Evaluación De La Aptitud Fisica
p.chichiani16 de Abril de 2015
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RESUMEN
La evaluación es un proceso que identifica, capta y aporta la información que apoya la toma de decisiones y retroalimenta a los responsables y participantes de los planteamientos, acciones o resultados del programa al que se aplica. Es un proceso que procura determinar, de manera más sistemática y objetiva posible, la pertinencia, eficacia, eficiencia e impacto de actividades a la luz de los objetivos específicos.
La actividad física regular incrementa la capacidad de ejercicio y la aptitud física, lo cual deriva en beneficios para la salud. La precisa cuantificación de la actividad física y de la aptitud física se ha vuelto una herramienta esencial en términos de salud y de efectividad de los programas de intervención. En este manuscrito se presenta una revisión de los aspectos más destacados de la actividad física y la aptitud física. Para la valoración de la aptitud física, se pueden distinguir los test de laboratorio y los tests de campo. Por ejemplo el Eurofit para Adultos es una batería de tests que ha sido diseñada para valorar la aptitud física de los individuos, comunidades, sub poblaciones y poblaciones. Se utiliza principalmente para evaluar los componentes morfológicos, musculares, motores y cardiorrespiratorios. En el laboratorio, la capacidad de ejercicio se valora preferentemente a través de test máximos progresivos de ejercicio. La evaluación cardio-pulmonar, es un procedimiento bien establecido que provee un amplio diagnóstico clínico e información de pronóstico. El consumo máximo de oxígeno es lo que se denomina “Gold Estándar” en la valoración de la tolerancia al ejercicio. Cuando la realización de ejercicio máximo está contraindicada o no está disponible el material necesario, el VAT o las pendientes submáximas pueden proveer alternativas razonables. El concepto de aptitud física relacionada con la salud hace referencia al estado de características físicas y fisiológicas que definen los niveles de riesgo para el desarrollo prematuro de enfermedades y condiciones mórbidas presentando una relación con el estilo de vida sedentario. La aptitud física relacionada con la salud de una persona puede expresarse a través de cinco componentes: un componente morfológico (masa corporal por talla, composición corporal, distribución de la grasa subcutánea, grasa abdominal visceral, y densidad ósea); un componente muscular (fuerza, potencia o fuerza explosiva, fuerza isométrica, resistencia muscular) un componente motor (agilidad, equilibrio, coordinación, velocidad de movimiento), un componente cardiorrespiratorio (resistencia o capacidad de ejercicio submáximo, potencia aeróbica máxima, función cardíaca, función pulmonar, presión sanguínea); un componente metabólico (tolerancia a la insulina, sensibilidad a la insulina, metabolismo de los lípidos y las lipoproteínas, características de la oxidación de sustratos).
INTRODUCCIÓN
La inactividad física es un creciente problema de salud. Los estudios epidemiológicos han demostrado que un estilo de vida sedentario puede contribuir al temprano comienzo y a la progresión de enfermedades arteriotrombóticas cardiovasculares y a enfermedades asociadas duplicando el riesgo de muerte prematura (Blair et al., 1995, Leon et al., 1987, Paffenbarger et al., 1993, Wannamethee et al., 1998). En una revisión descriptiva (Powell et al., 1987) y en un meta-análisis (Berlin and Colditz, 1990), las asociaciones entre la actividad física profesional (17 estudios, 623653 sujetos) o las actividades físicas recreativas (21 estudios, 181495 sujetos) y la mortalidad cardiovascular han quedado claramente demostradas. La actividad física aeróbica regular incrementa la capacidad de ejercicio y la aptitud física, lo cual deriva en numerosos beneficios para la salud (De Backer et al., 2003, Fletcher et al., 1996). La actividad física a su vez se ha relacionado con la reducción de la mortalidad cardiovascular (Blair et al., 1996, Myers et al., 2002) e incluso pequeñas mejoras en la aptitud física pueden reducir la mortalidad (Erikssen et al., 1998). En la enfermedad crónica, la actividad física tiene un efecto favorable en pacientes con diabetes mellitas tipo II (ACSM, 2000b, Boule et al., 2001, Eriksson, 1999) y cáncer (Byers et al., 2002, Courneya and Friedenreich, 1999) y un efecto protector contra el desarrollo de la hipertensión (Fagard, 2001, Petrella, 1998)y la obesidad (Blair and Brodney, 1999, Seidell et al., 1999). También se ha descrito el efecto de prevención de un alto nivel de aptitud física en pacientes con enfermedad cardíaca isquémica (De Backer, 2003, Vanhess, 1994; Kavanagh, 2002).
