Ergonomia
vpg832 de Septiembre de 2012
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FALLAS DE MATERIALES
En su mayoría, las fallas en las máquinas se deben a cargas que varían
con el tiempo y no a cargas estáticas: Estas fallas suelen ocurrir a niveles de esfuerzo
muy por debajo del límite elástico de los materiales. Por lo tanto, de manejar sólo las
teorías de fallas estáticas presentadas en algunos libros, puede llevar a diseños poco
seguras cuando las cargas sean dinámicas.
Este fenómeno se observó por primera vez en los años 1800, cuando
empezaron a fallar ejes de los carros de ferrocarril después de sólo poco tiempo de
servicio. Estaban fabricados de acero dúctil, pero mostraban falla súbita de tipo frágil.
En 1843 Rankine publicó un estudio “Sobre las causas de la ruptura inesperada de
los rodamientos de los ejes de ferrocarril” en el cual postuló que el material se había
“cristalizado” y hecho frágil debido a los esfuerzos fluctuantes. Los ejes se habían
diseñado según todos los conocimientos de ingeniería disponibles a la fecha,
conocimientos que se basaban en experiencia adquirida con estructuras cargadas
estáticamente. Las cargas dinámicas eran entonces un fenómeno nuevo, resultado de
la introducción de maquinaria movida por vapor. Estos ejes estaban fijos a las ruedas, y
giraban junto con ellas. Por lo que el esfuerzo a flexión en cualquier punto de la
superficie del eje variaba cíclicamente de positivo a negativo. Un ingeniero alemán,
August Wohler, hizo a lo largo de un periodo de 12 años la primera investigación
científica en lo que se conocía como fallas por fatiga. Probó los ejes hasta la falla, en
el laboratorio, bajo cargas totalmente alternantes. Publicó sus resultados en 1870, que
identificaban como “culpable” al número de ciclos de esfuerzo en concordancia con su
variación en tiempo, y encontró la existencia de un límite de resistencia a la fatiga
para los aceros, es decir, un nivel de esfuerzos que puede ser tolerable para millones
de ciclos de esfuerzos totalmente alternantes. El término “fatiga” fue aplicado por
primera vez a esta situación por Poncelet en 1839. Todavía no se entendía el
mecanismo de las fallas, y la apariencia frágil de la superficie de falla en un material
dúctil hizo que se especulara que de alguna manera el material se había “cansado” y
de hecho frágil debido a la oscilación de las cargas, Wohler demostró después que las
mitades rotas de los ejes seguían siendo tan resistentes y dúctiles a los ensayos a
tensión como el material original. Sin embargo se retuvo el término falla por fatiga y
se sigue manejando para describir cualquier falla debida a cargas que varían con el
tiempo.
La falla por fatiga es causa de un costo importante en la economía.
Dowling propone, con base en datos del informe del gobierno de Estados Unidos por
Reed y colaboradores que:
“El costo anual para la economía de Estados Unidos por fatiga de los materiales,
en dólares de 1982, es de alrededor de 100.000 millones, correspondiendo a
aproximadamente el 3% del producto bruto (PNB). Estos costos provienen de la
ocurrencia o prevención de fallas por fatiga en vehículos terrestres, vehículos
sobre rieles, aeronaves de todo tipo, puentes, grúas, equipos de plantas
generadoras de energía, estructuras de pozos petroleros submarinos y una
amplia variedad de maquinaria y equipos varios, como artefactos domésticos,
juguetes y equipo deportivo.”
El costo también puede implicar vidas humanas. La primera aeronave a
reacción comercial para pasajeros, el COMET británico, sufrió dos accidentes graves
en 1954, debido a fallas por fatigas causadas por los ciclos de presurización y
despresurización de la cabina. Más recientemente en 1988 un Boeing 737 de Hawaian
Airlines perdió un tercio de la parte superior de su cabina en pleno vuelo, a 25.000 pies
de altitud. Aterrizó con pérdidas mínimas de vidas. Hay muchos otros ejemplos
recientes de falla por fatiga de tipo catastrófico. En los últimos 150 años se ha
trabajado mucho a fin de determinar el mecanismo real de la falla por fatiga. Las
demandas impuestas desde la Segunda Guerra Mundial sobre los materiales, en
aplicaciones para aeronaves aéreas y aeroespaciales han motivado crecientes
desembolsos en la investigación científica de este tema y ahora está razonablemente
bien comprendido, aunque los investigadores siguen buscando respuestas a preguntas
sobre el mecanismo de fatiga.
