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Derecho


Enviado por   •  10 de Julio de 2015  •  Tesis  •  2.555 Palabras (11 Páginas)  •  144 Visitas

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La mayoría de las personas obedecen la ley y acatan las órdenes e indicaciones de un Guardia de seguridad privada. Comúnmente, las indicaciones verbales son suficientes para hacer que las personas entren en razón y desistan de actitudes hostiles. Para que lo anterior surta efecto es conveniente que el tono de la voz sea persuasivo, en el momento oportuno. El tono firme de voz, con la apropiada inflexión, ejerce un efecto psicológico notable sobre el receptor de las palabras, en función de quién las pronuncie. En este sentido, no se debe olvidar que el Agente está investido de autoridad, el uniforme y el equipo provoca efecto psicológico sobre las demás personas. Es muy importante que el Agente emplee su autoridad moral, para controlar en todo momento una situación. Otra característica en la personalidad formada del agente debe ser la paciencia y la firmeza en sus decisiones. En la solución de controversias, cuando realice funciones de arbitraje debe imponer las reglas del juego, indicando que hable una persona a la vez. Diga el momento oportuno que a cada quien le corresponde exponer su punto de vista. 27 Dirección General de Servicios de Seguridad Privada La autoridad no debe quedar en ningún momento en duda de quién la conduce, debe mostrar firmeza pues la debilidad es rápidamente captada por los delincuentes, jamás debe permitir que le ponga las manos con ánimo de vejación sobre el uniforme. Si alguien lo hiciere, interrumpa cualquier cosa que esté realizando debe apartarse por un momento de la investigación y enfoque su atención en quien lo haya empujado o agarrado. Una advertencia puede surtir efecto ejemplo: “Retire sus manos de mi uniforme”, causa un efecto psicológico notable sobre la persona que salió de control haciéndolo, puede ser el principio de un ataque en contra la personalidad del agente de seguridad privada, evítelo drásticamente, aclare enérgicamente que no va a tolerar ninguna impertinencia, usted no es una de las partes involucradas, es quien controla la situación, es la autoridad. En función de la gravedad del posible ataque que haya sufrido el agente de seguridad privada, recuerde lo establecido en el Código Penal de Delitos de Atentado (Art. 408), Resistencia (Art. 409), Desacato a la Autoridad (Art. 412) y Desobediencia (Art. 414) y obre en consecuencia. Utilice como arma psicológica el tiempo. Generalmente su discurrir contribuye a serenar los ánimos. Por eso, debe dejar que las personas en conflicto hablen y expulsen su ira por la boca, incluso permitiéndoles leves insultos entre sí, lo que suele dejar a los que discuten satisfechos por aquello de que: ¡Ya le he dicho lo que tenía que decir! Si aun así continúa el enojo, pregunte si alguno de los participantes quiere formalizar alguna denuncia. Esto también calma los ánimos exaltados. En cualquier caso, se debe dispersar al grupo para evitar el reinicio de la discusión una vez usted se haya marchado. Por último, recuerde que EL TONO DE LA VOZ REFUERZA SU AUTORIDAD. Un tono de voz agudo, nasal o débil no logra buenos resultados. Si tiene dificultades para desarrollar el tono autoritario es necesario que practique a solas, órdenes como ¡alto! ¡Deténgase!, etc. Hasta lograr el adecuado. Recuerde que contraer el abdomen al dar la orden contribuye a reforzar el tono de voz. Naturalmente, no todas las órdenes deben de ser severas. También el tono neutral puede ser conveniente en algunos casos. Cada situación requiere su propio tratamiento, aunque casi nunca será amable y suave. Existen ocasiones en que el agente debe actuar en plan PROTECTOR, de modo que convenza a la persona a declinar su actitud, utilizando la súplica cortés o la palmadita en la espalda, algunas personas están necesitadas de cariño y, a veces, de que se les dé la razón. El buen agente debe saber distinguirlas y hacerles ver que su presencia es para protegerlas y ayudarlas. Por eso, la petición cortés, junto al tono autoritario, es también una forma de persuasión verbal adecuada. Cualquier persona que se hubiere visto envuelta en una situación de conflicto sabe que las emociones son muy fuertes. Ya sea el odio o el miedo, tratan de tomar el control de sus actos. Esto significa que el sentimental está tratando de tomar las decisiones. Para evitarlo recuerde que solamente con el autoritario, puede contrarrestar esta situación. No se trata de negar el peligro, sino de mantenerse bajo control en lo que debe hacer y en las posibles acciones de los demás. Recuerde que se controlan las emociones, controlando la mente. No todos los conflictos se resuelven con las buenas artes y el correcto uso de la palabra, a veces la sola presencia del agente de seguridad privada y su intento de convencer con el diálogo a las personas en conflicto, no resulta suficiente, por lo que no queda más, que acudir a la fuerza para evitar males mayores. Ahora bien, este uso de la fuerza ha de ser en todo momento razonable y proporcional a cada situación. El cumplimiento de