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Composición química de la pintura

kenny9Trabajo30 de Julio de 2011

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Hay dos grandes grupos: Componentes líquidos: Como el vehículo, que a su vez consta de un aglutinante y un disolvente. Componentes sólidos: Como los pigmentos y las cargas. Las pinturas se forman mezclando un pigmento (la sustancia que proporciona el color) con un aglutinante que hace de medio fluido, como por ejemplo el aceite de linaza, y que se solidifica al contacto con el aire.

Historia

Las primeras aplicaciones de la pintura fueron únicamente decorativas. La pintura sin aglutinante, formada por óxido férrico, se usaba en las creaciones artísticas rupestres hacia el milenio 15 a.C. Se conoce la existencia en Asia de algunos pigmentos, hechos de minerales, mezclas elaboradas y componentes orgánicos que se usaban en el año 6000 a.c. Los antiguos egipcios, los griegos, los romanos, los incas y los antiguos mexicanos conocían el añil, un pigmento azul que se extrae de la planta del añil. La goma arábiga, la clara de huevo, la gelatina y la cera de abeja fueron los primeros medios fluidos que se usaron con estos pigmentos. Las lacas se emplearon en China para pintar edificios en el siglo II a.c. En Europa, el uso de la pintura como protección se inicia en el siglo XII d.C. Aunque los romanos ya conocían el empleo del aceite de linaza como medio fluido para la pintura, los artistas sólo lo utilizaron a partir del siglo XV. El albayalde, un pigmento blanco, tuvo una gran expansión durante el siglo XVII, y la pintura hecha con mezclas de pigmentos y medios fluidos se empezó a comercializar en el siglo XIX.

Composición química de la pintura

Las fórmulas de la pintura moderna cuentan con diversas categorías de compuestos químicos. El aglutinante forma el recubrimiento fino adherente El pigmento, dispersado en el medio fluido, da a la película terminada su color y su poder cubriente. El disolvente o diluyente se evapora con rapidez una vez extendida la pintura. El aglutinante puede ser aceite no saturado o secante, que es éster formado por la reacción de un ácido carboxílico de cadena larga (como el ácido linoleico) con un alcohol viscoso, como la glicerina. El aglutinante puede ser también un polímero. Un material de relleno, que contiene componentes en polvo como el caolín o el sulfato de bario, mejora la resistencia de la película seca de pintura.

Pinturas especiales

Las pinturas de esmalte se componen de un óxido de cinc y litopón mezclado con aceite de lino y un barniz de alto grado. Las pinturas luminosas contienen distintos sulfuros fosforescentes de bario, estroncio y calcio. Las acuarelas que usan los artistas se fabrican en una pastilla seca o como una pasta húmeda. En ambos casos contienen pigmentos molidos muy finos en goma arábiga o dextrina. Para obtener la forma húmeda se añade glicerina. La pintura aguada al látex apareció en 1949. El aglutinante sintético se emulsiona, es decir, queda suspendido en el agua en forma de gotas minúsculas. Cuando la pintura se seca, el agua se evapora y el pigmento y las partículas del aglutinante se unen, formando una película relativamente fuerte. Esta película es lo suficientemente porosa como para permitir el paso de la humedad, y se reduce de este modo la formación de ampollas. La mayoría de las pinturas al látex se aplican sólo en interiores y se han hecho muy populares porque son inodoras y fáciles de aplicar.

Historia de la pintura

Historia del color en la Pintura. El color es una creación subjetiva, no está en las cosas ni en los agentes intermediarios y como tal la sinfonía cromática de una obra de arte es el resultado de una astuta combinación de colores, de colores subjetivos, en donde el artista es quien da vida gracias a su inspiración y a su técnica al color experimental.

Dentro de este tema podemos ver la diferencia entre el color físico y artístico, en donde el primero se expresa en un número o longitud de onda y en el segundo, importa el valor absoluto de la superficie y contorno, o sea que no es el mismo rojo en un círculo que en un cuadrado. Es por eso que en el juego del color sólo importa la fuerza de imaginación, los materiales elegidos y la técnica de su uso. Los pintores, maestros del color, tienen una amplia libertad de expresión debido a la acumulación de experiencias que los hacen ser capaces de elegir el color necesario en un espacio y acomodarlo en función conjunta, para que este pueda provocar emociones estéticas con sus ritmos cromáticos. De esta cualidad el color es el protagonista que engendra la obra, sin excluir por supuesto la originalidad de una nueva visión o la influencia de una cultura. Cada tono, cada sombra tiene un significado o una sugerencia que une en todo mensaje al que lo vea con quien lo recibe, es por eso que lo que importa es el aspecto emocional del color, clasificándolos en cálidos y fríos. Referente a esto los colores fríos expresan apartamiento, distancia, reserva y distinción. Los cálidos evocan proximidad e intimidad, este código ha sido utilizado por años, pero en los últimos tiempos los pintores los han aplicado en sentido inverso, la combinación de estos permite crear lo que se conoce como “ilusión cálida en profundidad”. En cuanto estilo, es Paul Gauguin quien defiende la idea que “sólo un ojo ignorante asigna un color fijo e inmutable a cada objeto”.

