Globalización E Integración De La Economía De Venezuela

En el contexto de la globalización de la economía, este proceso se entiende en general como la integración de las economías locales a una economía nacional y de mercado mundial cuyos mecanismos de producción y de movimientos de capital se proyectan a nivel mundial. En ello es vital el papel que juegan empresas multinacionales y la libre circulación de capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo.

Por su lado, la integración económica viene a ser el esquema a través del cual los países buscan obtener beneficios mutuos mediante la eliminación progresiva de obstáculos en el comercio, es decir eliminar fronteras económicas.

Ahora bien, en el caso de Venezuela, el actual gobierno que data de 1999, la integración económica hemisférica es su máxima primicia en términos de política regional. De allí que conciba la globalización como un proceso político integral donde los intereses de poder son tan importantes como los intereses económicos, con tendencia hacia la concentración del poder económico en algunos actores transnacionales, y un creciente peligro de daño para los sectores más humildes y numerosos de las sociedades nacionales, que serían precisamente los primeros perjudicados con tanta concentración.

Es por ello que se apostó por un discurso capaz de crear un nuevo punto de vista sobre los nuevos problemas de los países de América Latina.

En este sentido se ha recurrido a la creación e integración de alianzas a nivel regional con países que simpatizan con su proyecto bolivariano, al tiempo que aplica una política de confrontación con otras naciones y organizaciones, especialmente Estados Unidos, al que a pesar de ser comprador de su crudo, lo califica de neoliberal e imperialista. Mientras tanto, a nivel interno se genera un inmenso y populista gasto social y se deja de lado al empresariado privado.

En esta apuesta a la economía regional y en oposición férrea a esa globalización, el gobierno venezolano propició, junto a Cuba, la creación (año 2004) de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), a la que se integraron Bolivia y Nicaragua, bajo el visto bueno de Ecuador, Haití, Antigua y Barbuda, República Dominicana y San Vicente y las Granadinas. El resto de la región latinoamericana está ganado a la idea de alcanzar el desarrollo con políticas de comercio internacional a través de los mejores acuerdos posibles.

El objetivo de la ALBA consiste en lograr bienestar social y asistencia recíproca a través de la entrega de petróleo venezolano y de gas boliviano a bajo precio, mientras Cuba pone a la disponibilidad sus médicos, docentes y asistencia técnica. Se promueve además la educación, la democracia participativa y la reforma agraria.

En materia económica, Venezuela decidió adoptar otras formas de integración, como acuerdos de alcance parcial, de complementación económica y de libre comercio.

Es el caso del Tratado de Montevideo (ALADI o Asociación Latinoamericana de Integración y el Acuerdo de Complementación Económica Venezuela-Mercosur, al que por cierto recién logró su ingreso oficial tras una larga oposición por parte de Paraguay.

El ingreso del país al Mercosur sería un mecanismo que le permitiría aludir a la alianza estratégica

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