El Historiador Y Su Ciencia
johrlly16 de Junio de 2014
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El historiador como protagonista de su propia investigación
Tema de interés actual en el mundo de la antropología y de las ciencias históricas.
¿Hay algo común entre la historia “subjetiva”, que está constituida por las observaciones y anotaciones del historiador, y la historia “objetiva”, constituido por el movimiento que el historiador trata de determinar, que es la propia historia? Pues, a mi opinión si existe. En primer lugar, la historia objetiva y la historia subjetiva son inseparables. Sin un objeto, no puede haber investigación, y sin un investigador no puede haber ningún objeto o, por lo menos, ningún objeto puede ser conocido por el hombre como no sea a través de una investigación. En el segundo caso, el sujeto de una investigación histórica es, al mismo tiempo, uña y carne del objeto que está estudiando; es decir, tanto el sujeto, el investigador, como el objeto flotan en la misma corriente del tiempo
Este doble papel del historiador resulta evidente, por ejemplo, en el caso de Tucidides, que era un combatiente de la guerra ateniense-peloponesica antes de convertirse en el gran historiador de ella. Quizá no habrá tenido Tucidides su oportunidad de escribir su historia sino hubiera tenido la desgracia de fracasar la operación naval que él mandaba por parte ateniense. Sus conciudadanos desahogaron el mal humor que les causó la caída de Anfípolis, desterrando al infortunado comandante naval, y este retiro no deseado de la vida pública hizo que Tucidides dispusiera de tiempo libre para investigar y escribir, y que tuviera la oportunidad de dedicar sus investigaciones históricas a los participantes de esa guerra, a ambos lados del frente. Como historiador, tucidides ha hecho un relato de la operación naval fracasada que el mismo había dirigido como oficial de marina, y en este caso, ninguna persona que sepa de este tema, podrá negar que éste oficial-historiador “ha corrido con la liebre y ha cazado con los perros” ,es decir fue parte de su misma investigación histórica. Pero todo historiador, lo mismo que Tucidides, está dentro de la historia que observa y registra; porque, aun cuando un historiador no este escribiendo la historia de su propia época ni de su propio país, está escribiendo sobre acontecimientos humanos ocurridos en alguna fecha y en algún lugar de la superficie de éste planeta, y él, lo mismo que cuyas personas cuyas experiencia está investigando, es un ser humano que vive en el mismo mundo.
De hecho, todo historiador está registrando algún movimiento anterior que descendía por un curso más alto del rio que le arrastra a él mismo; y el que una época pasada particular que está estudiando puede encontrarse relativamente cercana o relativamente remota de su propia época, constituye una diferencia de menor importancia. De todas formas, el historiador y sus objetos de estudio son arrastrados rio abajo por la misma corriente. Se verá, pues, que el historiador se encuentra en la misma situación que el astrónomo. Tanto los historiadores como los astrónomos han supuesto algunas veces, que estaban observando movimiento de astros o de personas desde un punto de la orilla. Pero un observador que estuviese en esa posición no formaría parte de la misma corriente de su propio mundo; es decir, sería el mismísimo Dios, y ningún historiador ni astrónomo podría afirmar que tiene el ojo de Dios para ver el mundo desde una solo u única perspectiva. Por consiguiente, el historiador es un observador móvil y a la vez un objeto de su propia investigación si el punto de análisis sea su propia época o acontecimientos ligados a este personaje; sin olvidar que siguen relativamente el transcurso de una corriente de tiempo-espacio.
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