esta regla obedece a que el agente reaccione mentalmente con rapidez y se formule las siguientes preguntas: • ¿Está el individuo, armado o desarmado? • ¿Qué tipo de arma tiene? • ¿Cuántos oponentes son? • ¿Cuáles son sus edades y su constitución física, para ubicar rasgos? • ¿Qué tipo de delincuente es y por qué se le busca? • ¿Qué personas se encuentran cerca del lugar de conflicto y quienes podrían resultar lesionadas? El Agente de seguridad privada, debe emplear los métodos y el grado de fuerza necesario a cada situación. Esto le obliga a extremar y cuidar su preparación física, técnica, a fin de hacer frente a cada problema con el éxito esperado. Veamos a continuación algunos ejemplos de un uso adecuado de la fuerza y las variedades que ésta presenta: Fuerza física: Para desempeñar su función es ciertamente importante que el agente de seguridad se conserve en buenas condiciones físicas, pues cuando se está de servicio la torpeza física provoca peligro, incomoda a la persona y resta eficiencia, mientras que, por el contrario, una adecuada preparación física otorga a quien la posee una gran confianza y seguridad en sus posibilidades. Además hemos de tener en cuenta que, cuando se está de servicio, las exigencias físicas son iguales para jóvenes que para mayores, lo cual obliga a no descuidar esta faceta del aspirante a buen agente de seguridad. Sentada esta premisa, hay sin embargo ocasiones en las que el agente de seguridad puede resolver situaciones de peligro sin apenas tener que recurrir a la fuerza física. No olvidemos que el Agente de Seguridad debe tratar de capturar a su oponente lesionándolo sólo como último recurso, de modo que es muy útil PENSAR ante la presencia del adversario y en situaciones bajo presión. Esto pasa por una rápida y minuciosa observación de sus características, en especial de su manera de vestir, tratando de hallar sus puntos débiles, una vez encontrado, resulta de gran utilidad explotar esta debilidad. Como ejemplo, sirva el caso de las personas que utilizan lentes, un movimiento rápido y por sorpresa del Agente de Seguridad despojando a su oponente de los lentes, le estará sin duda privando de un importante elemento de apoyo a sus movimientos, restándole capacidad de respuesta a nuestras intenciones de reducirlo sin violencia. Fuerza preventiva Es un consejo muy útil que ante un adversario desarmado comience su observación por abajo, para seguir 29 Dirección General de Servicios de Seguridad Privada hacia arriba, puede que se halle descalzo, si es así, cuando eleve sus puños cerrados, un pisotón con el tacón de su zapato en la punta del dedo gordo de su pie le restará energía, tal vez sólo tenga calzoncillo o traje de baño, si es así, un fuerte puntapié en la espinilla transformará a un agresor en una persona sumisa. Cuando está vestido, que es lo normal, emplee la ropa de su oponente por la parte trasera del cuello y se jala por atrás, bajándola hasta los codos, se le inactiva, o sujetando la parte trasera del saco y con ella cubriendo su cabeza se le impide ver y mover los brazos o, si acaso, sólo se balanceará torpemente. También la corbata de un oponente puede ser eficaz arma en su contra, con un movimiento rápido agarre el extremo interior de la corbata y jale hacia abajo y hacia usted. Conforme él se dobla, con la otra mano sujete el nudo y empuje. Así obtendrá un nudo corredizo muy seguro, use el nudo de la corbata para dirigir los movimientos de su oponente, que usualmente estará muy ocupado en tratar de agarrar su cuello, lo que le impedirá seguir peleando contra usted, también una gorra o un sombrero, si se jalan hasta tapar los ojos mediante un movimiento rápido, sirven para cegar momentáneamente a su oponente. Fuerza neutralizadora Detener personas contra su voluntad y llevarlas de un lugar a otro mientras se resisten, es parte de la labor de un agente de seguridad. Con el fin de cumplir con su deber, puede tener que emplear la fuerza. Si no puede emplear la fuerza neutralizadora con eficacia, lo que sigue después es un combate. El agente de seguridad privada tendrá que someter a su oponente con vigor, esto le obliga a controlar a su adversario causándole un dolor, pero es un dolor con el que evita otros mayores y posibles lesiones. A la vez está protegiéndose a sí mismo y a las demás personas. En todo caso, el agente de seguridad sólo debe aplicar la fuerza necesaria para neutralizarlo, para ello existen varias técnicas, en las que se usan las manos o los brazos, que se estudian en las clases de Defensa Personal. En cualquier caso la importancia psicológica del dominio en el empleo de la fuerza, está en la rapidez con que se aplique el movimiento, lo que sin duda contribuirá a que el oponente piense que se halla ante un consumado especialista y profesional de seguridad, cuya preparación en artes marciales es suficiente para reducirlo, si se consigue este efecto sobre el adversario, probablemente lograremos someterlo sin oposición. Si por el contrario, duda o se muestra nerviosismo, el oponente lo notará y será él quien pase a llevar la iniciativa y ganar con seguridad y confianza, creciéndose ante nosotros. Como se ve, el estado del Ego Adulto juega un factor determinante ante las más variadas situaciones, y para el Agente de Seguridad, su adecuado uso ayuda extraordinariamente a resolver muchas situaciones. Las quiebras de la seguridad Los agentes de Seguridad Privada, ingresan a laborar en esta importante industria, por múltiples razones, pero prevalece entre ellas la necesidad, no de trabajar exactamente, sino la de percibir un satisfactor de necesidades llamado dinero. Esto la mayor parte de veces, no le permite analizar que se les encomienda una responsabilidad tan grande como lo es la de preservar, resguardar y mantener indemne un puesto de servicio, visualizar la importancia y responsabilidad de su labor. 