Finalmente, en el reporte comparativo del 2011, México se encuentra entre los países con menor calidad de vida y bienestar, según una medición que realizó la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) entre sus 34 miembros. Aunque ningún país es el paraíso, los que más se le acercan en la tierra son Australia, Canadá, Dinamarca, Nueva Zelanda, Noruega y Suecia, reveló el nuevo índice sobre calidad de vida elaborado por la OCDE, mientras los más alejados son Chile, Estonia, Hungría y México.

Desde una perspectiva humanista y existencialista, la Educación Ideal se centraría a desarrollar en el individuo las habilidades innatas para ser feliz, considerando siempre el interés y acciones medibles en pro del bienestar de otros sin que ello signifique hacerse cargo de tareas exclusivamente personales, evitando crear vínculos de codependencia. La visión de que la opinión de las hipotéticas mayorías declarando sentirse felices, pudiera darse por válida, sería insuficiente y deshumanizada, al no considerar preocupante el cómo vive y cómo se sienten las minorías.

Necesitamos preguntarnos hacia dónde vamos como nación. ¿Qué clase de éxito estamos buscando? ¿Cuál es nuestro concepto de Calidad de Vida y Prosperidad? Y una vez definido lo anterior, ¿es nuestro sistema educativo, el adecuado para el logro de tales metas?

Al ser la nuestra una nación con múltiples atrasos e injusticias, nos comparamos frecuentemente con países antes muy similares, que se están convirtiendo en economías emergentes como China, India y Brasil.

Pero… ¿Puede entenderse como valido el éxito en un país como China, transformado

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