Las fallas por fatiga siempre empiezan en una grieta. La grieta pudiera
haber estado presente en el material desde su manufactura o haberse presentado a lo
largo del tiempo por causa de las deformaciones cíclicas cerca de las concentraciones
de esfuerzos.
Fisher y Yen han demostrado que casi todos los miembros estructurales
contienen discontinuidades, desde microscópicas (<0,001pulg) hasta macroscópicas,
introducidos en el proceso de fabricación. Las grietas por fatiga se inician en una
muesca o en otra concentración de esfuerzo (Utilizaremos el término general muesca
para representar cualquier contorno geométrico que incremente esfuerzo local). Las
fallas frágiles de algunos de los buques cisternas de la Segunda Guerra Mundial, fueron
achacadas a grietas que empezaron en un electrodepósito dejado por algún soldador
descuidado: Las fallas del Comet se iniciaron en grietas menores de 0,07 pulg. de
largo, cerca a las esquinas de las ventanillas, que eran casi cuadradas, las que
aportaban por ello altas concentraciones de esfuerzos.
Hay tres etapas de fallas por fatiga, la iniciación de la grieta, la
propagación de la grieta y la fractura súbita causada por el crecimiento inestable
de la grieta
Etapa de Iniciación de las Grietas
Suponga que el material es un metal dúctil que al ser fabricado, no tenía
grietas, pero tiene la colección normal de partículas, inclusiones, etcétera, comunes en
materiales de ingeniería. A escala microscópica, los metales no son homogéneos ni
isotrópicos. Suponga además, que hay algunas partes de concentración geométrica de
esfuerzos (muescas) en localizaciones de esfuerzo significativo variando con el tiempo,
que contienen un componente a tensión (positivo). Como los esfuerzos en la muesca
oscilan, puede ocurrir fluencia plástica local debido a concentración de esfuerzos, aún
cuando el esfuerzo nominal en la sección esté muy por debajo del límite elástico del
material. La fluencia plástica local causa distorsión, creando bandas de deslizamiento
(regiones de deformaciones intensas producidas por movimientos cortantes) a lo largo
de los bordes cristalizados del material. Conformen los esfuerzos se alternan, aparecen
más bandas de deslizamiento, las que forman grietas microscópicas. Aun en ausencia
de muescas (como en las probetas lisas) este mecanismo sigue funcionando, siempre
que en alguna parte del material se haya excedido el límite elástico. Los huecos o
inclusiones preexistentes servirán como elevadores de esfuerzo para la iniciación de la
grieta.
Los materiales menos dúctiles no tienen la misma capacidad de fluencia
plástica que los dúctiles y tenderán a generar grietas con mayor rapidez. Son más
sensibles a las muescas. Los materiales frágiles (especialmente los fundidos) que no
tienen fluencia pueden pasar por alto esta etapa inicial y llegar directamente a la
propagación de grietas, en sitios de los huecos o inclusiones existentes, que sirven
como microgrietas.
Etapa de Propagación de las Grietas
Una vez establecida una microgrieta (o si está presente desde el inicio),
se hacen operables los mecanismos de la mecánica de fracturas. La grieta aguda crea
concentraciones de esfuerzos superiores a los de la muesca original, lo que provoca
una zona plástica en el extremo de la grieta cada vez que el esfuerzo a tensión lo abre,
lo que achata su extremo y reduce la concentración efectiva de esfuerzos. La grieta
crece un poco. Cuando el esfuerzo se alterna desde un régimen de esfuerzo a
compresión hasta cero o hasta un esfuerzo a tensión lo bastante inferior, la grieta se
cierra, la fluencia plástica cesa momentáneamente y de nuevo la grieta se vuelve
aguda, aunque con una dimensión mayor. Este proceso continúa en tanto el esfuerzo
local en la punta de la grieta esté alternando desde por debajo del punto de fluencia a
tensión, hasta por encima. Por lo que el crecimiento de la grieta se debe a esfuerzos
a tensión, y la grieta crece a lo largo de planos normales al esfuerzo máximo a
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