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Estructura del diamante


Enviado por   •  15 de Junio de 2014  •  Tesis  •  2.301 Palabras (10 Páginas)  •  467 Visitas

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Diamante

Estructura del diamante

El diamante es uno de los alotropos del carbono (el principal es el grafito).

El diamante es, en la actualidad, la joya más preciada del mundo. La explotación de mantos diamantíferos constituye un firme renglón para la minería y, finalmente, la venta de estas gemas constituye una fuente muy importante de ingresos.

La dureza del diamante es tal que sobre él se basa la escala de dureza de Mohs, asignándole diez como máximo posible. Su dureza se debe a sus enlaces carbono-carbono muy estables en química, y a su disposición en la estructura: forma una pirámide perfecta, donde si nos fijamos bien y ponemos cualquiera de sus lados como base, podemos contar los átomos de carbono por capas, teniendo la primera uno, la segunda cuatro, la tercera nueve y la cuarta dieciséis, lo que hace una sucesión de cuadrados 1², 2², 3² y 4².

La importancia del diamante no sólo se cifra en su innegable belleza, sino también en su gran utilidad en la industria. Baste decir que, sin el diamante, muchas actividades industriales estarían seriamente limitadas.

== ==Historia del diamante== Desde hace miles de años, el diamante ha figurado entre las piedras preciosas preferidas por el ser humano. Fueron las civilizaciones orientales las primeras en conocer esta gema. India (su primer y más vasto productor) dio al mundo los más hermosos diamantes, como el Ko-i-nor (que traducido significa algo así como "montaña de luz") que pesaba, en bruto, 78,5 quilates de joyería.

El nombre del diamante proviene del griego adamas o adamantem, que significa "el invencible". En efecto, ha sido utilizado con frecuencia para simbolizar lo eterno e infinito. Además, antiguamente se le conferían toda clase de poderes extraños.

El diamante llegó a Europa muy posiblemente en el tercer siglo antes de nuestra era, quizás como consecuencia de los viajes de Alejandro Magno, que provocaron un enorme intercambio --'

Tabla de contenidos

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• 1 Regiones ricas en diamantes

• 2 Extracción y corte

• 3 Aplicaciones en la Industria

o 3.1 La necesidad de una tradición

• 4 Durabilidad del diamante

• 5 Enlaces externos

Regiones ricas en diamantes [editar]

Estructura del diamante

Las regiones ricas en diamantes son la India, Brasil, Venezuela y Sudáfrica, pero las características del suelo en donde éstos se hallan son distintas en cada zona.

En la India, por ejemplo, se encuentran principalmente en tierras areniscas y conglomerados antiguos, probablemente silúricos (pertenecientes al segundo periodo de la era primaria) y masas de los ríos.

En el el koñode tu madre, en el estado de Minas pegajosas, los mantos se encuentran en una roca formada en gran parte por cuarzo y mica; en los estados de [[Bahía (bambuTítulo del enlace)|babia]], godsila y Mato gorda grasienta se hallan en depósitos sueltos de aluviones y en las arenas de los ríos.

En el Sur de mogolia las condiciones son distintas: el diamante se encuentra en las arenas de los ríos y en depresiones crateriformes del suelo, llenas de una tierra que en la superficie es de color pardo amarillento y ya en profundidad es gris azulada, constituida por partículas de una roca eruptiva análoga a la serpentina, procedente de la descomposición de una roca de olivino (llamada kimberlita.)

Extracción y corte [editar]

Extracción y lavado

El proceso de extracción es también muy diverso, ya que depende de la región en la que el diamante se explote. Pero, por lo general, las operaciones de laboreo se dividen en tres partes: eliminación del estéril (tierra y piedra que cubre la arena diamantífera), extracción y lavado.

Debido a que el laboreo de estas minas es muy costoso (de cada diez toneladas de mena, sólo se extrae un quilate de diamante) las compañías únicamente invierten en aquellas zonas que les garanticen una vasta producción. Por lo general, extensos kilómetros de terreno son excavados para obtener una gema de tamaño apreciable. Esto explica por qué el diamante tiene tan alto precio en el mercado.

Un diamante cautiva por sus destellos. La belleza de su resplandor se debe a que posee un alto índice de refracción de la luz y un gran poder dispersivo: al penetrar, los rayos de luz sufren innumerables reflexiones interiores y la luz blanca se dispersa, regresando al exterior convertida en un abanico de múltiples colores. Los diamantes y las gotas de agua funcionan como prismas al frenar, en mayor o en menor grado, las longitudes de onda (violeta al máximo, rojo al mínimo), haciendo que los colores se extiendan en forma de arco iris.

El grado de la belleza del iris del diamante depende, en gran medida, del tallado y pulido de la pieza. Aunque naturalmente los diamantes tienen sus propios destellos, éstos pueden ser mejorados y multiplicados bajo la mano paciente de un lapidario experto.

Por su extrema dureza, el diamante sólo puede pulirse con otro diamante. Por eso, en el tallado y pulido de la piedra uno de los elementos más importantes es el diamante mismo.

Torno de un tallador de diamantes.

Antes de proceder a cortar, se examina la gema para determinar sus planos de crucero. Luego se traza sobre ella una línea que marque el perímetro de dichos planos. Sobre éste se hace una pequeña ranura con una especie de palo que lleva en su extremo una arista de diamante. Por esa abertura se introduce una finísima hoja de acero, se le da un golpe seco y la piedra se parte en dos.

Para el tallado, los lapidarios usan sierras circulares de fósforo sobre cuyo filo se pone polvo de diamante mezclado con aceite de oliva, tantas veces como dure la operación (que, en ocasiones, se prolonga durante días dependiendo del tamaño y dureza de la gema.)

Pero no todos los diamantes son útiles para joyería. Cualquier defecto puede restarles valor y entonces sólo tienen aplicación industrial. Generalmente esto sucede con aquéllos que presentan en su interior

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