El deporte
dein30 de Septiembre de 2014
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sdfghjklñdfghjklEl deporte es la síntesis de la relación entre físico y mente sanos. También ofrece una conexión espiritual, ya que conlleva al concepto de la superación personal y la búsqueda del bienestar. La idea no es nueva, los antiguos griegos fueron precursores en la gratificación del cultivo del cuerpo humano
Hoy en día, en el mundo globalizado, el deporte es sinónimo de vanidad, ganancias materiales, trivialidades y fruslerías que opacan los preceptos helénicos hasta el punto de excluirlos de la conciencia y convertirlos en ideales, utópicos y abstractos, imposibles de alcanzar.
Sin embargo, las religiones en su búsqueda por trascender el plano físico rescatan las premisas espirituales del deporte, desde crear un balance en el individuo hasta superar las limitaciones de la persona. El budismo, una doctrina más cercana a la filosofía que a la religión, aboga por los valores intrínsecos del atletismo.
Marco Antonio Karam, director de Casa Tíbet México, expresó que el budismo: “Es una tradición que se centra en la necesidad de encontrar una dimensión de genuina salud y bienestar para la totalidad de los aspectos y características que comprenden al ser humano en términos generales”.
Además, aclaró que el deporte “es un medio a través del cuál nosotros podemos darle salud al cuerpo para hacer que éste sirva como soporte adecuado para la mente y sus funciones, lo que facilita que trabaje de manera óptima”.
Entre las disciplinas que Karam señaló como medio para facultar a la mente de una mayor claridad, sobresalen el Kung Fu, el Karate, el Judo y la Yoga, todas, artes marciales provenientes de Oriente.
Si bien el budismo busca la integración espiritual en la relación cuerpo-mente, rechaza que las contiendas internacionales, como Juegos Olímpicos o Mundiales de futbol, más allá de resaltar las cualidades humanas, se inclinen únicamente hacia los bienes materiales dejando a un lado el verdadero valor de la competencia.
“Las contiendas es sí mismas no son algo malo, pueden ser muy positivas, pero cuando están ensimismadas en antivalores, se torna un tópico mucho más espinoso y complejo”, explicó el director de Casa Tíbet.
Para Karam esos antivalores están reflejados en la tauromaquia y en el boxeo. Sobre las corridas de toros opinó que es una actividad “salvaje”, pues requiere de “martirizar animales para que el público esté contento”. Agregó: “Deberíamos invertir el papel y quizá hacer un deporte de pinchar y torturar al amante de la fiesta brava hasta que pueda generar empatía con un animal sintiente”.
También criticó al boxeo al referir que se basa en la agresión del cuerpo, además de crear dolor en la persona, pero que en este caso ambos seres humanos deciden libremente llevar a cabo dicha actividad.
“Una sociedad sana que busca valores genuinos o un bienestar necesita del deporte, por eso las contiendas son positivas siempre y cuando no estén contaminadas por variables negativas”. Para separar el bien material del bien espiritual, Karam argumentó que el deportista requiere de una mente en balance para desarrollarse y establecer un vínculo con el mundo del deseo, a través de una estabilidad emocional que le permita ser inteligente y hábil para evolucionar.
En el budismo no hay diferencia entre la victoria y la derrota. “Mientras el individuo dé lo mejor de sí dentro de una competencia, ese esfuerzo es en sí una victoria, un triunfo sobre sí mismo”.
Lamentablemente, los atletas necesitan de resultados favorables para compenetrarse en un círculo de ganadores, en una elite que adopta el triunfo como un estilo de vida. Pero la mayoría de los competidores no alcanzan los primeros planos, sintiéndose vencidos y frustrados, es donde el
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