30 MANUAL DEL CURSO BÁSICO DE AGENTES DE SEGURIDAD PRIVADA Puede parecer increíble, pero es el cien por ciento cierto que el comportamiento de las personas, padece de una raíz de inseguridad casi inevitable. Especialmente cuando no se ha tenido la oportunidad de prepararse en alguna de las disciplinas de la Seguridad, revisando sus normas e instrucciones con frecuencia y actualizándose constantemente, para llenar con su aprendizaje los vacíos y las posibilidades de ser sorprendido. La Seguridad es el punto de partida, para toda operación y el medio de fomentar la tranquilidad, la justicia, el desarrollo y la prosperidad de la empresa para la que se labora. Existen, varios tipos de actitud personal que se les denomina Quiebras de la Seguridad, y entre ellas se puede mencionar: a. Exceso de confianza Esto se refiere al exceso de confianza que prevalece en cada agente, esto hace que se deposite en los parientes o amigos cercanos, secretos que ninguna persona debiera de conocer; hay un sentimiento o complejo psicológico muy humano por cierto, pero peligroso, por ello el agente de Seguridad desea compartir con alguien su conocimiento sobre aspectos importantes de su puesto de servicio. Estos son sin duda, medios muy rápidos para producir situaciones de inseguridad. En relación con nuestras actividades. b. La vanagloria Se considera como grave riesgo para la Seguridad, pues no es más que la satisfacción personal o egocéntrica de pretender demostrar, que se es más importante de lo que en realidad se es. Generalmente este error lo cometen aquellas personas que se consideran seguras en su puesto, como algo insustituible, pues siempre están muy cerca del jefe superior y por lo tanto siempre confían en que en ningún momento perderán su posición. El peligro del comportamiento de esta clase de personas, está en que son ellos mismos los que proporcionan información confidencial a la delincuencia y la mayor parte de veces, esta información es la que espera el malhechor para llevar a cabo sus propósitos, lo que al final pone en peligro tanto al informante como a las personas que laboran con él y los superiores para quienes trabaja. Por lo regular, estas personas con suma facilidad divulgan tanto los métodos como los medios, mecanismos, técnicas y las normas implantadas en su empresa, mismas que llevan el fin de contrarrestar las acciones delictivas; de esta manera se proporciona una información que difícilmente el malhechor podría obtener o que en determinadas circunstancias jamás podría conseguir. c. El orgullo Resulta un riesgo para la Seguridad al querer imponer un criterio con espíritu despótico. 31 Dirección General de Servicios de Seguridad Privada Este riesgo lo constituye generalmente una persona que cabecea o comanda un grupo, es decir que tiene a su cargo un grupo de subalternos, esto muchas veces hace que esté muy cerca de los ejecutivos y por lo regular siempre se dirige a los demás con tono impetuoso en presencia de personas ajenas al grupo, que lo escuchan y lo ven actuar. Muchas veces, para hacerse respetar o sobreponerse ante los demás, crea supuestas disposiciones que hacen mantener en intranquilidad y zozobra al resto del personal. d. Descuido en el servicio El descuido no deja de tener su importancia, entre los riesgos que nos ocupan; las personas por ignorancia, suelen expresarse con facilidad. El que obra por descuido, no es indiscreto con mala intención, ni por causar daño a sabiendas; en ningún momento prevé las consecuencias, ni aprecia el significado de sus expresiones; lo hace por desconocimiento del mal que causa y sólo por el afán de trabar conversación con sus amistades u otras personas y de esa manera ganarse la simpatía de las personas de su grupo. Se debe tener en cuenta que para obtener el éxito en las operaciones de Seguridad privada y para asegurar la tranquilidad, se hace necesario hacer acopio tanto de la ASTUCIA como de la DISCRECIÓN. La Astucia, basada en el conocimiento de la fuerza, de la debilidad, de las esperanzas, de los temores, y de los objetivos y técnicas del delincuente, y la Discreción basada en el poder necesario para frenar el deseo o la cosquilla de expresar lo que no conviene. Cuando se habla de Seguridad, se habla de la responsabilidad, que cada uno de nosotros tenemos con relación a la actividad que desarrollamos, a fin de evitar sorpresas, en vista que cada uno es el responsable único de lo que se haga o se deje de hacer.

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