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Ciensiaas Sociales


Enviado por   •  28 de Agosto de 2012  •  952 Palabras (4 Páginas)  •  289 Visitas

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Qué límites pongamos a la Filosofía depende de la concepción que tengamos de la misma. Comenzaremos contrastando diferentes concepciones que podemos tener de nuestra disciplina para quedarnos con su sentido originario: la Filosofía como asombro ante lo que nos rodea. A continuación nos detendremos en la propuesta de Matthew Lipman, la Filosofía para Niños. Siguiendo las líneas de su programa y cada una de las obras en las que se desarrolla se va a proponer un salto en los límites clásicos en los que se ha enmarcado la Filosofía. Una ruptura tanto en los límites espaciales como temporales de la enseñanza de la Filosofía: su espacio y momento comprendería desde las aulas de infantil en adelante. Para finalizar se expondrá un caso práctico en el que se muestre la metodología a seguir en el desarrollo de las sesiones.

1. Qué se entiende por Filosofía

Preguntar qué es filosofía nos remite a toda la historia de la filosofía, así podríamos hablar de la filosofía como una pregunta por el orden (los presocráticos), como búsqueda de la razón ética y política (Sócrates y Platón), como un saber de la esencia (Aristóteles), como forma de vida (estoicos y epicúreos), como reflexión sobre la experiencia de la fe (Santo Tomás), como reflexión sobre el conocer humano (racionalismo y empirismo), como saber acerca del hombre (Kant, el idealismo, Nietzsche, Marx), como reflexión sobre el lenguaje (filosofía analítica, fenomenología, hermenéutica y estructuralismo), etc. Pero, además, "la filosofía tiene linderos, más o menos definidos, y márgenes. Anchos márgenes, bien es cierto, de tal modo que para muchos (...) sería muy difícil distinguir, por ejemplo, si Antonio Machado es menos filósofo que Sartre o Unamuno. Pluralidad y márgenes que hacen ciertamente complejo su concepto"[1]. Un concepto complejo y múltiple pues "qué clase de filosofía se elija depende de qué clase de hombre se sea"[2], teniendo esto en cuenta y para situarnos (o sitiarnos, ya que toda reflexión y palabra está sitiada) vamos a atender a la raíz, al origen de la reflexión filosófica, a saber, el asombro y la maravilla ante el mundo, en palabras de Aristóteles: "los hombres -ahora y desde el principio- comenzaron a filosofar al quedarse maravillados ante algo, maravillándose en un primer momento ante lo que comúnmente causa extrañeza y después, al progresar poco a poco, sintiéndose perplejos también ante cosas de mayor importancia"[3]. Esta capacidad de asombrarse y de preguntarse acerca de lo que hay es lo que tienen en común niños y filósofos y, como hemos indicado, es el punto de partida de la filosofía.

2. La propuesta de Matthew Lipman

¿Por qué no atender a esa curiosidad innata de los niños y niñas y a ese preguntar constante acerca de todo lo que les rodea? Esto ayudaría a la

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