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Desarrollo Sostenible


Enviado por   •  27 de Julio de 2014  •  4.580 Palabras (19 Páginas)  •  165 Visitas

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El bienestar humano y el avance hacia el Desarrollo Sostenible dependen fundamentalmente de un mejor manejo de los ecosistemas del planeta Tierra para poder asegurar la conservación y utilización sostenible de éstos. Pero, al mismo tiempo que crecen las demandas por los servicios que brindan los ecosistemas, como los alimentos y agua pura, las actividades humanas disminuyen la capacidad de muchos ecosistemas para satisfacer tales demandas.

Llevar a cabo intervenciones adecuadas en materia de planificación y manejo de recursos naturales, por lo general permite revertir la degradación de los ecosistemas y aumentar el aporte que éstos hacen al bienestar humano; no obstante, para saber cuándo y cómo intervenir se necesita un conocimiento sustancial de los sistemas ecológicos y sociales involucrados.

La humanidad desde siempre ha dependido de los servicios que presta la Biosfera y sus ecosistemas. La actividad humana está ejerciendo una presión tal sobre las funciones naturales de la Tierra que ya no puede darse por seguro que los ecosistemas del planeta Tierra vayan a mantener la capacidad de sustentar a las generaciones futuras.

En las próximas décadas, en la medida en que aumenten las demandas de la población humana, los sistemas van a estar sujetos a presiones aún más fuertes, con el riesgo de un mayor debilitamiento de la infraestructura natural de la que dependen todas las sociedades.

Para proteger y mejorar nuestro futuro bienestar se requiere un uso más racional y menos destructivo de nuestros bienes naturales. Ello implica a su vez cambios importantes en la manera en que tomamos decisiones y las ponemos en práctica.

Debemos aprender a reconocer el verdadero valor de la naturaleza, tanto en términos económicos como en cuanto a la riqueza que aporta a nuestras vidas en aspectos que son mucho más difíciles de cuantificar.

Lo esencial es que la protección de esos bienes no puede seguir considerándose como algo opcional, sino que debe asignársele el mismo grado de importancia que se la da a la generación de riquezas o a la seguridad nacional.

Se ha constatado que cerca de las dos terceras partes de los servicios que brinda la naturaleza a la humanidad están decreciendo a nivel mundial. En efecto, los beneficios obtenidos a partir de nuestra transformación del planeta Tierra se han logrado mediante una reducción de los bienes de Capital Natural.

En muchos casos, estamos literalmente viviendo de prestado. Al consumir el agua subterránea de que disponemos a un ritmo más acelerado que el de su reposición, por ejemplo, estamos haciendo uso de ese capital a expensas de nuestros hijos. Ya se está haciendo sentir el costo que hay que pagar, pero con frecuencia lo sienten aquellos que están muy lejos de los que se benefician de los servicios naturales.

También estamos entrando en un mundo en que la variedad de la vida se reduce cada vez más. Los paisajes simplificados, cada vez más uniformados, creados por la actividad humana han llevado a miles de especies a estar en peligro de extinción, lo que tiene un efecto tanto sobre la resiliencia de los servicios naturales como sobre valores espirituales o culturales que son más intangibles.

Sin embargo esto no debe ser motivo para la desesperanza. El balance de las cuentas naturales que le dejemos a las futuras generaciones depende de las elecciones que se hagan a cada nivel y en cada rincón del planeta Tierra.

En la medida en que las sociedades humanas se vuelven más y más complejas y tecnológicamente avanzadas, es fácil tener la impresión de que ya no dependemos de los sistemas naturales. Una proporción siempre en aumento de la población vive en las ciudades, en medios en los que predominan estructuras construidas y máquinas. La naturaleza puede aparecer como algo que si podemos, disfrutamos durante los fines de semana, que está bien si lo tenemos, pero que difícilmente podemos considerar como parte de nuestras preocupaciones cotidianas.

Incluso en las áreas rurales, la conservación de espacios naturales está frecuentemente considerada como un lujo que tiene poco que ver con el bienestar de la población local. Un humedal, por ejemplo, puede ser visto como un espacio desperdiciado, cuyo único valor está en la siembra que se podría hacer allí si se lo drenara.

El alimento que se obtiene en condiciones que parecen completamente artificiales también es un producto de procesos biológicos de la naturaleza. Ya sea por el material genético contenido en las semillas o en el ganado (aunque esté alterado mediante la biotecnología), por los suelos donde crecen las cosechas o por el agua que hace que las tierras sean fértiles. La alimentación humana depende de una infraestructura natural sobre la que se aplican las capacidades y tecnología de los agricultores de todo el mundo.

Además de su función en la producción de alimentos, el agua dulce es por supuesto otro de los elementos esenciales para la vida. A pesar de todas las ingeniosas técnicas que se han usado desde las primeras civilizaciones para canalizarla, todavía dependemos de los sistemas naturales que regulan el flujo del agua en las cuencas de los ríos del mundo.

Aún cuando se hayan inventado muchos materiales sintéticos, todavía se utilizan en grandes cantidades otros productos de la naturaleza en todas las sociedades. Los árboles nos brindan madera y papel, la industria de la moda necesita fibras vegetales y animales, y las medicinas derivadas de la naturaleza son cada vez más solicitadas.

El desarrollo de las sociedades humanas ha consistido en un proceso de cambio de los sistemas naturales del planeta Tierra para sustentar modos de vida cada vez más sofisticados y confortables, para un número cada vez más grande de personas.

A través de los milenios, se hizo una adaptación de las áreas silvestres de todo el planeta Tierra para permitir que las comunidades asentadas en ellas pudieran tener la seguridad de contar con alimentos, agua, energía y materiales que necesitaban. La demanda de productos prescindibles en una parte del planeta Tierra puede tener una influencia sobre los sistemas naturales a miles de kilómetros de distancia.

Con el arribo de la industrialización, el ritmo de esos cambios se aceleró, gracias a la nueva tecnología y a los avances en la medicina que hicieron posible el sustento y supervivencia de poblaciones urbanas en rápido crecimiento.

Sin embargo, a través de toda la historia humana, ningún período había experimentado el nivel de interferencia con la maquinaria biológica del planeta Tierra del que fuimos testigos durante la segunda mitad del

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