Reconocer diferencias entre Mito y leyenda
evelynjimenita6 de Octubre de 2012
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Actividad Nº 1, Tipos de mundo.
Objetivo: Reconocer diferencias entre Mito y leyenda.
1.- Lee los ejemplos de Mito y leyenda, respectivamente, con su compañero (a).
Tentenvilú y Caicaivilú
Hace miles de años, la zona de Chiloé era tierra firme pero de pronto, apareció Caicaivilú serpiente del mal, enemiga de la vida terrestre, animal y vegetal, y para incorporar a sus dominios marinos inundó todo el territorio; el nivel de las agua subió, amenazando transformarlo todo en un extenso mar. Cuando esto parecía realidad, hizo su aparición Tentenvilú o la serpiente del bien, diosa de la tierra y de la fecundidad, fuerza creadora de los animales y, en general de todo lo que en ella crece. Espíritu bondadoso, que vela y protege sus dominios de las amenazantes invasiones del mar. Esta ayudó a los chilotes a trepar a los cerros y a los que fueron atrapados, los dotó del poder de las aves y peces, para que no perecieran ahogados. Pero no bastó: Caicaivilú, siguió elevando el nivel de las aguas, entonces Tentenvilú, en un esfuerzo supremo empezó a elevar el nivel de los cerros que sobresalían del mar. Por muchos años continuó esta lucha de las dos serpientes, hasta que triunfó por fin Tentenvilú; quedando los extensos valles sepultados en el fondo del mar y los cerros convertidos en bellas islas. Así se transformó en el actual Archipiélago de Chiloé.
en Tesoro mitológico del archipiélago de Chiloé.
La novia de Azapa
En cierta humilde choza del valle de Azapa, que rodeaba higueras y ampulosos y fragantes cuadros de claveles, hace pocos años vivía una hermosa joven de raza negra. Sus plácidas pupilas eran dos fascinantes discos de ébano flotando en la albura de los ojos. Su boca, de labios carnosos, estaba enjoyada con blancos y firmes dientes, que asomaban exquisitamente cuando la niña reía o cantaba porque era feliz e irradiaba júbilo a su alrededor. La conocían como la novia de Azapa, era linda y hacendosa.
En los opulentosos días del puerto libre, con sus ahorros compró un ajuar de novia del más fino corte, hecho en seda crujiente y nivea. Ella decía con acento de sinceridad conmovedora, que el traje tenía el color de su castidad. Y no mentía.
La tarde de la boda, inquieta por la tardanza del automóvil que debía conducirla hasta la iglesia, salió al medio del camino. Sus ojos sólo miraban hacia la ciudad, donde un novio enamorado la esperaba para hacerla su esposa.
El caro ensueño iba, por fin, a tomar las formas de la realidad. Ella, radiante en el vaporoso nimbo de su velo, tejido por las hadas con la nivea espuma de un océano paradisíaco, apretaba dulcemente contra el seno un ramo de claveles y rosas, muy blancos. Las flores juntaban su fragancia en la noche nupcial, que empezaba a caer sobre el valle, parpadeante de estrellas y saturada de murmullos hechiceros, con los faros apagados, como fiera embrutecida, surgió desde las sombra un vehículo a gran velocidad que llevaba a la muerte enredada en su bulto horripilante. Allí quedó la hermosa negrita, envuelta en alburas y en rojas manchas como flor rojinegra salpicada de pétalos y hojarasca.
Dicen que el valle entero lloró a la luz y primorosa beldad. El cielo se cubrió de lágrimas parpadeantes, que descendieron tristemente a la tierra. El llanto vagabundo entre los viejos olivares gimieron los troncos de las higueras como si un hacha inclemente les rebanase el escondido corazón. Las altas cañas del maíz inclinaron sus mazorcas y en los tomatales, los campesinos mostraron conmoción en profundos sollozos.
Las cosas enmudecieron, entonaron las puertas de los habitantes del valle, las chozas, humilde y melancólica pronto quedó llena de flores y de cirios temblorosos.
¡Pobre negrita de los sueños blancos! desventurada soñadora del ajuar importado de París. Allí estaba, en su caja, amortajada en el atavío
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