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El Mito De La Serpiente Emplumada Entre Mitos Y Leyendas Crecimos Y Vivimos En Santa Ana. Vicente Barreno, El Cuentero Del Cerro, Va más Allá De La Vida Real Del Cerro Santa Ana. Su Imaginación Que Es Un Volantín De Sueños Lo Lleva Al Mundo De Los M


Enviado por   •  31 de Mayo de 2015  •  552 Palabras (3 Páginas)  •  822 Visitas

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El mito de la serpiente emplumada

Entre mitos y leyendas crecimos y vivimos en Santa Ana. Vicente Barreno, El Cuentero del Cerro, va más allá de la vida real del Cerro Santa Ana. Su imaginación que es un volantín de sueños lo lleva al mundo de los mitos y las leyendas con lo que da vida imaginaria a la montaña. El mito habita en él. Cuenta que en el Cerro hay una serpiente encantada vestida de un luminoso plumaje con colores atornasolados, similares a las plumas del faisán. Que esa serpiente es un genio que cuida el Cerro, y por eso, muchas veces en la quietud de la montaña, la gente ha escuchado voces, secreteos, carcajadas, gritos, acordes de violines y muchos otros ruidos.

Que una vez estando de visita en el Cerro, como a eso de las seis de la mañana, él escuchó el grito de la culebra, pero no la llegó a ver… “Qué lástima, porque a mí me habría gustado mucho admirarla, aunque fuera de lejos”, confiesa acongojado, mi hoy anciano padre.

Que en otra ocasión volvió a subir al Cerro acompañado por Goyito Villa, quien por momentos se quedó callado para decirle que por ahí cerca alguien se estaba riendo a carcajadas. Él le respondió que se quedara callado, que ni le susurrara nada, porque esas eran las risas de un genio que en forma de serpiente cuidaba el Cerro.

Que Roso Méndez, oriundo de Misaray; Antonio Quero, residente en Machoruca, y Pedro Juan Dávila y Luis Caguado, nativos de Santa Ana, la han visto y oído sus gritos, quedando asombrados por lo horripilante que se escucha y la luminosidad de su cuerpo, tan distinto al de las culebras de los montes santaneros. Todos ellos confesaron las formas como la percibieron en los momentos respectivos.

Roso dijo que la vio pasar lanzando gritos por encima de lo más alto del picacho central del Cerro, y que le dio mucho miedo porque los chillidos eran horrorosos, tan así que los demás animales que hacen vida diaria en la montaña salieron despavoridos a protegerse en sus nidos y cuevas.

Antonio Quero también afirma que la vio y lo encandiló con sus ojos luminosos que eran muy brillantes e impresionantes muy parecidos a dos platos de aluminio, agregando que la culebra mide como unos 15 metros de largo y a medida que avanza va levantando las plumas como si fuera un pavo real.

Pedro Juan y Luis cuentan que escucharon los gritos del reptil mientras pastoreaban las cabras hacia los corrales de sus casas, en horas de la tarde. Dijeron que eran unos gritos tan, pero tan fuertes, que “…casi nos se reventaban los oídos”.

El Cuentero afirma que en otrora, la gente santanera decía que cuando la serpiente gritaba o bordeaba el Cerro el año iba a ser muy próspero, que iba a llover mucho y todo esto sería muy bueno

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