El color en la pintura occidental nació moralmente restringido, debido a la rigidez imperante desde el siglo V a.C., a la cual obedecían ya los sabios griegos, para quienes el verdadero arte debe expresar pureza y sobriedad, rechazando todo brillo y resplandor, por lo cual sólo ocupaban cuatro colores: blanco, amarillo, rojo y negro azulado. Se critica duramente todo lo proveniente del Oriente, más bien La India, porque allá se producían magníficos y exóticos colores que se oponen a la idea de mesura cromática. También se negaban a cualquier mezcla de colores porque ello significaba conflicto, cambio, putrefacción, por lo cual preferían el método al encausto, es decir, el de la mezcla óptica. Al contrario de los griegos, los romanos explotaron una gama más amplia de colores quedando esto de manifiesto en las investigaciones hechas en las ruinas de Pompeya, en donde se han identificado a lo menos 29 pigmentos. Con la llegada del llamado arte gótico se produjo una riqueza cromática, puesta en escena en las vidrieras de las catedrales europeas, donde el azul se coronó el rey de los colores, destacando catedrales como Chartres, Notre Dame y Saint Denis. En el siglo XIV, las principales escuelas de pintura italiana se encontraban en Florencia y Siena, lugares donde apareció uno de los más importantes pintores de la época, Giotto di Bondone, ya que con él se inauguró el uso de las sombras difuminadas y la mezcla de colores, encontrando en el Flandes del siglo XV el motor de este tiempo: el óleo. En 1430 la historia del color en la pintura se vio afortunada gracias a que León Battista Alberti, arquitecto y humanista italiano, advirtió sobre los nuevos principios cromáticos rechazando las antiguas definiciones griegas al utilizar todos los tonos, además consideró al gris como clave en toda composición y sugirió contrastar los colores de acuerdo a la regla de los opuestos complementarios. Es la figura más importante del siglo XV, incluso pintores del naturalismo siguieron sus fundamentos. Es así como la revolución del color encontró sus antecedentes en la luminosidad que caracterizó al Renacimiento, cuando pintores italianos expusieron a la luz como una presencia obligada en cada cuadro. Sigue

Propiedades de la pinturas

Más allá de las propiedades y relaciones, existen efectos especiales de los colores. Estos efectos ocurren principalmente debido a la manera como los colores se combinan entre sí o se combinan con la luz o la oscuridad. Los efectos que aparecen en la naturaleza pueden ser creados por los artistas y diseñadores con el fin de añadir curiosidad visual y emoción a un diseño, e incluyen el lustre, la iridiscencia y la luminosidad.

Lustre. Los efectos brillantes que vemos en la seda o el satín tienen que ver con el hecho de que la percepción visual de áreas luminosas pequeñas se combina con contraste negro. Aunque esto se logra de forma natural con cierta relación de la tela con la luz; los artistas pueden crearlo apoyándose en el contraste negro con las áreas lustrosas y el fondo.

Iridiscencia. Las conchas en el mar, por ejemplo, son atrayentes por sus formas, texturas y colores. El efecto visual radiante hallado en el interior de una concha se conoce como iridiscencia y opalescencia, efecto que ocurre cuando contrastan el gris y la luz. Un diseñador podrá lograr iridiscencia si usa gris en las mismas áreas de contraste negro del lustre.

Luminosidad. Es la cualidad del brillo: luz y oscuridad. Cuanto más delicado sea un contraste dentro de un diseño, más luminosa será su apariencia. La luminosidad depende del contraste, del mismo modo que el lustre y la iridiscencia; sin embargo, este contraste es tan extremo sutil y el resultado es un efecto casi no terrenal.

Tipos de pinturas

Temple. Es una pintura al agua (el agua es el disolvente). Tiene como aglutinan¬te colas celulósicas o amiláceas y como pigmento sulfato de calcio (yeso) o carbonato cálcico (blanco de España). Es porosa, permeable, de aspecto mate agradable, poco dura, barata. No resiste el agua o lavado y al repintar hay que eliminar todas las capas anteriores.

Se emplea en superficies interiores de yeso o cemento que no sufran mucho frote. No se debe exponer en sitios donde se produzcan condensa¬ciones de agua pues origina manchas de moho.

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