Aunque tanto la actividad física como la aptitud física están relacionadas con la mortalidad, las relaciones entre actividad física, aptitud física y salud son complejas. Bouchard y Shepard (1994) propusieron una aproximación conceptual para estas relaciones. Su concepto de aptitud física relacionada con la salud indica que la actividad física muestra una interacción con la aptitud física relacionada con la salud y con la salud misma (ver Figura 1). El concepto de aptitud física relacionada con la salud hace referencia al estado de características físicas y fisiológicas que definen los niveles de riesgo para el desarrollo prematuro de enfermedades y condiciones mórbidas presentando una relación con el estilo de vida sedentario. La aptitud física relacionada con la salud de una persona puede expresarse a través de cinco componentes:
1. un componente morfológico (masa corporal por talla, composición corporal, distribución de la grasa subcutánea, grasa abdominal visceral, y densidad ósea);
2. un componente muscular (fuerza, potencia o fuerza explosiva, fuerza isométrica, resistencia muscular)
3. un componente motor (agilidad, equilibrio, coordinación, velocidad de movimiento)
4. un componente cardiorrespiratorio (resistencia o capacidad de ejercicio submáximo, potencia aeróbica máxima, función cardíaca, función pulmonar, presión sanguínea); y
5. un componente metabólico (tolerancia a la insulina, sensibilidad a la insulina, metabolismo de los lípidos y las lipoproteínas, características de la oxidación de sustratos)
El concepto postula que el ejercicio tiene una influencia directa sobre la aptitud física, tal como la resistencia, la fuerza, la flexibilidad y la coordinación y sobre numerosos parámetros relacionados con el estatus de salud (composición corporal, presión sanguínea, tolerancia a la glucosa, y niveles de lípidos y lipoproteínas). En la investigación clínica, varios de estos componentes son considerados como precursores de enfermedades y comúnmente son identificados como factores de riesgo. Existen numerosos tests para medir la actividad física y la aptitud física, que van desde cuestionarios, pasando por simples tests de campo hasta complejos tests de laboratorio.
El objetivo principal de la evaluación funcional del atleta es medir su capacidad de eficiencia en relación con la disciplina específica en cuestión. Los atletas son individuos que deben tener, e incrementar, las cualidades psicológicas, biomecánicas y fisiológicas requeridas por su deporte. Dicho de otro modo, deben tener o desarrollar cualidades que se ajusten al modelo biofisiológico, técnico y psicológico considerado necesario para dicha disciplina deportiva (Dal Monte, 1996). La evaluación fisiológica de los atletas de elite requiere de la correcta identificación y valoración de los factores subyacentes específicos del deporte (Bosquet, 2002). Actualmente se reconoce que el rendimiento en eventos de larga duración es determinado por el consumo máximo de oxígeno (VO2máx), por el costo energético del ejercicio y por la utilización fraccional máximo del VO2máx.
Figura 1. Modelo de las relaciones entre la actividad física, la aptitud física y la salud. Adaptado de Bouchard and Shephard (1994).
Por consiguiente, está claro que la evaluación funcional de un atleta no puede limitarse a la aplicación de pruebas “genéricas”; sino que deben idearse métodos de estudio que subrayen las características funcionales mostradas por diversos órganos y sistemas durante la práctica de cada deporte de competición a fin de proporcionar datos y teorías fiables y útiles a los investigadores, expertos y atletas.
VALORACIÓN FISIOLÓGICA DE LA APTITUD FÍSICA
Desde que Sargent en (1921) propuso el salto vertical como tests para evaluar el rendimiento físico en los hombres, se ha producido un considerable cambio tanto en nuestro pensamiento respecto del rendimiento físico como respecto de la aptitud física y su medición. La aptitud física ha sido definida de muchas maneras, la Academia Americana de Educación Física ha adoptado la siguiente definición: “la Aptitud Física es la habilidad de realizar las tareas de la vida diaria con vigor, sin fatiga subyacente y poseer suficiente energía como para realizar actividades extras en el tiempo libre y además manejar apropiadamente el estrés físico que se produce en situaciones de emergencia” (Clarke, 1979). Con frecuencia se hace la distinción entre el componente orgánico y el componente motor. El componente orgánico con frecuencia se define como la capacidad de adaptarse y recuperarse luego de la realización de ejercicios vigorosos, y se relaciona con la producción de energía y con la producción de trabajo. El componente motor se relaciona con el desarrollo y la realización de tareas motoras. Ya desde principios de 1980 se ha distinguido entre la aptitud física relacionada con la salud y la aptitud
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